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300 detenciones en la jornada de huelga general en Brasil, que sólo tuvo importancia en Sao Paulo

Con 300 detenciones y dos sindicatos intervenidos por el Gobierno se cerró el jueves en Brasil el día nacional de protesta contra la política económica oficial, desarrollado casi exclusivamente en el Estado de Sáo Paulo. El ministro brasileño de Trabajo, Murilo Macedo que consideró la jornada de huelga como un fracaso, determinó la intervención en los sindicatos de empleados del metropolitano y de la banca, ambos de Sáo Paulo, por desvío de sus objetivos".La jornada, que pretendía un paro de 24 horas en todos los sectores del país, fue organizada y convocada por el sindicato de los metalúrgicos de Sáo Paulo, uno de los mayores de Iberoamérica, con 72.000 afiliados, para protestar contra las medidas económicas antiinflacionarias recientemente dictadas por el Gobierno de Brasil. El presidente del sindicato de los metalúrgicos, Joaquim Andrande, Joaquinzao, ha informado de que el paro fue del 80%. en las grandes empresas, entre las que destacan Mercedes Benz, Ford Volkswagen y Matarazzo.

Por su parte, el director del departamento sindical de la Federación de Industrias del Estado de Sáo Paulo (FIESP), Roberto Dellamanna, señaló que solamente paró el 60% de los obreros de las grandes empresas, y añadió que no habrá despidos, sino descuentos de salario en las nóminas de quienes hayan faltado al trabajo por causas no justificadas.

Dellamanna precisó que en las pequeñas y medianas empresas el cierre y la paralización ha sido mayor del 80%, debido, en parte, al miedo a los piquetes.

El comercio en la ciudad de Sáo Paulo paró sólo parcialmente; el transporte colectivo funcionó normalmente, aunque con muy pocos pasajeros, y sólo el metropolitano estuvo parado durante cuatro horas, mientras que un 60% de los bancos estuvieron cerrados, según el sindicato de sus empleados.

El importante cinturón industrial de Sáo Paulo concentra el 60% del producto interno bruto de Brasil, y en su seno operan algunos de los sindicatos más importantes de Suramérica, que en otras ocasiones, como en 1979 y 1980, ya amenazaron con sendas huelgas la estabilidad política.

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