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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Desarrollo, deuda externa y distensión internacional, un problema de nuestro tiempo / y 3

Para completar la explicación del esquema CID/DEE debemos referirnos, por lo menos, a cómo red¡señar los programas de ajuste, a las contraprestaciones de los desarrollados y a la previsión de los efectos del sistema CID/DEE. Empecemos por lo primero.Los programas de ajuste

Está claro que el sistema CID/ DEE no debe convertirse en una fuente sine die de recursos baratos para incurrir en toda clase de derroches. Para hacer operativo el sistema considerado desde. este ángulo, cabría proponer que los firmantes del CID aceptasen reglas concretas sobre política económica, fiscal y financiera. No se trataría, ya de una imposición de las misiones del FMI, sino de una contraprestación a la solidaridad expresada en el propio CID. Todo ello significaría: - Reformas fiscales efectivas, para evitar en los Estados deudores la continua apelación del Tesoro al Banco Central.

-Mejor planteamiento del crecimiento -más racional y razonable-, evitando tanto los excesos de inversión como sus posibles colapsos.

- Un sistema monetario y financiero menos dependiente, menos dolarizado. Para lo cual, el control de divisas debería hacerse más efectivo, evitando fugas de capital incontroladas. Pero, lógicamente, no cabe pensar en el éxito del control simplemente a base de decretos. Hay que conferir toda una credibilidad al sistema, empezando por una razonable contención de la inflación, vía reformas fiscales y con mejor administración de los recursos disponibles... y, desde luego, atacando la corrupción. -Programas económicos efectivos de desarrollo agrícola, planificación familiar, vivienda popular, equipamientos sociales y ayuda a las pequeñas y medianas empresas. La posible reactivación nocabe esperarla con el colosalismo industrializador de los años sesenta y setenta. Hoy existe, por doquier, una fuerte capacidad ociosa industrial. Y más que en industrializar -sin olvidar ciertas acciones de reconversión- habría de pensarse en mejorar el abastecimiento de alimentos, sanidad y cultura; así como en una serie de acciones para preservar el entorno ambiental amenazado en todas partes.

-Reformas administrativas, incluso con la posibilidad de plantearse la reducción del sector público productivo en las áreas de menor eficacia, dentro de programas específicos de lucha contra la burocratización.

Contraprestaciones de los desarrollados y posibles efectos

Evidentemente, a cambio del compromiso mancomunado y solidario de los países deudores, los acreedores -que son los países industrializados- habrían de asumir también nuevas obligaciones concretas, favorables al desarrollo del comercio mundial y a la mejora del bienestar en los países menos ricos y en los pobres. Fundamentalmente, se trataría de: - Precios razonables para los productos básicos, evitando sus fuertes fluctuaciones.

- Acceso más libre a los mercados de manufacturas.

- Transferencias de tecnología en nuevas condiciones.

Queda la cuestión de cuáles serían los efectos del sistema CID/ DEE. Someramente, podemos intentar preverlos: - Una disminución de la tensión internacional entre acreedores y deudores. Con el aplazamiento de la deuda y la gradualización de los ajustes se evitarían situaciones realmente traumáticas.

Acabar con las frustraciones

-Un ambiente de efectiva solidaridad. Un sistema mundial como el CID/DEE acabaría con multitud de frustraciones habidas hasta ahora en los intentos de transferencias planteados en la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) y en otros foros internacíonales.

- Un mayor prestigió para el FMI. Si la URSS y los demás países del Este que aún no son miembros del FMI aceptasen ingresar en él, la institución ganaría enormemente. Se crearían las condiciones para pensar en un futuro sistema monetario internacional de verdadero alcance mundial.

Se podría argumentar frente a la propuesta desarrollada que la misma tendría un impacto inflacionista sobre la economía mundial. Hay que tener en cuenta, no obstante, que:

1. La posible inflación inducida por la puesta en marcha de esta fórmula de refinanciación de la deuda externa no lo sería tanto por el mecanismo en sí como por las posibles políticas expansionistas de la masa monetaria que adoptasen ambos tipos de países, y fundamentalmente los acreedores, en apoyo de su propio relanzamiento económico..

2. Cualquier otra fórmula alternativa de refinanciación de la deuda externa que se intente llevar a cabo podría tener un efecto de incrementar la liquidez del sistema monetario internacional, y, por tanto, generaría, con toda probabilidad, inflación en mayor cuantía que la hipotéticamente inducida por la propuesta que hacemos con el sistema CID/DEE.

A modo de síntesis

Por.supuesto, un proyecto como éste no resolvería instantáneamente todo lo que está pendiente. Es demasiado. Pero lo que sí es seguro es que habría un desbloqueo en la idea de establecer un verdadero nuevo orden económico internacional. Las consecuencias políticas, económicas y sociales en el avance por la senda de una nueva solidaridad serían altamente valiosas para el desarrollo y la distensión.

En resumen, lo que se busca con la propuesta CID/DEE es lo siguiente:

- Multilateralización en la renegociación de la deuda externa, para poner fin a los procesos de negociación individuales, posiblemente más gravosos para los países endeudados y más inciertos para los acreedores. De ahí la necesidad de que se atribuya al FMI un cierto papel de banco de bancos a nivel mundial.

-Reconversión en deuda pública externa de lo que hasta ahora. es en buena medida deuda privada. Ello implica un mayor compromiso tanto por parte de los Estados deudores como acreedores en la solución del problema. Por parte de los primeros, en tanto que se verán forzados a programas de saneamiento de sus propias economías que garanticen la solvencia de sus empresas y que en última instancia abran camino al desarrollo real. Los segundos, transfiriendo, a través de los mecanismos propuestos, recursos financieros en forma de minoración de la deuda, que sería objeto de contabilizacíón como ayuda oficial al desarrollo.

- Posibilidad de canalizar recursos financieros adicionales hacia aquellos países que ni tan siquiera han tenido posibilidad de endeudarse: los países menos adelantados, el Cuarto Mundo, los más pobres de los pobres.

Un proyecto así, de creación de una senda para superar los problemas de la deuda externa, a fin de hacer viable un mejor desarrollo de todos, no puede contemplarse, desde luego, sino desde la perspectiva de la tan necesaria distensión internacional, en el objetivo de contribuir a que se disipen los mayores peligros que hoy se ciernen para todos.

Ramón Tamames es catedrático de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid.

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