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Miguel Boyer defiende ante la OCDE la necesidad de mantener una política diferenciada de ajuste económico

La necesidad de la economía española de perseguir una política diferenciada que, frente al grupo de países que comienzan a salir de la crisis, persevere en el ajuste de los desequilibrios persistentes, fue defendida ayer por el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, ante la sesión ministerial de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que concluyó ayer en París. El comunicado final de esta reunión hace, precisamente, una recomendación general para que determinados países aprovechen el margen de maniobra que permite la recuperación y mantengan, al menos nominalmente, las tasas de crecimiento obtenidas.

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Para otros países, sin embargo, las recetas de la OCDE son mucho más cautas dentro de la política diferenciada que preconiza el organismo económico occidental. En este sentido, la OCDE resalta la necesidad de mantener las políticas de ajuste en aquellas economías que todavía experimentan tasas altas de inflación, presentan deficiencias estructurales y sufren fuertes desequilibrios en su sector exterior."En estos países, que totalizan un 20% del PIB de la OCDE, se requieren aún progresos adicionales contra la inflación y reformas estructurales para que su mejor funcionamiento sea más pronunciado", dice el comunicado final.

La economía española, que se encuentra dentro de este último grupo, experimentará los beneficios derivados de esta recuperación en los grandes países, pero el ministro español advirtió, en conferencia de prensa, que los efectos "tendrán un ritmo más lento", ya que todavía necesita mantener una política de ajuste caracterizada por medidas monetarias rigurosas (la oferta monetaria crecerá un 13%, frente al 16% de 1982), decisiones presupuestarias de contención del crecimiento del déficit y elaboración de un plan o marco de actuación a medio plazo, tal como recomienda el organismo.

En su discurso ante la sesión plenaria, Miguel Boyer señaló que "la orientación de la política económica española ha sido acometer inmediatamente la corrección de los desequilibrios" que presentaba la economía a final del pasado año, con una tasa de inflación del 14%, un déficit público equivalente al 6%. del PIB y un déficit de balanza de pagos por cuenta corriente de 4.000 millones de dólares, que, en términos relativos, era del 2,4% del PIB.

El objetivo del Gobierno para este año, señaló, es reducir al menos dos puntos el diferencial de inflación con los países europeos de la CEIE (en los tres primeros meses se ha reducido en un punto y medio). Contener la tendencia muy rápida al crecimiento del déficit (que pasó del 3,5% al 6% del PIB en 1982) y reducirlo al 9% del PIB en 1983, con sucesivos progresos en los años posteriores.

A este respecto, el ministro español señaló, en posterior conferencia de prensa, que España podrá mantener un crecimiento aceptable en 1983, que, según la OCDE, en el informe sobre las perspectivas generales, que se hará público en julio, estará situado en torno al 1,9%, muy próximo a la propia previsión del Gobierno socialista.

Miguel Boyer admitió que este porcentaje de crecimiento será insuficiente para crear empleo, pero dijo que, al menos, detendrá la destrucción de puestos de trabajo. A este proceso, añadió, contribuirá la reducción a la baja de la productividad, con medidas tales como reducción de jornada, etcétera, que descenderá del 2,7% en 198,2 a algo menos del 2% en este año.

Posiciones españolas

"Nuestro objetivo", dijo el representante español, "no es ampliar el sector público, y nuestro programa de Gobierno no contempla este tipo de política. Nuestra preocupación es la de sanear y reducir la absorción de recursos de la economía por el sector público". Boyer enumeró, asimismo, otros sectores donde se van a emprender reformas tales como la agricultura, transportes y sistema financiero.Respecto a, los problemas globales de las economías occidentales, el discurso del representante español fijó las posiciones del Gobierno socialista en temas tales como la, estrategia diferenciada para salir de la crisis, el proteccionismo, el endeudamiento, Tercer Mundo, la recuperación en curso, la existencia de riesgos en el alcance de esta meta y, en la posterior conferencia de prensa, la propuesta del presidente francés para negociar un nuevo orden monetario mundial.

En este sentido, Boyer defendió la estrategia diferenciada de la OCDE para salir de la crisis, que se traduce en el mantenimiento de políticas de aprovechamiento del margen de maniobra para el crecimiento que han dejado las políticas deflacionistas previas y en la continuación, en un pequeño número de países, de políticas antiinflacionistas y ajuste.

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