El presidente sirio rechaza el proyecto de Shultz para la retirada de todas las tropas extranjeras de Líbano
El presidente sirio, Hafez el Asad, calificó el principio de acuerdo para la retirada de tropas de Líbano, aprobado por Israel, "un contrato de sumisión a Israel, y no un acuerdo", al término de la entrevista de tres horas y media que mantuvo con el secretario de Estado norteamericano, Georpe Shultz. Después del acuerdo alcanzado en Jerusalén, Shultz Intentó ayer en Damasco conseguir que Siria acceda tambien a retirar sus soldados de territorio libanés. El propio Shultz reconoció, al término del encuentro con el presidente sirio, que éste se había mostrado "muy poco entusiasta" con su proyecto. Unos comentarios de la radio oficial, emitidos mientras se celebraba esa entrevista, se hacían eco del ambiente hostil a la gestión de Shultz.
"Hemos venido con una idea bastante clara de su punto de vista y no estamos particularmente sorprendidos por su posición", comentó Shultz tras su encuentro con Asad, al que también asistieron el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Abdel Halim Jadam, y el enviado especial norteamericano, Philip Habib. El secretario de Estado norteamericano, que, a su llegada a Damasco, declaró que Washington "reconoce el papel determinante de Siria en Oriente Próximo", manifestó poco antes de abandonar la capital siria que, en un cierto nivel de principio, ellos (los sirios) están de acuerdo" con la retirada de todas las fuerzas extranjeras de Líbano.El presidente sirio manifestó a Shultz, según la agencia Sana, que "Siria no puede estar de acuerdo con lo que atenta a la independencia, a la libertad y a los intereses de Líbano, a la seguridad y a los intereses de Siria y, por consecuencia, a la seguridad y los intereses de la nación árabe". Asad añadió que "ninguna lógica justifica que Israel obtenga beneficios de su invasión de Líbano"
La radio siria criticó severemente la política norteamericana en la región y los "llamados esfuerzos de paz norteamericanos", que pretenden "asegurar la supremacía israelí sobre los árabes, realizar las ambiciones expansionistas de Tel Aviv y servir así a la estrategia de Washington".
Presiones norteamericanas
El comentario de radio estimó que el acuerdo entre Líbano e Israel para la retirada de tropas israelíes había sido conseguido por "las presiones norteamericanas ejercidas en los últimos días para obligar a Líbano a aceptar un acuerdo que concede ventajas militares, políticas, económicas y de seguridad a los agresores israelíes". "Es natural", concluyó la radio, "que tales esfuerzos no sean acogidos favorablemente por los árabes".La retirada de tropas sirias y palestinas de territorio libanés es, según el acuerdo anunciado el pasa do viernes en Jerusalén, condición imprescindible para que Israel acepte la retirada de sus tropas.
Tras sus conversaciones en Damasco, adonde llegó procedente de Jordania, Shultz viajó a Arabia Saudí, donde tenía previsto entrevistarse con el rey Fahd.
En Amman, donde fue recibido por el rey Hussein, Shultz declaró que el monarca jordano apoya "totalmente las posiciones del Gobierno libanés sobre el acuerdo para la retirada de fuerzas extranjeras de Líbano". El primer objetivo de su visita a Jordania ha sido, según la impresión de los observadores, restablecer la confianza del rey Hussein en la Administración norteamericana, molesta por la negativa del monarca jordano a participar en las conversaciones de paz con Israel propuestas por el presidente Ronald Reagan.
Apoyo jordano y egipcio
La Prensa jordana, que en las últimas semanas utilizó un tono muy crítico con Estados Unidos, se refería ayer a las "felicitaciones que merecen Shultz y el presidente Reagan" por haber alcanzado "progresos en la vía de un reglamento global". Los diarios jordanos consideran que la pelota está ahora del lado sirio.También Egipto ha acogido con "satisfacción" el proyecto de acuerdo líbano-israelí, que, según un portavoz oficial, "permitirá la retirada de fuerzas israelíes de Líbano".
Analizando las consecuencias del acuerdo de principio para la retirada de Líbano, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Isaac Shamir, explicó ayer que, de manera general, Israel ha conseguido sus tres objetivos iniciales: la retirada israelí de Líbano en el contexto de una retirada de todas las fuerzas extranjeras, garantías de seguridad en la frontera norte de Israel y un nuevo sistema de intercambio entre Israel y Líbano que permitirá relaciones de buena vecindad entre los dos países".
Opinión pública israelí
Los observadores coinciden en que estas explicaciones están dirigidas a una opinión pública a la que se le había prometido la paz con Líbano y que había hecho numerosos sacrificios desde el principio de la guerra. Todos los grupos políticos que desde el primer momento se habían opuesto a la guerra coincidían ayer en que este proyecto de acuerdo no justificaba la muerte de 482 soldados israelíes. Las autoridades libanesas mantienen gran reserva sobre el acuerdo alcanzado por Shultz en Jerusalén.El anuncio de este acuerdo ha coincidido con un deterioro de la situación militar en Líbano. En la noche del viernes al sábado, varios barrios de Beirut este, así como otras localidades del litoral, fueron escenario de violentos bombardeos, que se mantuvieron hasta el amanecer. Los disparos procedían de las montañas que rodean Beirut, algunas bajo control israelí y otras bajo control sirio.
El principal inconveniente del acuerdo aprobado el viernes sigue siendo, para las autoridades israelíes, el papel del comandante disidente libanés, y aliado de Israel, Saad Jadad, quien verá reducida su fuerza de 3.000 milicianos a 30. "No estamos de acuerdo con esa propuesta y en los próximos días nos pondremos a trabajar en ese asunto", dijo ayer el ministro de Asuntos Exteriores israelí.
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