12 años de fiesta y aventura
En el mes de junio de 1971, Els Comediants presentaban su primer espectáculo, Non Plus Plis. Su carácter antiacadémico, informal, suscitó un interés polémico entre los distintos ambientes teatrales barceloneses. Quizás era la primera vez en Cataluña que, siguiendo un hilo conductor dramático, subían a un escenario máscaras y cabezudos. Se introducía en el teatro el personaje y el ambiente circense que le atribuía un cierto don de vitalidad y magia. Poco a poco, este doble trabajo espectacular obligaba a ampliar el campo de actuación de un grupo que empezó tan sólo con el amateurismo de unos pocos actores. Hoy, Els Comediants lo integran también músicos, escenógrafos, artesanos y toda suerte de profesionales que, de un modo indirecto, se relacionan con el espectáculo La aventura, que empezó en la calle, esencialmente pensada para desarrollarse en los espacios abiertos y para todo tipo de públicos, con aquellos buhoneros que andaban a salto de mata entre la comedia del arte y el divertimento de cabaré, está llegando casi a la cima de la consagración, como lo resume su próxima actuación en el Festival de Aviñón. Son siete espectáculos, de denominación fácil, como el Plou i fa sol, el nombre de una vieja canción infantil catalana que habla de brujas bajo sol y lluvia.
Sin embargo, el grupo de Canet (un pueblo de la costa, cercano a Barcelona, en donde instalaron un café-teatro hará cosa de unos cinco años), tal como se les ha denominado, no lo ha conseguido todo tan fácilmente. De organizados y organizadores pasan al aprendizaje y se dirigen, aunque sea individualmente, a las mejores escuelas de arte dramático más allá de los Pirineos. Se les conoce, se les descubre también en las aulas, y reciben encargos para amenizar carnavales y fiestas, en Venecia y en Carcasona, entre otros lugares. Y empiezan las colaboraciones con otros grupos, teatrales, misicales, de Italia, de Polonia, de Holanda o de Dinamarca... Las realizaciones de Els Comediants no ofrecen dificultades para la comprensión idiomática, son perfectamente accesibles a la diversidad y, a pesar de su aparente sencillez, se encuadran en el campo de lo alternativo, no entendida la palabra como género marginal, sino como concepto de fiesta teatral donde la última lectura, la más compleja, se convierte en la mejor.
Babelia
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