La Guardia Civil precintó en Lérida una casa con objetos de subastas y embargos
José María Humbert Rovira, propietario de un importante almacén de muebles y objetos procedentes de subastas y embargos, sito en el número 112 de la calle de Badal, de Barcelona, se encuentra en paradero desconocido, después de que el juez Manuel Sáez Parga, titular del Juzgado de Instrucción número 8, decretara la orden de busca y captura por tres presuntos delitos de incendio provocado, estafa y malversación de caudales públicos.La Guardia Civil precintó en Organyà (Lérida) una casa de campo con objetos procedentes de subastas y embargos, que habían estado guardados en el almacén de la calle de Badal.
Las investigaciones que sobre este caso llevó a cabo la Guardia Civil habrían sido un punto de partida para descubrir posibles irregularidades en los juzgados 2 y 6 de primera instancia de Barcelona.
José María Humbert Rovira, de 40 años de edad, era propietario de una almacén situado en la calle de Badal, en el barrio de Sants, a pocos metros del Cinturón de Ronda.
En 1981, este almacén, de considerables dimensiones, donde se acumulaban muebles y enseres procedentes de subastas y embargos, sufrió un incendio del que inicialmente nadie pensó que hubiera podido ser provocado y por el que el propietario llegó a cobrar una prima millonaria que le abonó la compañía aseguradora del inmueble.
El asunto llegó a los tribunales por un hecho casi marginal. Dolores Lancharro Durán, una anciana barcelonesa que había sido desahuciada en 1981 por incumplir unos pagos a la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona -no pudo satisfacerlos porque fue ingresada de imprevisto en el hospital de Sant Pau, aquejada de una grave dolencia-, al salir del centro hospitalario, intentó recuperar sus enseres.
Tras numerosas idas y venidas, consiguió la dirección del almacén de la calle de Badal, después de reunir las 80.000 pesetas que necesitaba para cubrir su deuda.
La sorpresa de la mujer fue mayúscula, cuando José María Humbert Rovira le dijo que sus bienes habían sido pasto de las llamas y que no insistiera en recuperarlos.
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