Los catalanes
Maragall con su vaca, Gimferrer con su Venecia de teatro, Isidoro Nonell con una tribu de gitanos, Eugenio d'Ors vestido de Goethe ampurdanés, Verdaguer frente a la Atlántida, como Platón, y también vestido de largo, como el otro, el poeta más barcelonés de las Ramblas, que resulta ser argentino, Antonio Rabinad con la esposa sufridora y su última novela, Memento mori, Carner, Espriú, Sagarra, herida luminosa por el pecho, la Roig, aquella Montserrat de los 60/70, con falda larga de hippy/progre, tan dulce aún para la amistad, mi sobrina Carola, catalana de Pueblo Nuevo que ha cumplido veinte y va haciendo su belleza introverti da, el Pla tardío escribiendo sus artículos, para el Destino de Vergés, por detrás de una quiniela, Nuria Pompeia, enjoyada de ojos, fuerte de sonrisa, Salvador Pániker, sabio y sedante, no sabio/increpante, como tantos, Rubert de Ventós, el filósofo amigo de Catherine Bassetti, Manuel Vázquez Montalbán, el Orson WeIles rojo de aquella gauche/Bocaccio, Coral Maspons, aparición rubia entre las gabarras del cielo mediterráneo, Lara Bosch, como una biblioteca circulante y circular, Luis Racionero, de amistad y minucia, la Maña en el Molino, Jonhson muerto de pie en el Molino el Gran Gilbert, cantando muerto en la Bodega Bohemia, Laura Cabarrocas, de una felinidad escapadiza y rubia, Barcelona.Barcelona, en fin, y toda Cataluña, como la doble vida (ahora vuelve Double life, de Donald Colman) del escritor, como una doble cultura, el lento, largo, eterno y antiguo descubrimiento de Cataluña, tan vasto y rico para mí como el descubrimiento de Francia, un suponer. Cataluña, su historia y sus señas de identidad presiden desde hoy la vida cultural de Madrid. Todo un mes duradero y catalán. Catalunya en la España Moderna (1914-1983). Todo en Colón, nudo grandioso entre Recoletos y la Castellana. Organiza la Generalitat. Felipe González y Jordi Pujol presiden la inauguración. Tengo aquí la invitación de don Jordi: "El Molt Honorable Senyor Jordi Pujol, President de la Generalitat de Catalunya, se complace en invitarle", etcétera. El presidente Companys apretaba los puños, en 1937, solidario y enérgico, hablando a los amigos de Madrid, a los sitiados madrileños, a los cercados, bombardeados, enterrados, almacenados, alacraneados madrileños. Joan Ainaud de Lasarte nos lleva de la mano hasta 1714 y nos trae de regreso a Colón/84. La muestra es medularmente política. En 1936 se vuelve a desguazar la nao catalana. En Cataluña son transparentes las tres clases sociales, alta, baja y media, porque el equilibrio ha dado claridad al conjunto, lejos del embarullamiento centralista. No ha hecho la revolución, Cataluña, pero ha hecho la contrarrevolución del orden, mediante la cual cada uno sabe dónde está, y esto es lo que abre paso y despeja el aire cuando tino viaja por Cataluña, pasea por Barcelona o lee a sus poetas y prosistas. Los desnudos de Planes, las gitanas de Nonell, los golfos de Hugué, los burgueses de Casas, las señoras del Liceo, los noucentistes de d'Ors, las playas desoladas de Tàpies, las mujeres arlequinadas/ afrancesadas del gran Cuixart, todo se nos ha entrado por Atocha, y a ver si este aldeón que es Madrid, en la provincia de Ciudad Real, se entera de que hay una Cataluña, tejedora y ulisaica, algo así como la mujer que se parecía a Penélope, que es el otro costado del costado que nos falta. Destilar, telar, algodonear, catalogar, estampar, navegar, maquetar, fisgonear, todo un inmenso mundo en viaje, hacia el Paraíso Terrenal o tierra prometida de Mataró.
Tres siglos de política hasta conseguir una sardana sinfónica. Del federalismo al anarquismo, y vuelta. Mi patria es el puente aéreo y Cataluña mi doble vida, mi cuarta dimensión, lo conocido tan desconocido. Que los madrileños se enteren de Cataluña, como tendrían que enterarse de Fortugal, por ejemplo. Vivimos de nuestro centralismo, nutridos de nosotros, entre dos ignorancias, entre dos alas como dos mares -Atlántico, Mediterráneo- y sin aprender a volar.
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