Argelia y Tanzania proponen que las 'cumbres' de la OUA se celebren en Addis Abeba

Argelia y Tanzania han propuesto, separadamente, que todas las futuras cumbres de la Organización para la Unidad Africana (OUA) se celebren en Addis Abeba, capital de Etiopía, donde radica su sede oficial, desde que fuera creada hace ahora 20 años. El primer ministro argelino, Mohamed Abdelghani, ha subrayado esta semana que la sugerencia ha sido acogida favorablemente por varios Estados del continente negro.

Esta propuesta, cuya materialización ahorraría varios millones de dólares a la organización africana, trata de impedir, como ocurriera el año pasado en Trípoli, que las diferencias entre países miembros se traduzcan en un bloqueo permanente de los mecanismos que regulan las relaciones político-económicas de la OUA. Los conflictos del Sáhara Occidental y el Chad hicieron abortar dos intentos de reunir el quórum de 34 países miembros, necesario para llevar adelante la cumbre anual prevista por los estatutos de la organización.La próxima reunión de jefes de Estado y Gobierno africanos debe celebrarse en Addis Abeba a principios de junio. Un comité de conciliación de 12 países, creado para dirimir las diferencias sobre los dos conflictos señalados, llegó recientemente a un compromiso, según el cual se autorizaría la presencia del actual jefe de Estado del Chad, Hissene Habre, al que no se le permitió participar en la conferencia de Trípoli, en 1982, a cambio de la presencia de una representación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Ese compromiso no satisface los deseos de algunos países, entre ellos Marruecos, Senegal y Egipto, que mantienen su hostilidad a toda presencia del Polisario en las reuniones formales e informales de la organización. El frente saharaui, tras haber renunciado a participar en la segunda cumbre abordada en la capital de Libia, ha declarado que estará presente en Addis Abeba. A pesar de que la OUA se ha convertido en una verdadera caja de sorpresas, hasta ahora no existe la menor indicación de que los saharauis vayan a renunciar voluntariamente a asistir a la próxima conferencia.

El escaso tiempo que queda antes de que se reúna esa cumbre reduce las posibilidades de un arreglo negociado del problema de la presencia de la RASD, a lo que hay que añadir la existencia de un prolongado compás de espera en el proceso de normalización argelino-marroquí y la negativa reiterada de Rabat de aceptar la negociación pública con el Polisario del conflicto en la anterior colonia española.