Estados Unidos apoya la modernización armamentista de España y presiona para la incorporación militar a Europa
JUAN ROLDÁN, Cuando el presidente del Gobierno, Felipe González, lleve a cabo su primera visita oficial a Washington, en el mes de junio, encontrará a una Administración Reagan escéptica ante la línea de compromiso político que los socialistas piensan seguir respecto a Europa, reacia a la participación española en el conflicto de Centroamérica, y satisfecha por las intenciones de modernización armamentista y reforma del estamento militar anunciados por su Gobierno.
A lo largo de una semana de entrevistas con altos funcionarios de la Administración norteamericana y miembros de los partidos republicano y demócrata en el Congreso, la impresión que se saca es la de la enorme preocupación en Washington por la seguridad y la unidad de la Alianza Atlántica, por la negativa soviética a negociar una reducción de los sistemas de armas nucleares de medio alcance (INF), y por la amenaza de una "segunda crisis de los misiles", esta vez en Nicaragua y no en Cuba.Hasta ahora, los contactos mantenidos con el nuevo Gobierno español durante las visitas realizadas a Madrid por los secretarios de Estado, George Shultz, y de Defensa, Caspar Weinberger, han sido alentadores, según manifestó a EL PAIS el vicepresidente de EE UU George Bush. "Esperamos a Felipe González en junio con verdadero interés, su Administración ha demostrado una gran actividad en estos meses y sus posiciones han sido firmes", sigue diciendo Bush.
No obstante, al Gobierno Reagan no le gusta nada la intención de los socialistas de llevar el tema de la integración de España en la OTAN a referéndum. "Nosotros ya tenemos bastante con preocuparnos de nuestros problemas internos y de nuestros referenda, y dejaremos que España se preocupe por los suyos", afirma el vicepresidente norteamericano ante la pregunta sobre la proyectada consulta popular en España. Pero inmediatamente agrega: "Sin embargo, estamos entusiasmados, al igual que otros países europeos, con la idea de una participación plena y activa de España en la Alianza Atlántica, y esperamos que el pueblo español se dé cuenta de la importancia que tiene para nosotros esta puntualización que le hago"
Para Bush, "no hay otro camino, otra dirección, que la que sigue la Europa aliada en estos momentos, y dentro de ella, el mantenimiento de una defensa y de una estrategia común es lo más importante". Bush termina con una nota de esperanza de cara a la próxima visita de Felipe González a Washington: "Creo que saldremos bien de esta situación".
La unidad de los aliados, prioritaria
Los miembros del Gobierno Reagan están satisfechos con la unidad conseguida hasta el momento entre los aliados europeos de la OTAN con el tema de los euromisiles, y lo bien que están funcionando las consultas de cara a cada ronda negociadora en Ginebra con los soviéticos. Por esta razón, cualquier elemento de discordia que se introduzca, como puede ser el caso del referéndum español, es algo que les pone nerviosos. Esto lo sabe el nuevo Gobierno español, y de ahí su insistencia en que el tema no se planteará mientras esté abierto el de los euromisiles.
En el conflicto centroamericano, Felipe González no encontrará receptores adecuados para sus ideas entre los miembros de la Administración republicana, que consideran a la Internacional Socialista como parcial en el tratamiento de lo que ellos entienden como la amenaza nicaragüense en la región. Aunque como consuelo se tiene peor impresión sobre la política francesa en la zona que sobre cualquier otra mediación extraamericana.
No cabe duda, después de una semana de estar escuchando los mismos argumentos en medios políticos, diplomáticos y militares norteamericanos, que el debate del momento en la Alianza es el nuclear. España, aunque no participó en la decisión de la OTAN de 1979 de instalar los 572 misiles Crucero y Pershing II en Centroeuropa para finales de 1983, si los soviéticos no accedían a eliminar o reducir sus SS-20, instalados en su frontera con el Oeste, ha apoyado la opción cero de Reagan y la nueva propuesta de reducción interina, también rechazada en principio por Moscú, pero que la OTAN va a intentar sacar adelante a partir del 17 de mayo en la nueva ronda de conversaciones de Ginebra.
Al otro lado del río Potomac, en el edificio que alberga al complejo militar-industrial, más conocido por el Pentágono, la opinión de su responsable actual, el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, es que los soviéticos accederán a negociar después de que empiecen a ver instalados los misiles europeos a final de año. Antes tratarán de mantener su objetivo en estas negociaciones, donde al contrario que en otras anteriores, no pueden ganar nada a cambio, porque ellos ya poseen 351 proyectiles de alcance medio, los SS-20, con tres cabezas nucleares cada uno y un alcance aproximado de los cinco mil kilómetros, es decir, bien pasado el punto geográfico de la Península Ibérica.
Weinherger, satisfecho con el programa defensivo español
Caspar Weinberger, que ha estado en Madrid hace unas semanas, dijo a EL PAIS que habia encontrado al presidente Felipe González y a su colega Narcís Serra "perfectamente conscientes de las necesidades defensivas y estratégicas de España, tanto individual como en el conjunto de la seguridad occidental".
"Estados Unidos hará todo lo posible -y las dificultades que cada año encuentra el Ejecutivo para obtener del Congreso la aprobación de fondos para gastos militares de otros países son mayores- para ayudar al programa de modernización militar español", afirma Weinberger. El secretario de Defensa refleja la preocupación por esa seguridad y defensa europea cuando trata de decir al Gobierno de Felipe González que debe seguir adelante con el aumento de la autodefensa nacional, a pesar de la corriente de opinión en España en contra de una fuerte defensa en la OTAN. Incluso, en un momento de la conversación, y respondiendo a si una salida de España de la Organización alteraría los planes que en un futuro integrarían en un mismo mando del flanco sur atlántico a España y Portugal, Weinberger asegura que "la salida hispana no afectaría necesariamente".
Por lo que se refiere a la compra de armamento norteamericano, el Pentágono está tratando de evitarse problemas con la participación en los programas por parte de los países, y quieren que la relación sea directamente entre el Gobierno extranjero y el contratista norteamericano.
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