La reforma psiquiátrica en Andalucía, iniciada durante la transición política, en fase de estancamiento
La reforma psiquiátrica en Andalucía, iniciada en medio de grandes dificultades en los años de la transición política, parece haber entrado en una fase de estancamiento o, en todo caso, de indefinición. El cese del director de Los Prados, en Jaén, la no renovación de contrato de su colega de Sevilla y -el disgusto evidente del de Málaga ante la incomprensión de las autoridades socialistas configuran un panorama poco esperanzador para quienes creyeron que el cambio político consagraría una nueva concepción de la salud mental. El tema ha llegado al Parlamento andaluz, mientras el consejero de Salud y Consumo, Pablo Recio, asegura que no hay marcha atrás.
El presidente de la Asociación Andaluza de Neuropsíquiatría, Onésimo González, dirigía el pasado 21 de junio un escrito al consejero que éste niega el 12 d e julio haber recibido- solicitándole una entrevista urgente, "al objeto de examinar lo que está ocurriendo con la asistencia psiquiátrica en Andalucía". De esta forma, se daba oficialidad a la alarma provocada por los acontecimientos de los últimos meses en los sectores más progresistas de entre quienes se dedican en esta tierra a cuidar de la mente ajena.La carta era consecuencia directa de una asamblea celebrada por la asociación, en la que se constató la continuidad de las concepciones tradicionales en Córdoba, Granada y Cádiz, donde la falta de una política renovadora y la carencia de personal y presupuesto impiden cualquier innovación, y la crisis de las reformas iniciadas años atrás en Sevilla, Málaga y Jaén. "A la persistencia de situaciones manicomiales -vergonzantes que implican conculcación de derechos constitucionales reconocidos se une ahora la crisis de las experiencias transformadoras no hace mucho emprendidas en Sevilla, Málaga o Jaén", se dijo en aquella reunión.
Desmoralización y miedo
"El bloqueo y el retroceso parece ser la política de las diputaciones socialistas", denuncia Onésimo González, quien recuerda los compromisos adquiridos por el consejero de Salud y Consumo durante las jornadas psiquiátricas celebradas en Jaén en diciembre de 1982, y subraya la desmoralización y el miedo de los psiquiatras, psicólogos y asistentes sociales comprometidos con las ideas reformadoras ante la actitud de los responsables del PSOE al frente de los centros psiquiátricos afectados. La asamblea llegó también a una conclusión descorazonadora "No se puede esperar nada del actual poder político y es preciso retomar formas de presión y denuncia de hace 10 años".El ejemplo más reciente de esta contrarreforma que, a juicio de los críticos, se está produciendo, es el cese del doctor Enrique González Duro como director del sanatorio Los Prados, dependiente de la Diputación Provincial de Jaén a través de la Fundación Miguel Servet. Con su. contrato de cuatro años a medio cumplir y una labor elogiada por propios y extraños, González Duro fue destituido el 27 de junio pasado por medio de una carta en la que se le acusaba de incompetencia, indisciplina e insubordinación.
En su opinión, bajo el cese se vislumbra un cambio de rumbo en la asistencia psiquiátrica de la provincia, con el que se busca obtener una rentabilidad política inmediata.
El ex director de Los Prados indicó a EL PAIS que no podían acusarle de incompetencia cuando nadie ha evaluado la memoria de 200 folios sobre su trabajo durante el año 1982 y cuando hace más de un año que no consigue hablar con el presidente de la Diputación, Cristóbal López Carvajal, que fue quien le llevó a Jaén por su cualificación de psiquiatra, el mismo López Carvajal que el 12 de mayo opinaba así en la Prensa local: "Es un formidable psiquiatra, que ha realizado una extraordinaria labor al frente del sanatorio Los Prados".
La verdad es que a Enrique González Duro, que, ha promovido el trabajo en equipo y roto la jerarquización médica del hospital, le han atacado sordamente las fuerzas conservadoras de una capital tan provinciana como Jaén, donde se le critica por su vida privada y se le llega a acusar por alguna muerte por suicidio ocurrida durante su mandato, olvidando su lucha contra el manicomio como cámara de los horrores y sus logros evidentes en este terreno. En su opinión, la razón real del cese es que el PSOE tiene una nueva política: "El cambio es la contrarreforma.
