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Tercer aniversario del asesinato de los marqueses de Urquijo

Miriam y Juan de la Sierra no estarán tranquilos "hasta que todo haya sido aclarado"

Hoy, lunes día 1 de agosto, se cumple el tercer aniversario del asesinato de los quintos marqueses de Urquijo, en su casa de Somosaguas (Madrid). Sus dos hijos, Juan, ahora sexto marqués de Urquijo, y Miriam de la Sierra, plantean en esta misma casa, tres años después, una pregunta: "Después de tanto, ¿qué?". Juan sigue teniendo el recuerdo de sus padres "igual que antes". Miriam siente que "es increíble, aún no lo puedo asimilar". Han transcurrido tres años llenos de incidentes, "en los que te das cuenta de que es como si te hubieras quedado sin techo en la casa y, a pesar de todo, tienes que seguir viviendo, luchando", que dice Miriam. Un tiempo sobre el que "cualquier pregunta es demasiado amplia", que dice Juan.

Los hijos de los asesinados no se consideran jueces para opinar sobre la sentencia que ha señalado a Rafael Escobedo como culpable del asesinato. "Bastante trauma es para mí que la justicia señale a mi esposo como implicado en la muerte de mis padres", comenta Miriam. Pero ambos hermanos están insatisfechos con el punto al que se ha llegado en el esclarecimiento de lo ocurrido. Se fijan en que la sentencia habla de otros posibles autores o coautores del doble crimen y no se sentirán tranquilos hasta que "todo se haya aclarado".No saben de los procedimientos habituales de la investigación policial y judicial. No saben, por tanto, si el procedimiento seguido en este caso ha sido correcto o no. Saben, eso sí, "que, hasta ahora, el desenlace ha sido muy extraño y que se nos ha hecho mucho daño".

Confían en una posibilidad: en las querellas que han presentado. Esperan que el ministerio fiscal tome nuevas medidas si les son admitidas las querellas presentadas por las acusaciones que algunos medios informativos han publicado después de terminar el juicio contra Rafael Escobedo.

Juan de la Sierra transformó hace unos días, en un juzgado de Madrid, las denuncias interpuestas días antes contra la revista Interviu en querellas por calumnias e injurias. Ha añadido una querella contra Vicente Díaz Romero, mayordomo de los Urquijo durante algún tiempo, por sus declaraciones difamatorias, según los hijos de las víctimas. Miriam también interpondrá similares querellas.

Vivir marcados

Juan y Miriam dicen que no comprenden "cómo es posible que algunos periódicos o revistas publiquén informaciones tan graves contra las personas sin tener un fundamento serio de lo que se publica". Es este un punto al que constantemente hacen referencia.

Tres años después de aquel 1 de agosto de 1980, la vida de Miriam y Juan ha variado radicalmente. "No saben ustedes lo que significa vivir sintiéndote marcado. Vas a un lugar público y ves codazos a tu alrededor, miradas acusadoras".

Miriam precisa: "Han dicho muchas cosas de mí, han interpretado mi vida privada y la han juzgado con una frivolidad terrible, pero eso apenas es nada si se compara con las consecuencias de ese espanto que te da cuando te llaman parricida, gratuitamente, sin ningún fundamento, y todo porque gentes sin pudor y sin ninguna ética declaran y publican las más disparatadas ocurrencias".

"¿Adónde nos llevan tantas insensateces?"

Para Juan y Miriam, rechazar públicamente las acusaciones que se han formulado contra ellos "o las mentiras con las que se ha falseado la personalidad de nuestros padres", les produce una "especie de hastío, porque, esas infundias no resisten el más elemental contraste, realizado con seriedad".

