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ECOLOGÍA

Hallados en una pequeña localidad francesa los bidones con desechos de dioxina procedentes de Seveso

Los 41 bidones que contienen tierra contaminada con dioxina procedentes de la zona de Seveso, en Italia, se encuentran en un hangar situado en Anguilcourt-le-Sart, pequeña localidad de 300 habitantes situada entre Laon y Saint-Quentin, al norte de Francia. Esta última localidad es donde se perdía la pista de los bidones, cuya búsqueda ha movilizado durante los dos últimos meses a los gobiernos de varios países europeos, especialmente Francia y Alemania Federal.

El anuncio fue hecho en la tarde de ayer por el fiscal de Saint-Quentin, Alain le Gouic. El juez instructor encargado de la causa, Regis Vahnasbrouck, se trasladó ayer a esta pequeña localidad francesa, sobre la base de las informaciones suministradas por Bernard Paringaux, gerente y único trabajador de la empresa Spelidec, encargada por la filial italiana de la multinacional alemana Mannesmann de hacer desaparecer los bidones, y que fue detenido en Saint Quentin el pasado 30 de marzo.La revista alemana Die Welt publica en su último número, que aparece hoy, el hallazgo de los bidones, que, según la revista, se encuentran enterrados en un patio que forma parte de las antiguas murallas de la villa, situado a la izquierda del monumento a los caídos que se encuentra delante de la escuela municipal.

Seveso, pequeña localidad próxima a Milán, fue el escenario en 1976 de una de las mayores catástrofes ecológicas de la historia. Una explosión en una planta química de la empresa Ecmesa, filial de la multinacional suiza Hoffman-Laroche, produjo una nube de dioxina, gas fuertemente tóxico, que obligó a evacuar a toda la población. Una empresa de Alemania Federal se encargó, en septiembre del año pasado, y a petición de la multinacional suiza, de transportar 2.200 kilogramos de tierra altamente contaminada con dioxina a lugar seguro. El senador italiano Luigi Noe, responsable de la oficina especial creada en Lombardía para coordinar los esfuerzos de las autoridades tras la catástrofe, acompañó los desechos a la frontera italiana.

La revista francesa Science et Vie fue la primera que denunció el caso, seguido con verdadera expectación por medios ecologistas primero, y sociales y políticos después, hasta provocar un debate en el Parlamento Europeo sobre el transporte y almacenamiento de desechos peligrosos. Las autoridades francesas detuvieron al gerente de Spelidec, una empresa fantasma a la que la multinacional alemana encargó el entierro de los desechos mediante el pago, según parece, de una elevada cantidad de dinero.

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