Funcionarios, sueldos y seguridad en el empleo

Con la crisis económica, la seguridad en el empleo que provee el sector público ha sido criticada desde muchos sectores como un agravio comparativo hacia el resto de los trabajadores. Esta situación ha sido utilizada como argumento dialéctico, cuando la malvada clase funcionarial protestaba por tener unos incrementos salariales inferiores a los del resto de la población ocupada. Se suponía que la seguridad en el empleo debía implicar necesariamente un descenso sistemático de los salarios reales de ese colectivo. En los últimos presupuestos se ha creado un impuesto del 0,5% suplementario sobre los funcionarios con el fin de recaudar recursos para un fondo de solidaridad con los desempleados. Toda esta historia reciente necesita de algunas puntualizaciones.1. Las características de seguridad en el empleo del funcionario son bien conocidas. No se explica por qué, si esta ventaja es tan fundamental, no se elige por toda la población el ser funcionario en vez de entrar a trabajar en cualquier otro sector productivo.

2. Hay muchas empresas y sectores en nuestro sistema económico que ofrecen una seguridad en el empleo que se aproxima a la de los funcionarios.

3. Si el sueldo de los funcionarios debe ser más bajo por la seguridad en el empleo, éste debe ajustarse un año determinado, dejando que luego aumente a la par con el resto de los salarios en la economía. Lo que parece excesivo es que todos los años los funcionarios deban perder salario en términos relativos, porque todos los años su empleo sigue siendo seguro. Extrapolando ese razonamiénto, llegaría un momento en el que el sueldo de la función pública sería cero.

4. Parece curioso que si la gran ventaja del funcionario es que no pueda estar desempleado, ventaja que le cuesta un salario inferior al de otras actividades, se obligue al mismo tiempo a este colectivo a cotizar para proveer de fondos al desempleo, situación en la que por definición no puede estar en ningún caso.

5. La creación de un fondo de solidaridad es una idea bonita. Es una pena que la solidaridad tenga sentido moral únicamente cuando es voluntaria. Cuando ésta es obligatoria puede ser eficiente, conveniente, imprescindible o al contrario, pero desde luego no cumple las características que a muchos nos gustaría aplicar a ese sustantivo, tan importante para la regeneración moral de nuestra sociedad. / Funcionario.