Intolerable optimismo
Supongamos que el Gobernador del Banco de España hubiera dicho precisamente lo contrario de lo que ayer dijo en el Congreso. Que continuaba la crisis financiera y era previsible el inmediato ingreso de varios bancos en la UVI. Exigiría tal noticia titulares de infarto, un aluvión de editoriales, comentarios desgarradores.Pero el señor Álvarez Rendueles nos lo ha puesto muy difícil. Afirmó rotundamente, con optimismo intolerable para nuestras costumbres, que los bancos españoles disfrutaban de excelente salud y que la crisis financiera se había acabado. El resultado es el justo silencio, el destierro de la inoportuna buena noticia económica.
Los que andamos metidos en este absurdo negocio sabemos perfectamente qué lamentables efectos implican esas asilvestradas informaciones que no incitan al comentario catastrofista y al patetismo adjetival. Nuestra materia prima es la crisis y la obligación principal del Gobierno consiste en velar para que no se interrumpa tan necesario abastecimiento con el fin de evitar un vacío informativo de aterradoras consecuencias, solo comparable al vacío de poder. Entre otras razones, porque está demostrado que el poder, a su vez, se alimenta de editoriales, columnas, frases, adjetivos, oraciones subordinadas y verborrea de tinta diaria procedentes de la crisis.
Yo no sé si este Gobierno lo está haciendo bien o mal; si sus miembros todavía son demasiado ingenuos o si hay la necesaria malicia de triple filo bajo esos gestos inocentes que tanto seducen a las masas. Pero sostengo que son unos magníficos lectores de periódicos. La prueba está en que los discursos, acciones y obsesiones de los hombres del poder suelen ser desmentidos, puntualizaciones, salidas al paso o exculpaciones de esos catastrofismos que articulan los periódicos. Y así sucesivamente, en un infinito y mareante intercambio etnográfico de réplicas y contrarréplicas, editoriales y decretos leyes, columnistas y ministros. Eso explica por qué tantas veces uno tiene la rara sensación de estar leyendo un periódico cuando mira hacía el Gobierno y de estar secuestrado en la Moncloa cuando lee los periódicos.
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