Les resulta incomprensible que se de pábulo al mayordomo. "Vicente estuvo en nuestra casa siete meses antes de la muerte de nuestros padres y otros seis meses después. Él asegura que llegó a conocer todos los secretos de la casa. Según lo que dice, debía tener acceso a la caja fuerte, a los documentos, a las conversaciones privadas, a toda la vida íntima de la familia; su poder aquí era tan grande que hasta se permitía zarandearme", dice Juan, "sin que nadie le pusiera mano". "Mire, hay cosas que se caen de su peso. Hay cosas que son de una demostración infantil. ¿Cómo iba a escuchar las conversaciones telefónicas, como afirma, si no había teléfonos comunicados? ¿Cómo iba a escuchar la conversación telefónica el día que Rafi me llamó para pedirme cuatro millones de pesetas, a invertir en la productora de cine de su hermano, si esta conversación se produjo desde una cafetería a la casa de nuestro administrador?".

Juan de la Sierra, joven al que rara vez se ve alterado; se crispa en un momento: "¡Ha dicho tantas barbaridades este hombre que no comprendo cómo las, autoridades no han ordenado una investigación de cuanto afirma!".

"Vicente ha llegado a asegurar que yo facilité la pistola a Rafi. Una pistola que, a su vez, el hermano de Rafi me había vendido a mí, según dice. Todo esto se publica y nadie impide que toda esta historia cada vez se confunda más y caigan más mentiras sobre nosotros. La policía sabe que se nos concedió licencia de armas al administrador y a mí tras morir mis padres y que incluso me acompañaron a comprar un revólver. ¿Es de ese arma de donde Vicente inventa su historia? Yo no entiendo nada. No entiendo cómo es capaz de decir que yo pegué a mi madre una bofetada. Yo no le he levantado la mano a nadie en mi vida, y menos a mi madre. Pero, según Vicente, también me llevaba muy mal con mi padre, y, sin embargo, por lo visto, mi padre se quedó tan tranquilo cuando yo abofeteé a mi madre. ¿Adónde nos lleva todo este cúmulo de insensateces?"

Y Miriam hace una última señalización sobre este tema: "En el juicio, el fiscal insistió por dos veces a Vicente para que dijera todo lo que supiera, puesto que ya había hecho declaraciones públicas de que sabía tanto. También intervino el presidente de la sala para pedirle lo mismo. Es chocante que entonces no dijese nada y que unas semanas más tarde publique todo un serial".

"Di la verdad"

El programa de RNE Directo, directo conectó el pasado viernes, día 30 de julio, con la cárcel de Carabanchel para que Rafael Escobedo contestara a las preguntas de los radioyentes.

En la casa de Somosaguas, Juan, Miriam y su actual compañero, Richard Denis Rew, se mantuvieron tensos durante todo el programa, expectantes a cualquier indicio esclarecedor, "sin que hayamos visto nada nuevo". En algunos momentos exclamaron frases como "¡Qué barbaridad!", o "¿Será posible?", cuando algunos radioyentes, dos mujeres en este caso, dijeron a Escobedo que, "culpable o inocente, estaban con él", y que "primero haberte cargado a tu mujer y luego a tu suegro".

Ninguno de los tres cogió el teléfono para decir algo a Escobedo. Miriam le habría hecho dos peticiones: "Di la verdad y déjanos en paz". Miriam dice: "No quiero declarar nada contra él. Incluso tardé meses en decir a la policía que unos días antes del crimen él me había amenazado con que hundiría a mis padres, y si lo dije fue porque un día me preguntó el inspector Romero si recordaba algo. No quiso hablar de aquello, al poco de ocurrir la muerte de mis padres, cuando por primera vez la policía me mostró sus. sospechas sobre mi esposo, porque me parecía increíble que pudiera estar implicado. Si yo expreso aquella amenaza, que entonces consideré como un arrebato hacia mí, y no como algo concreto hacia mis padres, lo hubiera podido relacionar en algo que yo consideraba imposible.". Juan de la Sierra, sexto marqués de Urquijo, pensó qué podría preguntar a Rafael, y acabó con un gesto que tanto era de indiferencia como de desprecio.

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