Ocurre que la reforma psiquiátrica es conflictiva y, ahora que se está en el poder, se trata de evitar problemas a toda costa".
El caso de Málaga
En Málaga, la reforma aparece estancada a causa de la falta de medios y de una voluntad real de cambio, según personas independientes. Los 300 internos actuales se amontonan de mala manera (por ejemplo, en el pabellón de agudos hay 28 camas y los ingresados superan la cifra de 40). El personal comprometido con la experiencia transformadora tiene la moral baja y no siente el respaldo preciso de la Diputación, de quien depende el hospital, a lo que se añade el malestar creado por las citaciones judiciales a declarar en los numerosos casos de fugas de enfermos judiciales producidos en los últimos tiempos.José María García Herrera, director del centro, aunque niega los rumores sobre su dimisión, no oculta el malestar de todo su equipo con los responsables políticos que les dirigen. "No entienden bien esto de la reforma ni se les ve convencidos. No hay ruptura entre nosotros y ellos, pero tenemos dificultades para que comprendan nuestro trabajo", declaró a EL PAIS. El balance es, a su juicio, positivo en cuanto se ha humanizado la asistencia, se ha pasado de 600 a 220 enfermos en nueve años y se ha puesto en marcha un plan de sectorialización de toda la provincia, con consultas de salud mental en los barrios de la capital y las cabeceras de comarcas. Pero aún la Diputación quiere más ahorro (en farmacia se ha pasado de un gasto de 13 millones en 1978 a menos de un millón ahora), no garantiza la continuidad de los médicos y no da respuesta a la petición de que se organice una gerencia aparte de la dirección técnica del centro.
Los datos esenciales del caso de Sevilla son conocidos. Bajo la batuta de Manuel González de Chávez, presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, el Psiquiátrico de Miraflores ha experimentado un cambio radical en sus planteamientos, con mejoras que no niegan más que quienes perdieron poder tras su llegada. No obstante, la incomunicación total entre González de Chávez y el diputado socialista responsable de la sanidad provincial, y algunos incidentes y presiones condujeron a que no se le renovase su contrato en febrero último. Ahora, cinco meses después, la situación es de expectativa y'nada se sabe del futuro de los casi 1.000 internos.
Esta situación está en trámite de llegar hasta el Parlamento andaluz, donde el diputado comunista Manuel Anguita ha formulado una interpelación al Gobierno autónomo. En el texto, tras saludar, los cambios operados en los últimos años en los métodos de asistencia y aun en el concepto mismo de alud mental, se denuncia que, después de los momentos de euforia, "las diputaciones provinciales han ido entrando paulatinamente en un proceso de abandono".
Refiriéndose al caso de González Duro, el parlamentario del PCA le califica como "artífice, junto a su equipo, de la reforma psiquiátrica en Jaén, que hasta la fecha no ha merecido la más leve crítica de parte de las instituciones" y subraya que los problemas de Jaén, Sevilla y Málaga no son casualidades coincidentes en el tiempo, sino expresiones de una política de sanidad tendente a abortar la reforma psiquiátrica.
Voluntad progresista
En este, como en otros temas, el Gobierno autónomo se topa directamente con la realidad de las diputaciones, consagradas en la Constitución y en el propio Estatuto de Autonomía, que son las propietarias de los centros psiquiátricos existentes. Algunos de los responsables de estas diputaciones, todas ellas en manos socialistas, son sensibles a la reforma psiquiátrica y comprenden las disfunciones que crea sobre lo que hasta ahora se consideraba normal; otros no tanto, pero todos son autónomos en sus provincias mientras no exista ese instituto andaluz de salud mental.
"Habrá una política psiquiátrica de ámbito regional, y será progresista, en la línea transformadora ya iniciada", asegura Recio, que pone como ejemplo de esta voluntad el hecho de que González de Chávez, alejado vergonzosamente de Sevilla, ha sido contratado para dirigir un psiquiátrico asturiano regido también por el PSOE.
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