Los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN pueden endurecer su posición sobre los euromisiles

Con un lenguaje que se espera endurecido, los euromisiles estarán en el centro de los debates de los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la OTAN. La reunión de primavera de este Consejo Atlántico, mañana y el viernes, es la última que contemplará con cierta distancia el despliegue, previsto, si no hay resultados en las negociaciones de Ginebra, para diciembre.

Es también una ocasión histórica, pues es el primer Consejo que se celebra en París desde que en 1966 Francia se retirara de la estructura integrada de mando de la OTAN. Por parte española asistirá Fernando Morán. Se espera que España se clarifique en su ambigüedad de reservarse ante el comunicado, pero compartirlo en cierta medida. Es una fórmula con la que España ha ganado otros seis meses. La fórmula española ha producido cierta satisfacción en medios atlánticos, que la consideran un paso positivo respecto a la pura reserva planteada por Morán en el Consejo Atlántico de diciembre. Permitió días atrás, cuando la reunión del Comité de Planes de Defensa (CPD), que el secretario general de la OTAN, Joseph Luns, considerase que España había suscrito el comunicado.La verdadera incógnita esta vez la trae el ministro danés Ellemann-Jeansen, cuyo Parlamento votó el 26 de mayo retrasar la fecha del despliegue. La explicación danesa en el CPD indignó a algunos países, especialmente a la República Federal de Alemania (RFA), pues viene a romper la unidad atlántica oficial -con la ya tradicional excepción de Grecia- sobre este tema. Dinamarca no es uno de los países que desplegará estos misiles en su territorio. De ahí la furia germánica.

Comunicado duro

El comunicado final del Consejo Atlántico, indicaron fuentes solventes, ha sido redactado en términos bastante duros hacia la URSS en el tema de los misiles que ocupará toda una página, reiterando las posturas ya conocidas El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, aprovechará la ocasión para informar a su homólogos sobre los últimos pasos dados en Ginebra, tanto en la negociación sobre los euromisiles como en las START (Conversaciones para la Reducción de Armas Estratégicas). El Consejo Atlántico se convierte así en una prueba de solidaridad.El foro es simbólico: París. El Gobierno francés ha hecho un gran despliegue. En sesión formal, el primer ministro, Pierre Mauroy, se dirigirá mañana al Consejo, y los ministros asistirán a una cena presidencial. De hecho, muchos ministros pensaban marcharse en la tarde del viernes, pero una cena en un bateau mouche sobre el Sena se lo ha impedido, pues la ha convocado Claude Cheysson y asistirá su esposa.

Evitar confrontaciones

Si París es una ocasión histórica que muestra el marcado atlantismo del actual Gobierno francés, el propio lugar es propicio a evitar una confrontación pública entre Francia y EE UU sobre las diferentes apreciaciones de lo que deben ser las relaciones económicas Este-Oeste.EE UU presentó un proyecto de comunicado sobre este tema, indicaron fuentes atlánticas, sumamente inflexible sobre el control de las exportaciones de productos supuestamente estratégicos al Este. Francia lo rechazó de plano, por lo que no se espera que este Consejo vaya mucho más allá de la definición de un programa de trabajos sobre esta cuestión. Los ministros habrán leído asimismo un estudio de la OTAN sobre el cambio político en la URSS, con más continuidad que variedad.

Este Consejo Atlántico se sitúa en otro contexto de importancia: las elecciones generales británicas. El viernes, los ministros presentes sabrán su resultado. Una victoria aplastante de Margaret Thatcher vendría a dar un nuevo empujón moral -tras la victoria democristiana en la REA- a la postura de la OTAN en torno a los euromisiles. Una media victoria o una derrota de los conservadores británicos vendría a ensombrecer y llenar de dudas el comunicado final de este Consejo.

Joseph Luns dará hoy una conferencia de Prensa en París antes de que se inicien los debates reservados, que abordarán asimismo la marcha de la CSCE de Madrid.