Huelga general en Sáo Paulo, y parcial en el resto del país, por la política de austeridad
La huelga general convocada por los sindicatos del metal para protestar contra la política de austeridad del Gobierno brasileño comenzó ayer en Sáo Paulo en un clima tenso. La huelga, que en un principio debía extenderse por todo el país, estuvo limitada a Sáo Paulo y a algunos sectores de trabajadores de Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre y Curitiba.En Sáo Paulo, donde los sindicatos de empleados de banca, conductores y cobradores de autobuses se sumaron al movimiento de los metalúrgicos, las tropas del Ejército de Tierra y la policía fueron puestas en estado de alerta la noche del miércoles. El presidente de la República en funciones, Aureliano Chaves, ha firmado un decreto por el que subordina a la policía de los Estados al comando militar del área correspondiente en caso de "convulsión social".
En la víspera de la huelga, Aureliano Chaves lanzó un llamamiento a la solidaridad nacional para permitir al país superar la crisis económica. En su primer discurso desde que sustituyó al general Figueiredo, hospitalizado en Estados Unidos después de ser sometido a una intervención quirúrgica, el presidente en funciones defendió las medidas antiinflacionistas adoptadas por el Gobierno. El sindicato de los metalúrgicos de Sáo Paulo, autor de la convocatoria del día nacional de protesta, es, con 72.000 afiliados, uno de los más importantes de Latinoamérica.
El portavoz del Ministerio del Ejército, general Octavio Luiz de Rezende, declaró, sin embargo, que las tropas no intervendrán mientras la huelga no amenace el orden público y la seguridad nacíonal. El gobernador del Estado de Sáo Paulo, Franco Montoro, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aseguró que han sido tomadas todas las medidas necesarías para mantener el orden. Montoro añadió que se opone a la huelga, pero que respeta a los que piensan de otra manera.
Los miembros del comité de huelga denunciaron ayer la existencia de un plan de provocación destinado a desatar incidentes violentos con ocasión de las manifestaciones de los huelguistas.
En Río de Janeiro -donde, según las estimaciones oficiales, la huelga será seguida únicamente por los obreros del metal-, la polícía no ha recibido ninguna consigna especial.
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