_
_
_
_
Reportaje:

El vía crucis bancario de pensionistas y comerciantes

Las grandes empresas esquivaron la huelga con un servicio a domicilio

Veinte millones de ciudadanos, en mayor o menor medida, se vieron afectados por la semiparalización de la banca privada, desde el 29 de abril al 5 de mayo, como consecuencia de la huelga protagonizada por los trabajadores del sector. El anuncio de la huelga con antelación a su inicio, el adelanto en el pago de nóminas en la mayor parte de las empresas y la declaración de los días de conflicto como fechas inhábiles para la negociación de letras aminoraron los efectos del cierre bancario para la mayor parte de la clientela y evitaron incalculables perjuicios de índole económica y de amplia proyección social. No obstante, amplios colectivos de la sociedad, fundamentalmente pensionistas y pequeños comerciantes, han padecido serios trastornos en sus economías, que en algún caso les han llevado a situaciones individuales no exentas de dramatismo.

El dos de mayo, como cualquier otro primer día hábil de mes, cientos de miles de ancianos y jubilados acudieron a las distintas sucursales bancarias de barrio para cobrar sus pensiones. Minutos antes de la apertura de las oficinas, al tiempo o incluso antes que los piquetes, decenas de ancianos, en disciplinadas colas, custodiaban unas puertas que en muchos casos no llegaron a abrirse.Las precarias condiciones económicas de muchas de estas personas, que apenas pueden llegar a final de mes con pensiones de 14.000 o 15.000 pesetas, la falta de información que caracteriza este colectivo, y los lazos de amistad y de relación social que establecen entre ellos (son muchos los que han convertido en cita social esta comparecencia mensual ante las ventanillas de las oficinas de crédito), explican su presencia en las oficinas bancarias desafiando consciente o inconscientemente posibles incidentes con los huelguistas.

En muchos casos estos ancianos pudieron pasar, ante la ausencia de piquetes o la vista gorda de sus componentes, a las ventanillas y cobraron sus pensiones sin mayores problemas. En algún caso, sin embargo, se produjeron enfrentamientos verbales de gran violencia entre algunas de estas personas y los huelguistas. En una sucursal bancaria de la zona madrileña de Ventas, la llegada de un piquete provocó el cierre de la oficina, encontrándose varios clientes en el interior, y uno de ellos -un anciano- padeció una grave crisis nerviosa, que obligó al director de la oficina a evacuarlo casi clandestinamente, por una puerta trasera, ante el temor de que su histeria tuviera consecuencias graves para su salud.

Daños al pequeño comercio

Muchos ancianos, por otra parte, han tenido que recurrir a familiares o vecinos para que les prestasen dinero hasta que la normalidad volviera a los bancos y pudiesen cobrar sus pensiones.El pequeño comercio también se ha visto afectado por el conflicto. En una sucursal bancaria de la calle de Fuencarral, de Madrid, los pequeños comerciantes de la zona ingresan diariamente la recaudación, en unas bolsas al efecto, en el cajero automático de la entidad, tras el cierre de sus establecimientos. En los días de huelga, según el director de esta oficina, los ingresos realizados por este procedimiento han sido la mitad de los habituales. Las ventas de estos establecimientos comerciales se han reducido sensiblemente estos días de huelga bancaria.

En otras oficinas de otros barrios, por ejemplo en Ventas, no ha funcionado el citado cajero automático, lo que ha provocado problemas de tesorería en distintos establecimientos, como tiendas de electrodomésticos, bingos y almacenes de alimentación. Algunas de estas entidades han incumplido los límites de dinero depositado que les exigen las compañías de seguros.

Las transferencias bancarias han funcionado, en muchos casos, gracias a los medios técnicos de teleproceso de que hoy disponen la mayoría de las entidades, aunque en algunos casos también aquí se han producido trastornos a los usuarios. La mayor liberalidad de las sucursales para autorizar y tramitar estas y otras operaciones pequeñas habituales, siguiendo las directrices que habían dado los siete grandes bancos a sus oficinas, contribuyó a paliar estos perjuicios, "aunque en algún caso nos va a costar dinero este menor rigor", según un alto responsable de una de las mayores entidades de crédito.

Pequeños trastornos han sufrido también algunos clientes que tenían depositadas acciones en sucursales bancarias y que no han podido ver tramitadas sus órdenes de compra y venta en el mercado bolsístico. Algunas firmas han tenido, asimismo, que afrontar determinados pagos sin poder disponer por la huelga de abonos previstos para saldar esos compromisos

Servicio domiciliario

Las grandes empresas prácticamente no han sufrido las consecuencias de la huelga, ya que han adelantado el pago de sus nóminas y han previsto con tiempo, en los días previos al cierre de la banca, sus operaciones. Cuando éstas resultaron imposibles de adelantar o aplazar, los bancos han facilitado a estos grandes clientes un improvisado servicio a domicilio que les ha permitido sortear piquetes y operar con entera normalidad.Las mayores consecuencias económicas de la huelga se hubieran derivado del ingente movimiento de letras y efectos comerciales, pero la inactividad de las cámaras de compensación y la declaración como fechas inhábiles de los días de paro han reducido al mínimo este problema. No obstante, el ciudadano medio que debía afrontar la letra de un automóvil o de unos grandes almacenes, y que fue requerido por las firmas vendedoras a que cumpliera su compromiso, pasó momentos de tensión al desconocer que habían sido declarados inhábiles dichos días. Varios miles de millones en letras que no se han descontado, han permanecido sin producir intereses en oficinas bancarias. No obstante, estas entidades también se han visto favorecidas por determinados depósitos que han permanecido más tiempo del que hubiera sido habitual en sus oficinas.

Disminución de las operaciones

En cuanto al nivel de actividad de las oficinas bancarias durante la huelga, varias sucursales consultadas han manifestado que sus movimientos cayeron de un 60% a un 80% sobre sus cifras habituales en fechas similares de mes, y de un 50% a un 40% en su volumen global de operaciones (la diferencia se explica en que los grandes clientes, que son los que mayor dinero mueven, no se han visto prácticamente afectados).Los perjuicios del cierre de la banca, según un alto directivo de una de las entidades mayores del país, han sido más de carácter social que económico. "Aunque se ha producido un retraso en el flujo de pagos y cobros que todavía no se ha valorado". Las cajas de ahorro se han beneficiado en pequeña medida de la inactividad de la banca, en cuanto que han recibido operaciones suplementarias, pero también se han visto perjudicadas dado que muchas de las transacciones las realizan con la banca.

A los responsables de la gran banca, más allá de los perjuicios económicos, les preocupa el posible deterioro de imagen ante el usuario de sus servicios como consecuencia de esta semana de conflicto laboral y semiparalización.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_