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Suspendidas las fiestas de Rentería, mientras continúan los enfrentamientos en la localidad

Las fiestas de Rentería, escenario de los violentos sucesos en los que varias decenas de personas resultaron heridas el jueves en un enfrentamiento entre policías de paisano y simpatizantes de Herri Batasuna, quedaron ayer definitivamente suspendidas tras la falta de acuerdo entre el Gobierno Civil de la provincia, de un lado, y los partidos políticos y sociedades populares, por otro. La última propuesta planteada por los partidos políticos PNV, Euskadiko Ezkerra y Herri Batasuna, la retirada de todas las banderas, no fue aceptada por el gobernador civil que indicó la necesidad de que esta decisión fuera adoptada en pleno.El alcalde, José Maria Gurruchaga, estaba fuera de la localidad, por lo que los partidos y sociedades populares decidieron, a las 19.00 horas, suspender las fiestas en medio de un clima de extraordinaria tensión. Los partidos políticos que componen la corporación de Rentería, a excepción del grupo de concejales socialista, exigieron las dimisiones del gobernador civil y del alcalde, después de condenar en duros términos la actuación policial de la víspera, que juzgan brutal e indiscriminada.

El PNV ha rechazado la versión gubernativa según la cual, los incidentes se sucedieron después de que la policía intentara proteger a un concejal nacionalista que habría sido atacado por un grupo de manifestantes de HB que se encontraba en la plaza, mezclados entre el público, dispuestos a evitar que se izara la bandera española.

Parece claro que los grupos de Herri Batasuna estaban dispuestos a evitar incluso físicamente que la bandera española ondease junto con la ikurriña y la bandera local, tal y como establece la ley de banderas. De hecho, algunos simpatizantes de HB utilizaron palos, botellas y piedras en el enfrentamiento con los policías nacionales de paisano, diez de los cuales han sido asistidos de heridas en la cabeza y de fracturas. La posibilidad de que se produjeran graves incidentes durante la celebración de las fiestas era un comentario general en Rentería desde días atrás. Los mismos concejales de HB recalcaron la existencia de un clima de crispación entre sus bases durante la conferencia de prensa celebrada el miércoles en la que convocaron a la manifestación contra la bandera española.

Por otra parte, los policías de paisano que disolvieron a la multitud demostraron también estar personalmente motivados por la colocación de la bandera española en el mástil del Ayuntamiento de Rentería. Cuando una hora después de los enfrentamientos, los concejales del PSOE izaron las bandera española, el grupo de agentes que permanecía en los soportales de la casa consistorial con aire abatido y rostros que reflejaban -al mismo tiempo tristeza y tensión, reaccionaron aplaudiendo, marcando la uve de la victoria con los dedos y haciendo cortes de manga y otros gestos al pequeño grupo de vecinos que continuaban en la plaza gritando: "Española ez ikurriña bai" ("española no, ikurriña sí").

Los fotógrafos y los testimonios de los profesionales de la información muestran que algunos de los policías de paisano utilizaron además de porras y esposas, palos y cadenas. El gobernador civil, Julen Elgorriaga, sostiene que sólo hubo un agente que hizo uso de una cadena de hierro y que este arma le había sido arrebatada momentos antes a uno de los manifestantes. A juicio del gobernador, los policías actuaron en todo momento bajo control y permanecieron identificables por los pañuelos rojos que llevaban anudados al cuello. Las fotografías muestran, sin embargo, a supuestos policías

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enarbolando palos cortos de madera y sin llevar en el cuello el distintivo indicado.

Sea corno fuere, muchas personas ajenas a la concentración de HB sufrieron la carga de los 60 o 70 policías de paisano, que después de soportar durante algún tiempo insultos y agresiones, barrieron en dos minutos la plaza en la que se encontraban un millar de personas de todas las edades. El corresponsal de La Voz de Euskadi en Rentería, Carlos Muñoz, fue apaleado en el suelo por cinco policías que le destrozaron la máquina fotográfica y le produjeron en la cabeza una herida que ha necesitado ocho puntos de sutura.

El número de vecinos de Rentería heridos resulta difícil de precisar, toda vez que muchos de ellos no acudieron a los centros hospitalarios para ser atendidos. Las imágenes de extraordinaria violencia que se vivieron durante esos dos minutos en la plaza impresionaron mucho más por el hecho mismo de que los policías vestían de paisano. Hubo militantes de partidos políticos que reconocieron haber asociado inconscientemente estas escenas con las actuaciones que los grupos de incontrolados protagonizaban en los años siguientes a la muerte del franquismo, hasta el punto de que la situación pareció relajarse considerablemente en el momento en que las fuerzas antidisturbios uniformadas penetraron en la plaza disparando pelotas de goma.

Dirigentes de partidos políticos afirman que Herri Batasuna ha obtenido de esta forma el clima de tensión que a su juicio esta coalición necesita para rentabilizar su política, además de conseguir enfrentar al ayuntamiento socialista con la gran mayoría del pueblo. Es cierto que entre las caras crispadas por la indignación, el temor o el odio, que se veían en la noche del jueves en esta ciudad, había también algunos rostros que denotaban autocomplaciencia.

Julen Elgorriaga explicó que el Gobierno Civil que preside había adoptado las medidas que consideraba más adecuadas en esa situación para evitar que se vulnerara la ley. "Yo creo que siempre hay soluciones mejores, pero hay que tener en cuenta que todas las situaciones tienen un límite y no podemos consentir que vuelvan a producirse hechos como los que sucedieron días atrás en Tolosa con la bandera española".

En una conferencia de Prensa celebrada ayer tarde, los concejales de EE de Rentería y miembros del ejecutivo de este partido, acusaron al PSOE de haberse impuesto el objetivo de colocar la bandera española en el Ayuntamiento de Rentería como si se tratara de una operación militar.

En la tarde de ayer, un encapuchado intentó quemar la bandera de España que ondeaba en el Ayuntamiento de Rentería, lo que motivó que los cerca de 60 miembros de la Policía Nacional que custodian la plaza intervinieran y disparasen ráfagas de metralleta, al parecer, al aire.

Grupos de personas, a partir de entonces, rodearon la plaza e intentaron un cerco contra el edificio del ayuntamiento, mientras se producían numerosas carreras y cargas policiales con material antidisturbios por otros puntos de la localidad.

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