Encuentro con los libros
COMO VIENE siendo habitual en la primavera madrileña, editores y libreros han ocupado pacíficamente el Paseo de Coches del Retiro para liberar a decenas de miles de volúmenes de la protección de las vidrieras y anaqueles y situarlos al alcance de las manos de los lectores. El esfuerzo de los gremios, el apoyo del ayuntamiento y la cobertura proporcionada por el Ministerio de Cultura han recibido, en justa correspondencia, abundante respuesta de visitantes. El cincuentenario de la Feria del Libro, inaugurada durante la II República, está recibiendo, así pues, una adecuada conmemoración, en la que sobresalen las actividades complementarias y la atención prestada a los niños y a los muchachos.La crisis económica ha afectado a la industria cultural española con igual o mayor severidad que al resto del inundo empresarial. La recesión del mercado latinoamericano está causando graves perjuicios a los exportadores de libros, que han visto reducida la demanda exterior y tienen que afrontar los coletazos de la suspensión de pagos de países como México y los efectos de devaluaciones galopantes. Dentro de nuestras fronteras, la pésima dotación bibliotecaria legada por el anterior régimen reduce a su mínima expresión la demanda institucional, cuyo fortalecimiento encuentra en nuestros días los obstáculos de la flaqueza presupuestaria. Cabe confiar que las comunidades autónomas logren colmar las deficiencias de nuestra tercermundista red de bibliotecas. Una mayor atención del, monopolio televisivo a los acontecimientos culturales podría actuar como caja de resonancia en favor de la imagen y la popularidad de los escritores españoles o latinoamericanos y atraerles nuevos lectores. La amplitud, variedad y calidad de la oferta editorial española, situada en el quinto lugar del ranking mundial, indica la importancia de una actividad qué combina su dimensión cultural con significativas aportaciones a nuestra economía. La industría editorial ocupa un lugar destacado en el sector exportador español y tiene potencial para crear puestos de trabajo. El libro, a la vez mercancía y bien cultural, se hace acreedor, por derecho propio, de las mismas ayudas que otros sectores reciben. La presencia de nuestra cultura en Latinoamérica ha tenido en los libros españoles sus más activos y eficaces representantes. El próximo otoño, y en vísperas de la gran Feria de Francfort, se abrirá por vez primera, en el recnto de la Casa de Campo madrileña, el Salón Internacional del Libro, en el que los editores españoles expondrán durante una semana sus realizaciones y sus proyectos. La participación de los editores latinoamericanos en Liber-83 constituirá la mejor demostración de la profunda unidad de un área cultura¡ que encuentra en la lengua y en el pasado los mejores títulos para un proyecto histórico común. La galaxia Gutenberg continúa siendo, en definitiva, el lugar de residencia material de los valores que nuestros escritores, ensayistas y científicos han creado con su trabajo.
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