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SANIDAD

Esposas de militares fallecidos recientemente se quejan del secretismo sobre las autopsias y las investigaciones oficiales

Carlos Yárnoz

Las esposas de algunos mandos del Ejército fallecidos recientemente en extrañas circunstancias por afecciones respiratorias tras haber visitado Zaragoza no fueron advertidas de que a los militares se les iba a practicar autopsias clínicas para investigar las causas de las muertes, según han informado a este periódico militares amigos de uno de los coroneles muertos. El hecho ha originado malestar entre algunos familiares y amigos de las víctimas, ya que, en su opinión, las investigaciones sobre los fallecimientos "se están realizando con un absurdo secretismo".

De acuerdo con las fuentes informantes, las autopsias realizadas por médicos militares consistieron en extraer determinados líquidos de los cuerpos de las víctimas, con objeto de hacer posteriores cultivos de posibles gérmenes. Los resultados de los análisis efectuados han sido comunicados a las autoridades del Ejército a través de documentos en los que aparecen ostensiblemente las palabras "secreto" o "confidencial", según han precisado las mismas fuentes.Siempre según las mismas fuentes, los médicos y expertos militares que estudian el origen de las muertes no habían alcanzado ayer ningún resultado satisfactorio, cuando la mayoría de los fallecimientos se han producido hace ya varias semanas. Por este motivo, entienden que las autoridades militares debían comunicar oficialmente a las autoridades sanitarias civiles las conclusiones a las que han podido llegar, con el fin de que los organismos competentes realicen una investigación de mayor profundidad.

Hasta el sábado pasado, las autoridades sanitarias de Zaragoza no habían sido informadas de lo ocurrido. Así lo aseguraron en la Dirección Provincial de Sanidad y lo confirmó el consejero de Sanidad de la Diputación General de Aragón, Alfredo Arola, quien aseguró que los únicos datos que tenía sobre la cuestión eran los difundidos a través de los medios de comunicación. Asímismo, el periódico zaragozano El Heraldo de Aragón informó ayer que en el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición de Majadahonda (Madrid) no se ha recibido instrucción alguna para que sean analizados los alimentos que ingirieron los fallecidos durante sus estancias en Zaragoza.

Por su parte, las fuentes oficiales del Ministerio de Defensa no han facilitado información alguna sobre los hechos.

Hasta el momento, los fallecidos por las citadas afecciones respiratorias son cinco mandos del Ejército -el general José Cruz Requejo, el coronel de la Guardia Civil Ramón Rodríguez y otros tres coroneles más-, pero, al parecer, otros militares con síntomas similares se encuentran hospitalizados, si bien este extremo no ha sido confirmado por las fuentes militares consultadas ni en Zaragoza ni en Madrid.

El dato coincidente en todas las muertes es que los militares fallecidos han estado recientemente en la residencia militar de Castillejos, situada en el barrio de Torrero de la capital aragonesa. En principio, se pensó que la coincidencia consistía en que todos los fallecidos habían estado pocos días antes en el campo de tiro de San Gregorio, a pocos kilómetros de Zaragoza, pero se ha comprobado que alguna de las víctimas, como el coronel de la Guardia Civil, no había estado en el campo de maniobras.

Investigaciones en la residencia

Por este motivo, las fuentes informantes consideran erróneo denominar síndrome de San Gregorio a la enfermedad que ha originado las muertes, ya que, en caso de existir un síndrome, habría que denominarlo síndrome Castillejos. De hecho, las investigaciones sobre los fallecimientos se han centrado en esa residencia militar, a la que habitualmente acuden los oficiales y jefes militares que, estando destinados en otros lugares, acuden a Zaragoza por motivos profesionales o personales. La residencia continuaba ayer abierta y, según fuentes militares, cerrará, como suele hacer cada año, durante el mes de agosto.

Descartado el campo de San Gregorio

Precisamente porque, en un principio, se creyó que el origen de la enfermedad podía estar en el campo de San Gregorio, algunos militares informaron a sus mandos que, hace unos meses aparecieron en el campo de maniobras unas extrañas arañas negras, de mínimo tamaño, que están acabando con las especies de pequeños animales que estaban por la zona. Las arañas, según las fuentes informantes, llegaron a San Gregorio en el interior de unas cajas de munición traídas del extranjero.

Por otro lado, del resultado de las investigaciones se derivarán posibles indemnizaciones a los fallecidos, en el caso de que pueda demostrarse que los fallecimientos no se han debido a una simple coincidencia, sino a problemas sanitarios existentes en la residencia militar zaragozana.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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