Miles de argentinos marchan por las calles de Buenos Aires en repudio del documento militar sobre la 'guerra sucia'
En un mismo día, el pasado viernes, quedó abierto y expuesto de manera clara y definida el tremendo drama social que padece Argentina. Mientras, por un lado, la Junta Militar distribuía por todos los medios de información en su poder un documento en el que se denunciaban los supuestos planes terroristas de la guerrilla, por otro, miles de personas marchaban deshaciendo intimidaciones y amenazas y entonando estribillos tales como "asesinos, asesinos", "uno, dos, tres, mataron otra vez" y "se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar". También se pidió el cese del "terrorismo de Estado".
En la que fue la mayor concentración popular de todas las convocadas hasta ahora por las organizaciones defensoras de los derechos humanos, más de 35.000 personas recorrieron 25 calles del centro de Buenos Aires para repudiar el documento final de la Junta Milita sobre la guerra sucia.En la concentración realizada en la plaza ubicada frente al edificio del Congreso Nacional, en uno de los extremos de la avenida de Mayo, dirigentes y representante de todos los sectores insistieron en reclamar "el cese del terrorismo de Estado; que se acaben las mentiras oficiales; que sean liberado los presos políticos, y que se devuelvan a sus hogares los niños desaparecidos".
Palabras de Pérez Esquivel
El último de los oradores fue Adolfo Pérez Esquivel, el premio Nobel de la Paz, quien, pese a su prolongado ayuno por la huelga de hambre que mantiene, encabezó la marcha y se expresó con vehemencia. Pérez Esquivel sostuvo que la opción liberación o dependencia implica hoy terrorismo de Estado o democracia popular. Los partidos políticos y todas las organizaciones democráticas deben asumir en sus programas la defensa de los derechos humanos. La Iglesia, como los sectores gremiales, sociales y culturales, tiene un compromiso: no aceptaremos a los cómplices".La señora Hebe de Bonafini, presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, que utilizó como todos un pequeño micrófono conectado por cable a los altavoces de una camioneta estacionada en las cercanías, aseguró que "las madres estamos dispuestas a dar hasta la última gota de sangre para que la juventud pueda pensar, decir y hacer en libertad. Debemos tener en la memoria a los generales como Camps, Harguindegui, Videla y Viola. Sobre todos ellos debe caer el peso de la ley".
La multitud interrumpía con cantos y ovaciones a los dirigentes. Se insistía en repetir "ahora, ahora, resulta indispensable, aparición con vida y castigo a los culpables". Y también se exigió "que digan dónde están los niños secuestrados", cuando la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo recordó con una dolorosa ironía que los niños detenidos y desaparecidos o nacidos en cautiverio "no pueden haber pasado a la clandestinidad ni viajar al exterior, como dice el informe militar".
Todos los partidos políticos de centro-izquierda estuvieron representados con pancartas y delegaciones. También se adhirió la Asociación de Actores, en cuya columna el público reconoció a figuras famosas del ambiente artístico argentino. Un grupo de legisladores y sindicalistas brasileños que se encontraba en el país para expresar su solidaridad con Pérez Esquivel, participó en la marcha junto a las madres de uruguayos desaparecidos en Argentina.
Despliegue policial
La concentración transcurrió y finalizó sin incidentes. Una columna de militantes de la corriente de Intransigencia y Movilización -en la cual militaba Osvaldo Cambiaso, secuestrado y muerto por la policía el sábado pasado se acercó desafiante al escuadrón policial que defendía la explanada de entrada al Parlamento, pero los encargados de la seguridad de la columna evitaron el choque.La policía rodeó a la multitud con sus efectivos de la Guardia de Infantería, carros de asalto y pelotones de honlbres montados a caballo, vestidos con equipo de combate, listos para reprimir. A mediodía, el Gobierno había dado a conocer un comunicado en el que se advertía que las entidades organizadoras "no habían solicitado la autorización correspondiente y por lo tanto se había dispuesto un servicio de prevencion para garan tizar el orden y la seguridad".
Por la mañana, la Junta Militar, a través de los tres jefes de inteligencia de las Fuerzas Armadas, había denunciado en un documento "los planes de infiltración terrorista en sectores políticos". La Junta acusó al movimiento de In transigencia y Movilización, corriente interna del peronismo, que lidera el doctor Leónidas Saadi, de mantener estrechos contactos con la conducción de los Montoneros en el exilio yaseguró que La Voz es el órgano de "difusión y adoctrinamiento" de esa tendencia, mantenido por los Montoneros.
El doctor Saadi ofreció por la tarde una conferencia de prensa y desafió a la cúpula militar a "probar una sola de sus falsas afirmaciones. En cambio, yo me comprometo a probar sus latrocinios, sus crímenes y sus responsabilidades en la destrucción del país". Saadi, representante de la izquierda peronista, se reunió por la tarde con Saúl Ubaldini y Lorenzo Miguel, líderes sindicales peronistas. Las declaraciones conjuntas insistieron en que "nuestros enemigos están fuera del peronismo y no vamos a responder a las provocaciones para dividirnos".
La reacción militar parece ser cada día más desesperada. Dos nuevos casos de intimidaciones a periodistas y de desaparición de personas fueron denunciados ayer. El sábado volvieron a circular insistentes versiones sobre la posibilidad de que se modifique la cúpula del poder. El presidente Reinaldo Bignone sería sustituido por el comandante en jefe del Ejército de tierra.
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