Bodas de armas entre Israel y África del Sur
Occidente considera el contrato entre las dos potencias gavemente peligroso para la paz
En la sede de las Naciones Unidas en Viena acaba de finalizar la conferencia sobre la alianza entre Israel y Suráfrica, cuyos objetivos eran, según sus organizadores, "desenmascarar la creciente cooperación de Israel con el régimen racista de Suráfrica, que pone en grave peligro la paz en el continente africano y en el mundo". Organizada por el Consejo Mundial de la Paz, la Organización de Solidaridad Afroasiática y la Organización para la Unidad Sindical Africana, la conferencia contó con el apoyo del comité contra el apartheid de las Naciones Unidas. Todos los países occidentales boicotearon la reunión por considerarla una plataforma antisraeli. Israel y Suráfrica, por su parte, condenaron la conferencia y le negaron toda autoridad, e Israel calificó a las Naciones Unidas como foro antijudío por patrocinarla.Sorprendentemente escasa fue asimismo la presencia de delegados de países socialistas.
Cuando Israel se decidió a elevar a categoría de Embajada su oficina de negocios de Pretoria, entablándose así las relaciones diplomáticas regulares entre ambos países, aquel paso de Israel fue duramente criticado en las Naciones Unidas, y el comité central del apartheid de la organización recibió el encargo de elaborar informes anuales sobre el desarrollo de las relaciones y cooperación entre los dos Estados.
En 1976 el entonces primer ministro surafricano, B. L Vorster, visitó Israel y, además de inspeccionar varias bases militares e instalaciones industriales, firmó diversos contratos de cooperación que supusieron el definitivo lanzamiento de la alianza diabólica, como se llama al tándem Israel-Suráfrica en la Organización para la Unidad Africana.
Los países africanos, árabes y algunos asiáticos ven en la alianza de estos dos países y su creciente apoyo a otros regímenes sutoritarios y febrilmente anticomunistas, como Taiwán, Chile, Paraguay y Uruguay, el posible núcleo inicial de una internacional de los sin ley y panas que, armada a través de las alianzas estratégicas de Estados Unidos y fortalecida en su desprecio hacia las resoluciones de la ONU, llegue a suponer un grave peligro para la paz mundial. Así se expresa el informe remitido a la Asamblea General de las Naciones Unidas por el comité especial contre el apartheid.
Alianza armamentista
Sin duda, la preocupación mayor se refiere a la cooperación militar entre Israel y la República Surafricana. Las relaciones entre estos dos países, que gastan altos porcentajes de sus presupuestos en su máquina de guerra, que cuentan en contraste con sus vecinos con armamento moderno y alta tecnología militar y, sobre todo, que cuentan con un potencial nuclear no conocido, preocupa especialmente por motivos de seguridad militar, en la certeza de que debe incluir el intercambio de armamento y la cooperación en aspectos militares y en el terreno nuclear.
Según el informe del comité contra el apartheid de 28 de septiembre de 1982, Israel exportará entre 1982 y 1985 armamento por valor de 2.000 millones de dólares, si Estados Unidos autorizan la exportación a ciertos países de armamentos con elementos de fabricación norteamericana. Según el informe, es significativo que el ministro israelí de Economía hiciera un llamamiento a Estados Unidos a permitir estas exportaciones, "ya que no somos vuestra competencia en Taiwán, Suráfrica ni en el Caribe, ni en otros países con los que no comerciáis directamente". Según un artículo publicado en Militaria, una revista técnica de las fuerzas armadas surafricanas, en febrero de 1982 Suráfrica construyó con licencia israelí seis fragatas, equipadas con misiles gabriel, torpedos y un helicóptero.
El Sunday Times, de Londres, señalaba en mayo de 1982 que, según un libro que iba a publicarse en Israel, de tres autores, entre ellos el destacado científico Amos Perlmutter, Israel y Suráfrica estaban poniendo a punto un misil crucero con un alcance de 2.400 kilómetros, una bomba de neutrones y diversos misiles nucleares.
Amos Perlmutter, que trabajó cuatro años en la central nuclear israelí de Dimona, mantiene excelentes -relaciones con el Gobierno y el ejército de su país, según indicaba el Sunday Times.
La cooperación militar entre ambos países también fue patente cuando, en diciembre de 1981, el entonces ministro de Defensa israelí, Ariel Sharon, visitó las zonas operacionales en territorio de Namibia, durante una ofensiva de gran envergadura lanzada por el Ejército surafricano contra la guerrilla y las tropas regulares del Ejército de Angola.
El general israelí Naton Nir estuvo durante tres semanas en Suráfrica dando cursillos a cuadros superiores de las Fuerzas Armadas surafricanas. Esto fue en septiembre de 1981.
Respecto al actual potencial nuclear de Israel y Suráfrica, el hecho de que éstos no hayan firmado el tratado de no proliferación y no estén sujetas a salvaguardias sus instalaciones nucleares, es decir, a controles regulares por parte del organismo internacional de energía atómica (IAEA), hace aún más difícil cualquier control y mayor la inquietud de los países africanos y árabes que se encuentran en litigio con estos dos países.
Colaboración económica
El intercambio comercial gene ral es relativamente pequeño, y experimentó un retroceso en 1980 debido a la política económica res trictiva del Gobierno israelí. Si en 1.979 Israel importó bienes surafricanos por valor de 153 millones de dólares, en 1980 tan sólo alcanzaron los 134 millones. Las exportaciones ísraelíes a Suráfrica en los mismos años aumentaron, sin embargo, desde los 48 millones de dólares en 1979 a más de 80 millones en 1980.
No obstante, en estas cifras no están incluidas ni las exportaciones israelíes- de armas ni las exportaciones surafricanas de diamantes. Tampoco está incluido el comercio de petróleo ni de oro.
Una de las prácticas generales, para que Suráfrica logre evitar el embargo impuesto por países europeos y africanos, es la inversión surafrícana en Israel.
La compañía surafricana Huguenot confecciona pantalones reedwood jeans en Israel, con lo que tiene abiertas las puertas de la exportación a los países de la Comunidad Europea.
En el capítulo contrario, los bancos israelíes y la industria israelí del diamante, que se surte principalmente de diamantes surafricanos, ha creado un fondo de 100 millones de dólares para fomentar esta industria en Suráfrica.
La compañía israelí Enok posee el 49% del capital de Makorob Fisheries, una compañía de elaboración de pescado que actúa en Namibia. También la South Atlantic Fisheries, que trabaja en Suráfrica, es un filial de la compañía israelí Atlantic Fisheries Ltd.
La conferencia, que durante tres días ha analizado los contactos entre Israel y Suráfrica, ha vertido una serie de acusaciones contra Estados Unidos y los países occidentales que han boicoteado la conferencia. La razón del boicot está, según los participantes, en que los países occidentales tienen intereses económicos y estratégicos tanto en Israel como en Suráfrica, y su fin es la destrucción de los movimientos de liberación, la desestabilización de los frentes antiracistas en Namibia y Suráfrica y la defensa de los intereses propios en la región. Éste es también el motivo, indican, de que los países occidentales hayan intentado quitarle representatividad y valor a la conferencia.
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