Miriam
Si el señorito aquí no nos mandase titular corto, yo le llamaría a esto: "Miriam: anatomía de una niña de Serrano". Empezando por aclarar que las niñas de Serrano, famosas antañazo, hoy están todas casadas, y ninguna vive ni vivió nunca en Serrano. Asimismo, paso de caso/ Urquijo, anotando tan sólo la entrañabilidad personal/paisanal que me une a José María Stampa. Mi anatomía de Miriam maneja exclusivamente, sociológicamente, con perdón, el perfecto retrato periodístico que de ella ha hecho Ismael Fuente en este periódico. La hija mayor de los marqueses de Urquijo (asesinados), Miriam de la Sierra, tiene 27 años. No es universitaria. Movió su primera juventud entre la decoración y el piano. Como todas, como tantas. Uno parece como que hasta la conoce. El hombre -la mujer- es un ser serial. El hacerse llamar Miriam responde ya a un rechazo subconsciente, colectivo, de lo nacional, que se da incluso (y sobre todo) en estas familias tan nacionalistas. Aquí la influencia de Hollywood, George Cukor, los teléfonos blancos y el mundo bien (dígase bian) de las comedias cinematográficas. Miriam habla inglés, francés y alemán. En castellano sabe decir correctamente "Te estás ganando una hostia". O sea, que es políglota como Cisneros. La adopción de tres lenguas extranjeras corrobora el rechazo de lo español -¿hortera?-, que ya se manifiesta en la elección del nombre: uno se hace un nombre como se hace una cabeza, que decían los románticos. Cukor, hoy en pantalla, ha hecho mucho daño. La circunstancia del juicio, que no me apasiona (siempre me ha aburrido lo policiaco: perdón, querido Vázquez Montalbán, mejor entre los mejores), arroja una imagen de mujer que sí puede apasionarme.Miriam, con tan fuerte tirón extranjerizante y con un acompañante yanqui, hoy es una declassé, pese a tener tanta clase. Asegura haber sido educada en la necesidad de valerse por sí misma, y no por el dinero fácil y heredado. Es -fue el momento en que la mala conciencia de los padres, el gap generacional y la pregnación secreta del socialismo -mística del siglo- abolía la famosa frase: "Unas manos como éstas requieren varias generaciones de ocio". Las niñas bien, las chicas de Serrano de toda España decidían ponerse a trabajar por eterno mimetismo de arriba abajo, por hartura de la ecología familiar y por intuición de una liberté que ni siquiera era libertad. "Desde los 14 años he ganado dinero para mis gastos de bolsillo y mis caprichos". Se ha autosubvencionado lo vano, lo banal. Ha ocurrido a las necesidades de lo innecesario. Pero ganarse el lujo no es ganarse la vida. Niega lo de hostia. "Soy una mujer con unos principios morales muy rígidos, aunque no lo parezca". Sabe que no lo parece. Todas las chicas-de-Serrano decían hostia en el bar y decían ora pro nobis en la sopa de casa. La doble moral -siquiera, el doble lenguaje- es la bisagra que permite funcionar a una clase que ha transvalorado negatívamente todos los valores, que los ha invertido como decía Marx que se invierte la imagen en la cámara oscura. "Los medios de comunicación están presentando de mí una imagen de frívola que no corresponde a la realidad". En esta frase, desprecio por la información, por la cultura al día, y rechazo del periódico como rechazo del espejo por la madrastra de Blancanieves. Decide no volver al Palacio de Justicia. No por la causa, en la que ni ella ni yo entramos, sino por su "imagen". Su romance con el yanqui Denis, a los pocos meses de casada, romance entreverado de negocios -como siempre en la jet, que padece una notable confusión sexo/dinero-, su casa de La Moraleja -"una oportunidad", claro-, sus cuatro perros, porche y jardín, los vestidos de mamá, que ella va a utilizar indefinidamente (adhesión a la imagen respetable de la madre, como coartada para la liberty/Cukor). Adorable e inocente por las fotos. Metáfora de una clase cuyo partisano es hoy Fraga.
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