Un celoso guardián del poder tecnocrático
Durante los dos lustros más tumultuosos de la moderna historia china, Li Xiannian, que actualmente tiene 78 años de edad, conservó su puesto en las más altas instancias del poder de Pekín, pero nunca ocultó su antipatía por el viento llamado izquierdista que recorrió China desde la Revolución Cultural hasta la muerte de Mao Zedong. Ahora sus amigos de siempre, que controlan el partido y la gestión económica, han decidido concederle el descanso en el cargo oficial mente más importante: el de jefe de Estado. Li Xiannian recupera una institución que fue abolida por Mao, el primer personaje de la China contemporánea, de quien dijo Li en una ocasión: "El primer emperador es el más glorioso, pero también el más inocente"; con ello reflejaba que un país no funciona sólo con carisma.Definitivamente convencido en la causa comunista, se alistó en el partido en 1927, cuando la militancia era sinónimo de guerrilla, y como tal actuó en su provincia natal de Hubei, en Sichuan y en Shanxi.
Diez años después, en el momento del enfrentamiento con los japoneses, Lí se trasladó a la base de Yenan, y desde allí, integrado en el tercer cuerpo de ejército, inició la Larga Marcha. Fueron los momentos en que su biografía se entreteje con la de otros hombres que al correr del tiempo tendrían importancia capital para China y para la propia trayectoria política de Li Xiannian. Al mando de su ejército estaba el general Liu Bocheng -una de las figuras históricas, junto al mariscal Ye Jianying, más respetadas por los militares- y el secretario de aquellas tropas era Deng Xiaoping.
En 1954 fue requerido en Pekín para hacerse cargo de una vicepresidencia del Gobierno y del Ministerio de Finanzas, que dejó vacante Deng Xiaoping para dedicarse a las labores del partido.
Comenzó entonces su estrecha alianza. con el primer ministro Zhou Enlai y su primera estrategia política de vivir y dejar vivir, lo que le colocó en un papel de ambigüedad que pudo acarrearle serias consecuencias durante la Revolución Cultural.
Un superviviente político
Durante la década de los cincuenta se forjó parte de la leyenda sobre el carácter de superviviente político de Li, cuya carrera no resultó alterada, aunque sí recibió algunos golpes, durante: la Revolución Cultural.Mientras sus antiguos amigos, tales como, Liu Shaoqi y Deng Xiaoping, caían en desgracia bajo la presión de los guardias rojos de Mao, aún conservó el favor de Zhou Enlai y, lo que es más importante, excelentes lazos con importantes mandos militares.
Los maoístas no dejaron pasar la oportunidad de acusarle de "capitalista" a mediados de los sesenta, pero encontró un defensor notable: en el primer ministro Zhou, quien definió públicamente a Li como "un don de la fortuna para China". Entonces no quedaron dudas acerca del bando al que pertenecía.
La caída de Lin Biao (1971) -muerto o asesinado- elevó momentáneamente a primer plano las teorías tecnocráticas de Zhou Enlai, quien descargó en Li Xiannian y Hua Guofeng, cuatro años después, la responsabilidad de la gestión económica.
Un año peligroso
Un año que figuraba en lugar destacado en las tradicionales profecías astrológicas chinas fue 1976. Los dos primeros hombres del régimen, Mao y Zhou, murieron, y Pekín vivió la última revolución interna en los palacios de Zhonangal (la Ciudad Prohibida). Se supone que Li Xiannian jugó un papel determinante de enlace entre el ejército y la facción que apoyó a Deng Xiaoping cuando se produjo el golpe palaciego que terminó con la banda de los cuatro (Jiang Qin y sus aliados).En los años siguientes, con la plena reentronización de Deng y su equipo tecnocrático, Li Xiannian pasó a un segundo plano, concediendo el relevo a la nueva generación de políticos pragmáticos, encabezados por el primer ministro Zhao Ziyang. Al final de su carrera, los ;actuales dirigentes chinos le recompensan por su labor en defensa y vigilancia de la política imperante en la actualidad. Es el presidente lógico para el momento presente chino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.