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EE UU ha impuesto restricciones comerciales a ocho empresas españolas por razones políticas

Pilar Bonet

Ocho empresas españolas que operan en el sector electrónico han sido sometidas por las autoridades estadounidenses a un bloqueo comercial, cuyo objeto es impedir o castigar la transferencia de alta tecnología norteamericana a la URSS, a los aliados de este país y otros Estados susceptibles, según la Administración norteamericana, de utilizarla militarmente y "en detrimento" de la seguridad de EE UU.

El conjunto de empresas del grupo Piher, dedicado a la fabricación de componentes electrónicos, y otras siete compañías con sedes repartidas entre Barcelona, Tarragona y Madrid figuran en la última relación de denial orders (órdenes de denegación), especie de "lista negra" publicada por la Administración norteamericana, que especifica las empresas a las cuales se les niega la compra de tecnología avanzada procedente de EE UU por motivos, en última instancia, políticos.La lista, que tiene carácter público y es revisada y actualizada cada medio año, incluye a las siguientes firmas: Suin, SA (Barcelona y Tarragona); Magnetoflux, SA (Barcelona); Carlos Mira (Barcelona y Tarragona); Gallart, Carlos Mira (Barcelona y Tarragona); Noble-Menhinick, Pedro (Barcelona) y Fielsa (Madrid). Además, están en ella Fielsa Grupo Piher, Piher Semiconductores, SA; Piher, SA, y Piher Servicios Centrales, todas ellas con sede en la provincia de Barcelona, y Piher Navarra, SA, con sede en Tudela.

Según fuentes del Ministerio de Economía, la Administración española sólo tenía conocimiento hasta ahora del caso de Piher Semiconductores, empresa pendiente del fallo de los tribunales norteamericanos por haber vendido tecnología norteamericana a Cuba en el marco de un contrato para la instalación de una planta de producción de semiconductores en ese país. Representantes económicos españoles buscarán una solución favorable para el caso del grupo Piher durante la visita que iniciará el presidente del Gobierno, Felipe González, a Washington el próximo día 20, informaron las mismas fuentes.

El resto de las empresas afectadas por las restricciones no se han puesto en contacto con las autoridades comerciales españolas, aunque en algunos casos sí lo han hecho con los representantes norteamericanos, tras haberse enterado de modo totalmente casual, a través de clientes o amigos, de las sanciones que pesan sobre ellos, según manifestaron representantes de Suin, SA, y Magnetoflux, SA, respectivamente.

Un comercio legítimo

"Estamos ejerciendo un comercio totalmente legítimo en el marco de la legislación española, y estamos dispuestos a defender nuestros derechos. La decisión norteamericana ha sido unilateral, y el asunto está en manos de nuestros servicios jurídicos, que interpondrán un recurso ante quien corresponda, cuando sepamos el alcance de todo esto", manifestó un portavoz de Suin, SA, empresa que se encuentra en la lista negra a causa de unas exportaciones a Bulgaria, que figuran registradas públicamente en el censo oficial de exportadores. Suin, SA, que posee una carta de exportador de primera clase y tiene un total de 14 trabajadores, vendió en 1981 instalaciones eléctricas, maquinaria automática para el tratamiento de la información y otros aparatos a Bulgaria por valor de 881 millones de pesetas.Un portavoz de Magnetoflux, que, entre otras cosas, produce cabezales magnéticos para ordenadores, manifestó que en el consulado norteamericano de Barcelona no pudieron darle razón de los motivos por los cuales fue sancionada su empresa, Magnetoflux compra discos magnéticos para ordenadores a Bulgaria, "porque los búlgaros nos dan mejor precio", pero no vende nada a este país, señaló el portavoz, según el cual la empresa trabaja casi exclusivamente para la firma italiana Olivetti. El representante de Magnetoflux opinó que la empresa puede haber sido sancionada por esta razón o por la vinculación con Carlos Mira, titular de otra de las empresas sancionadas, quien fue, según dijo, gerente de Magnetoflux hasta 1978, pero que ya nada tiene que ver con ella. "Cualquiera que sea la razón", manifestó, "los americanos están mal informados".

Por otra parte, Carlos Mira, al que la lista norteamericana vincula con Gallart y con la empresa que lleva su nombre, aseguró que esta última era "un negocio familiar dedicado a la reparación de órganos electrónicos, que fue disuelto hace seis años y que jamás se dedicó a la exportación ni tuvo sede en Tarragona". Mira negó su vinculación con Magnetoflux y dijo haber trabajado en Gallart cuando tenía entre 12 y 16 años.

El hecho de que una empresa o individuo figuren en la lista negra norteamericana no implica necesariamente que hayan transgredido las normativas norteamericanas sobre comercio exterior. En algunos casos, como parece ser el de Fielsa, que está relacionada con el grupo Piher, puede tratarse de una medida preventiva.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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