_
_
_
_
Tribuna:DECIMOTERCERA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Dámaso

Antes, cuando los aficionados hablaban de Dámaso, se referían a Dámaso Gómez, el valiente y pintoresco diestro de Chamberí. Confirmó la alternativa en 1954, y hasta su retirada hace unos años, siempre estuvo en la brecha, con mayor o menor fortuna, con más o menos corridas. Dámaso fue un legionario del toreo: mataba los toros duros que las figuras no querían ver "ni en fotos". Era espigado, feo, pundonoroso y, cuando se retiró a los 50 años, fue el espada español en ejercicio de alternativa más antiguo. Los aficionados recuerdan a un lidiador de mucha personalidad, por turnos poderoso y frívolo, mandón y excéntrico. Ponía banderillas en todos los terrenos, a veces de una forma espeluznante: andando lentamente hacia el toro, paso a pasó, a ver quién se arrancaba primero, quién aguantaba más; siempre aguantaba más Dámaso, y luego clavaba con mucha reunión, de poder a poder, y el público respiraba de nuevo. Fuera de la plaza era un torero de corte antiguo: le gustaban las mujeres y la juerga.Luego, a finales de los años sesenta, empezó a sonar el nombre de otro Dámaso: Dámaso González, un albaceteño, muy distinto al primero. Era bajito, no ponía banderillas, y un influyente apoderado-empresario le ajustaba todas las fechas que podía torear. Cuando ahora se mencionaba el nombre Dámaso, los aficionados pensaban en el primero, que estaba sin torear, sentado.

Más información
Rechazados tres toros de Marca

Eso sí, el nuevo tenía tanto valor como su tocayo, se arrimaba barbaridades. Entusiasmó a las masas con un toreo antiestético, entre tremendista y mandón, y pegaba muchos pases. Hoy sigue igual, y muchos públicos gustan de contar en coro el número de pases que pega. Pero Dámaso no se inmuta, va a lo suyo; es un trabajador deltoreo. Menos un año que estaba herido, ha venido 13 temporadas a la feria de San Isidro, y hoy torea su segunda corrida del presente ciclo.

"Mato las corridas duras y las suaves, me da igual", decía Dámaso el otro día. "Al toro bueno intento torearle bien, despacio. En los menos buenos me arrimo mucho". Y parece resignado a su posición de labrador del toreo. En su segundo toro del martes pudo haber cortado la oreja de haber matado pronto, pero al día siguiente sólo dijo: "No me ayudó a la hora de matar pero tampoco estuve bien del todo. La próxima vez será". Muchos críticos y aficionados le censuran su falta de estética, pero esto tampoco preocupa al matador. "He intentado torear con más arte pero es difícil, no puedo, no me va. No disfruto".

Dámaso tiene: 35 años, una esposa y tres hijas. También, una finca en Albacete con ovejas, viñas y cereales. Mientras le siga interesando esto, no piensa retirarse. ¿Y cuándo llega el día de marcharse? "Iré a mi finca", contesta. "A ponerme a trabajar".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_