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África del Sur reforma su Constitución, pero mantiene marginada a la mayoría negra

Soledad Gallego-Díaz

Suráfrica, el único país del mundo en el que la segregación racial está legitimada por las leyes, va a modificar su Constitución para permitir que las minorías asiática y colored people (mestizos) participen, de una fórma limitada, del poder legislativo, reservado actualmente en exclusiva a los blancos. La mayoría del país, negra, quedaría al margen de este proceso.

El proyecto de ley fue presentado la semana pasada en el Parlamento por el ministro para el Desarrollo Constitucional, Chris Heunis, quien afirmó que "los tiempos que corren exigen cambios" y que la adaptación" propuesta es necesaria para asegurar la estabilidad del régimen a largo plazo. Según los planes del Gobierno, la reforma constitucional será aprobada este año y entrará en vigor el próximo. Se trata de la más amplia modificación del sistema parlamentario surafricano, desde que en 1960 se declaló república y abandonó la Commonwealth.La proyectada reforma constitucional, que ha sido preparada por el primer ministro, P. W. Botha, líder del Partido Nacional, en el poder, ha suscitado diferentes reacciones: el ultraderechista Partido Conservador la ha acogido con furia, acusando a Botha de preparar el camino para que Suráfrica se convierta en una segunda Rhodesia, mientras que el Partido Federal Progresista la considera insuficiente porque deja fuera al 70% de la población. Los principales interesados, asiáticos y coloreds, se muestran prudentemente escépticos.

El próximo martes se conocerá la reacción de los blancos de las tres provincias más conservadoras del país, en el Transvaal, en las que se celebran elecciones parciales. Aunque no peligra la gran mayoría parlamentaria del Partido Nacional, y aunque no se ventila directamente la reforma constitucional, la votación puede llevar al primer ministro a actuar con una mayor lentitud. El Partido Conservador, que se creó hace escasos meses con 18 parlamentarios fugados del Partido Nacional, pretende presentar las elecciones como una protesta frente a la política racial del Gobierno, que considera excesivamente blanda.

La reforma constitucional prevé la sustitución del actual sistema parlamentario (House of Assembly, con 175 miembros, todos blancos) por un sistema tricameral, con una Cámara para blancos, de 178 miembros, un Congreso de Diputados para los asiáticos (45 miembros) y un Congreso de Representantes para los colóreds (85 escaños).

El presidente del Gobierno será sustituido por el presidente ejecutivo nombrado por un colegio electoral, elegido a su vez por las tres cámaras, pero en el que se asegura la mayoría absoluta blanca.

Asamblea blanca

Se creará también un Consejo Presidencial, 45 de cuyos 60 miembros serán designados o bien directamente por el presidente o bien por la Asamblea blanca, que actuará como cuerpo legislativo supremo.Las tres cámaras trabajarán por separado. Asiáticos (900.000 personas) y coloreds (2,5 millones) podrán tener control sobre cuestiones específicas de sus respectivas comunidades.

La reforma constitucional no variará un ápice la situación de los 20 millones de negros, confinados a los homelands, ni la absoluta primacía de los 4,5 millones de blancos, que continuarán disponiendo de los mecanismos esenciales del gobierno del país.

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