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La balanza comercial hispano-soviética, alcanzó en 1982 su déficit más alto

Xavier Vidal-Folch

Las exportaciones españolas a la Unión Soviética registraron el año pasado la cota más baja de los últimos cuatro años, en correspondencia con la ausencia de diálogo existente entre España y la URSS en dicho período, atribuible sobre todo a la ausencia de una seria política de comercio exterior. La composición de las exportaciones españolas se reduce prácticamente a una veintena de capítulos (de los que, en valor, los productos siderúrgicos y los aceites representan más de la mitad), mientras que más del 90% del valor de las importaciones de la Unión Soviética provienen del petróleo y la chatarra. El escaso volumen de las exportaciones españolas, si se compara con diferentes países de simio lar dimensión, es una de las razones básicas del replanteamiento en curso de las relaciones económicas entre ambos países.

En 1982 las exportaciones españolas a la URSS descendieron a 218,7 millones de dólares, lo que frente a los 334,9 millones del año anterior supuso una reducción del 35%. La cota de 1982 es la más baja registrada desde 1979, en que se alcanzaron los 254,9 millones de dólares. Por su parte, las importaciones de la URSS ascendieron a 487,2 millones de dólares, un 11 % más que en el período anterior.El saldo de esta balanza fue por tanto favorable a la URSS en 268 millones de dólares, constituyéndose en el más desventajoso para España desde 1976 en, efecto, en 1981 el déficit para España fue tan sólo de 101 millones, y en 1980 de 39,3 millones, mientras que en los dos ejercicios anteriores se había registrado un superávit de 32,8 y 46,9 millones respectivamente, según datos de la Oficina Comercial de España en la URSS.

La razón básica del enorme déficit registrado el año pasado, según el jefe de dicha oficina, Julio Cisneros, estriba en la "casi total ausencia de exportaciones de cereales a la URSS, debido a la mala, cosecha" por lo que si no se computase dicho renglón, el conjunto hubiera registrado un ligero alza. "Sin embargo, lo más preocupante no es este déficit", manifestó Julio Cisneros en la reciente séptima asamblea del comité bilateral de Cámaras de Comercio, "sino el estancamiento de la exportación española en los últimos cuatro años y el de la exportación soviética en los últimos dos".

Todo ello indica que el volumen intercambiado entre ambos países está muy por debajo de las posibilidades reales. Como revela el cuadro adjunto, cifrado en rubios y elaborado por la Administración soviética, el volumen de exportaciones de España a la URSS es muy inferior al de países de similar tamaño y desarrollo: apenas supera la séptima parte de las ventas de Francia o Italia.

Otro rasgo distintivo del comercio bilateral es la extremada concentración del mismo en unos pocos productos. De los 218 millones de dólares vendidos a la URSS en 1982, -la tercera parte de los cuales se canalizaron a través de las Cámaras de Comercio- la inmensa mayoría, 194 millones, corresponden a tan sólo diez capítulos (acero, aceites, plomo, maquinaria eléctrica, cítricos, pieles, productos químicos inorgánicos, papel, cinc y cereales), y sólo entre los dos primeros totalizan más de la mitad (112 millones de dólares, concretamente). Esta escasa diversificación aún es más notable en el caso de las exportaciones soviéticas a España. Del total de 487 millones de dólares, 411 millones (el 85%) corresponden a las ventas de petróleo a. España, y entre ese capítulo y el segundo (chatarra) totalizan el 91%.

El futuro inmediato

La escasa diversificación y bajo volumen del comercio bilateral, sin embargo, no desmienten el interés de estas relaciones, según indican distintos observadores, sobre todo si se tiene en cuenta que la URSS constituyó en 1982 el país número 19 en el ranking de los destinatarios de nuestras exportaciones, habiendo ostentado el año anterior el puesto 16. Si con tan bajas cifras Jobales de comercio bilateral y .on tan escasos renglones de ¡ntercambio, el lugar de la URSS entre nuestros países compradores es relativamente alto, se concluye, indican dichas fuentes, que la posibilidad de incrementar este comercio es muy alta.

En este sentido, la reanudación del diálogo en Moscú, por el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán; la fijación de un nuevo calendario para rediseñar las líneas básicas de las relaciones económicas, que tendrá un punto culminante en septiembre, con la reunión de la comisión mixta entre ambas Administraciones; y la reciente celebración de la séptima asamblea del Comité Bilateral de las Cámaras de Comercio de ambos países (ver EL PAÍS de ayer), en la que se adoptaron algunos compromisos de principio concretos, son datos que pueden configurar una nueva etapa de relanzamiento.

Frente a estos datos esperanzadores para el ensanchamiento de los mercados exteriores de España, sin embargo, algunos medios soviéticos expresaron privadamente su desazón sobre un aspecto de la reciente visita de Fernando Morán a su colega Andrei Gronyko: aquel que hacía referencia a las relaciones del nuevo Gobierno español con la OTAN, cuyas decisiones -manifestó abiertamente el ministro español al soviético,- España respaldará. Este aspecto preocupa seriamente a los dirigentes de la URSS, quienes vienen aplicando tradicionalmente a su estrategia comercial una estricta "política de principios".

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