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La mitad de la población de Colombo vive en chabolas

La mitad, de la población de Colombo, la capital de Sri Lanka, vive en chabolas o villas miseria. Son unas 40.000 familias, aproximadamente un cuarto de millón de personas, que se hacinan en los llamados gardens (jardines), carentes de los mínimos servicios sanitarios e higiénicos.El origen de estos gardens, creados tras el bombardeo de Colombo por los japoneses en la segunda guerra mundial, fue la paulatina retirada de las clases medias y acomodadas hacia las afueras de la capital.

Cuando el centro quedó prácticamente desierto, los inmigrantes comenzaron a construir chabolas de madera en los jardines de las villas abandonadas. Se calcula que hay unos 1.200 gardens en Colombo.

Por lo general, los gardens tienen una sola entrada, de la que salen varias callejas tortuosas de apenas dos metros de ancho. Las chabolas no suelen tener ventanas y se componen de una o dos estancias donde con frecuencia viven hasta 10 personas. Suele haber una sola letrina y un grifo de agua corriente.

El sueldo medio de los afortunados con empleo fijo es de unas 300 rupias mensuales (2.100 pesetas). La mayoría, sin embargo, no tiene trabajo y se busca la vida como puede, casi siempre mediante la venta callejera. Uno de los responsables del garden de Dam Street asegura que no existe delincuencia ni problemas de convivencia entre los chabolistas.

Esa pretendida armonía se rompería días después, al estallar los disturbios raciales, en los que centenares de tamiles, la etnia minoritaria, fueron asesinados en los gardens y sus chabolas incendiadas.

Según James Grant, director ejecutivo de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), pese a que Sri Lanka está entre los veinte países más pobres del mundo, es, paradójicamente, uno de los más desarrollados. La esperanza media de vida (69 años) es mucho mayor que la que se da en las 40 naciones menos desarrolladas, que es de 51 años. La tasa de alfabetización es muy alta (85%) y la mortalidad infantil por cada mil nacimientos es de sólo 37, frente a los 130 de media en los citados cuarenta países.

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Este relativo bienestar se ha conseguido, explica Grant, mediante inversiones públicas en educación, sanidad y subsidios alimenticios, que han costado en las últimas dos décadas un 10% del Producto Nacional Bruto. Un gasto exagerado para los economistas clásicos, que auguraban un retraso del crecimiento económico, pero que la realidad parece haber desmentido, porque Sri Lanka ha progresado más que otros países de similar situación y sus indicadores sociales son mejores.

Pero, a pesar de esta situación comparativamente favorecida, todavía en Sri Lanka la mitad de los ingresos en hospitales se deben a trastornos intestinales provocados por las malas condiciones sanitarias, a lo que se suma con frecuencia la malnutrición.

Para paliar esta situación, la UNICEF, en colaboración con el ayuntamiento de la capital, ha emprendido el proyecto Colombo, un plan a cinco años que pretende dotar de las mínimas condiciones higiénicas y de agua potable a un 15% de las chabolas de la ciudad y que incluye la construcción de 1.400 letrinas y 750 fuentes. Además, se formarán profesionalmente, en cursillos de dos meses de duración, a un centenar de auxiliares sanitarios para trabajar en los gardens.

En sesiones de cine celebradas al aire libre se proyectan documentales y películas educativas norteamericanas, como Una familia limpia es una familia feliz, y dibujos animados de Walt Disney sobre la sanidad en las áreas rurales de Estados Unidos. Un auxiliar sanitario explica después los aspectos que no hayan quedado suficientemente claros. Los chabolistas participan con entusiasmo en el programa de la UNICEF, que consideran, sin embargo, insuficiente.

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