Segundo tercio
Hoy es día de matadores-banderilleros; a ver qué pasa. Porque tenemos devaluado el segundo tercio, que ha quedado convertido en puro trámite. Sigue la decadente marcha del toreo de capa, que cada vez está más en desuso. Salvo excepciones, los subalternos banderillean caiga donde caiga, a la carrera. Y la mayor parte de los matadores lo mismo, con la única diferencia de que, previamente, pues les privan los ringorangos, garapufican en saludo, sonríen a la presidencia, se contonean, bailan. Habrá que pedir a los matadores que no cojan los palos, y si lo hacen, que realicen la suerte con variedad y pureza. Porque para verles cuartear a cabeza pasada y salir despepitados, mejor es el papel de los peones; por lo menos son breves.
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