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Inevitable confrontación monetaria EE UU-Francia

Pese a los esfuerzos para reducir todo tipo de enfrentamiento, la disputa monetaria franco-norteamericana y la incipiente recuperación que registra la economía occidental se perfilan como aspectos polémicos de la reunión en la cumbre que comienza hoy en Williamsburg, un pequeño poblado próximo a Washington donde hace 200 años se fraguó una de las victorias más importantes de los revolucionarios independentistas americanos.

Pero si en aquella ocasión George Washington contó con la ayuda de franceses frente a los británicos, las tornas esta vez han cambiado. El presidente Reagan, que ha prometido hacer de la novena cumbre occidental una reunión tranquila y productiva, afronta un desafío en toda regla de su colega francés, el presidente socialista François Mitterrand.

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Desoyendo los trabajos previos sobre la agenda de la reunión, preparados a lo largo de innumerables reuniones a ambas partes del Atlántico, Mítterrand sorprendió el pasado 11 de mayo, durante la celebración de la reunión anual de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), con una propuesta formal para que Williamsburg dé paso a una conferencia internaciónal, tipo Bretton Woods, que elabore un nuevo sistema monetario mundial basado en cambios fijos y estables.

El balance Reagan

La propuesta francesa, recibida con enorme frialdad y escepticismo, incluso por sus colegas europeos, carece de sentido práctico y representa, a la luz de la coyuntura favorable de la economía mundial, una auténtica salida de tono del particular momento que atraviesa el socialismo galo, sumido en una crisis de identidad como consecuencia de los adversos resultados económicos de dos años de gestión.Por el contrario, la Administración norteamericana, que no se librará, pese a todo, de fuertes y justas críticas por su política individualista de altos tipos de intereses y de restricciones monetarias a ultranza, que han llevado al dólar a su valor más alto desde el final de la segunda guerra mundial, acude a esta cumbre de los siete países occidentales más ricos con un balance económico mucho más que presentable.

Indicios de recuperación

Por vez primera desde la segunda crisis del petróleo, la economía locomotora norteamericana ofrece claros indicios de recuperación y relanza las expectativas de que su momento favorable se contagie al mundo occidental.Como la clave de este innegable éxito económico se encuentra, precisamente; en una política muy distinta a la ensayada por los expertos del Gobierno francés en los dos últimos años, las propuestas del presidente François Mitterrand para volver a un sistema de paridades fijas y estables -sistema similar al que funcionó desde 1944 a 1971, cuando Nixon suspendió la convertibilidad del oro- tienen pocas probabilidades de salir adelante.

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