La inconstitucionalidad del veto legislativo altera la balanza del poder en EE UU
Inesperadamente, el presidente norteamericano, Ronald Reagan, se encuentra con una posición reforzada para tomar decisiones desde la Casa Blanca, sin el temor de que éstas sean vetadas por una mayoría simple en el Congreso. Los efectos inmediatos de una resolución del Tribunal Supremo suponen una alteración en la balanza de poder entre el Gobierno y el Parlamento. En definitiva, Reagan contará con menos escollos a la hora de decidir, por ejemplo, el envío de más militares a El Salvador o vender aviones de combate a Israel.La resolución de un caso insignificante, relativo a la situación de un extranjero amenazado de expulsión por haber caducado su visado de estudiante, puede cambiar el rumbo de la política norteamerIcana, al dictaminar el Tribunal Supremo de Estados Unidos, por siete votos contra dos, el fin de los privilegios de veto del legislativo sobre el ejecutivo en Estados Unidos.
La solución del caso de Jagdish Rai Chadha, de origen indio, nacido en Kenia, crea jurisprudencia, al revocar el Tribunal Supremo, presidido por el juez Warren Burger, un veto del legislativo sobre las decisiones del ejecutivo. El caso supone automáticamente la posible derogación o modificación de unas 200 leyes en la vida pública norte americana, que fueron aprobadas en su día por el Congreso por mayoría simple. El Tribunal Supremo consideró contrario a los principios constitucionales tal tipo de prácticas, y en el futuro, la Cámara de Representantes y el Senado sólo podrán vetar decisiones de la Casa Blanca por una mayoría de dos tercios, más dificil siempre de lograr.
En los últimos 50 años de la vida política norteamericana, el Congreso vio reforzado su poder, al disponer de grandes posibilidades de vetar decisiones presidenciales. Tanto liberales como conservadores esgrimieron tal mecanismo para condicionar las políticas orquestadas desde la Casa Blanca: los liberales, al aprobar el acta de guerra que, tras la época del conflicto de Vietnam, requiere la aprobación del Congreso para el envío de tropas norteamericanas al extranjero. También jugó un papel el liberalismo del Congreso a la hora de buscar responsabilidades por el escándalo del Watergate, que costó la presidencia a Richard Nixon.
200 leyes en candelero
Con la actual modificación es posible que el presidente, en este caso el conservador Ronald Reagan, pueda ver derogadas unas 200 leyes, quedando con las manos libres a la hora de decidir si envía marines al extranjero o a qué países debe dirigir las ventas de armas norteamericanas.La resolución, calificada de histórica en todos los medios políticos norteamericanos, fue valorada positivamente por el ex presidente demócrata y liberal Jimmy Carter. "Estoy satisfecho", dijo Carter, "porque supone un paso para preservar una relación correcta entre las ramas legislativa y ejecutiva". Por el contrario, el representante demócrata Elliot Levitas calibró la decisión como "una puerta abierta para la tiranía de la burocracia gubernamental".
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