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Apertura de un centro cultural sobre la identidad andaluza

Una antigua carbonería, sede del Instituto Antropológico Cultural de Andalucía en la universidad de Málaga

Con un recital de piano flamenco a cargo de José Romero y la exposición de óleos, dibujos y aguafuertes de Emilio Senra ha abierto su programa de actividades el Instituto Antropológico-Cultural de Andalucía (IACA), un proyecto ambicioso de búsqueda y conservación de la identidad de esta tierra, que tiene su residencia en una antigua carbonería y su mentor fundamental es Francisco Lira, un personaje sevillano vinculado a la cultura popular desde hace años.

Profundo investigador y divulgador de la música andaluza, José Romero ha centrado su extensa obra en lo que él llama formas musicales andaluzas, inspiradas en el flamenco y que une a una ortodoxia rigurosa un tratamiento estético propio y novedoso. En el acto inaugural del Instituto Antropológico-Cultural de Andalucía (IACA), y ante un público que le comprende mejor que quienes controlan los circuitos artísticos andaluces, actuó el grupo de danzas de Dos Hermanas (Sevilla), pionero en la conservación de la pureza del folklore, ya que la mayoría de sus integrantes empezaron a actuar hace casi veinte años como grupo infantil.La exposición de Emilio Senra, que está abierta al público de la carbonería hasta el próximo día 15, es una muestra representativa de la obra del pintor sevillano, a base de óleos, pastel, dibujo, grabados, aguafuertes Y aguatina. El autor ha querido brindarla a su amigo del alma Camilo Tejera, profesor universitario muerto recientemente en accidente de carretera y dirigente estudiantil indiscutido de los últimos años del régimen anterior.

El IACA se ha planteado un auténtico arsenal de iniciativas culturales, que van desde la música y la pintura al teatro, la canción, el debate y los coloquios sobre los más diversos temas de la realidad andaluza, "todo ello visto desde el prisma antropológico-cultural, útil y capaz de hacernos y conocernos, de comprendernos y superarnos", según explica su secretario, Pedro Luis Castrillo. Durante este mismo mes de junio está previsto un encuentro con el lema Sevilla vista desde Cataluña, con participación de Ricardo Bofill, Juan Manuel Serrat y Jaime Camino, así como el inicio de un ciclo de canción de las nacionalidades, en el que intervendrían sucesivamente Los Sabandeños, María del Mar Bonet y otros.

Al frente de todo este tinglado cultural se encuentra Francisco Lira, que para bien y para mal debe ser calificado de agitador cultural. Fue este sevillano, nacido en 1927, quien en 1954 abrió un mesón en las dependencias de una vaquería, donde empezó a llamarse La Cuadra, y acabó, como los dos posteriores, clausurado por la autoridad gubernativa, no sin antes haber realizado una fructífera labor de difusión del flamenco, promoción de teatro y artistas plásticos y refugio de intelectuales progresistas de la época.

Entre los flamencos dados a conocer por La Cuadra se encuentran El Cabrero, El Turronero, Lole y Manuel, Curro Malena y Manuel Gerena. También dan sus primeros pasos al público los pintores Cortijo, Molina y Rípollés y los escultores Nicomedes y Cristóbal Aguilar. Smash y Gualberto dan a conocer allí su revolución musical, y en el mismo local ensaya el grupo de teatro Esperpento en el Tiempo, en el que formaban parte del mismo Alfonso Guerra y Amparo Rubiales. La Cuadra se hizo internacional al dar su nombre al colectivo teatral que dirige Salvador Tavora, con obras como Los palos y Nanas de espina.

En 1978, Francisco Lira rescata de la piqueta una de las últimas carbonerías moribundas de Sevilla y la convierte en un centro de reunión de progres, marginados y gentes del desenfado con algún que otro acto cultural. Cinco años después la convierte en sede del Instituto Antropológico-Cultural, que funciona a base de socios e invitados.

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