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BARCELONA

Juvenil interés

ÁNGEL CEBRIÁN, Las buenas maneras que vimos ayer en el novillero Sandín nos alertaban la esperanza. Ganas para recibir a porta gayola y detalles toreros con el capote y la muleta bastaron para que volviéramos a pensar que efectivamente estábamos en una plaza de toros.

Aunque a mucha distancia del torero que abría plaza estaba El Porteño. Sin enemigo en su primero demasiado hizo con mostrar interés. El cotarro lo animaría con su segundo que a base de jugarse el cogote lo recibió en tablas con tres largas cambiadas de rodillas. En esto fue en donde basó todo su toreo el moreno novillero. Más emoción y efectividad que buenas maneras demostró El Porteño y, con un respetable turístico que jaleaba cualquier cosa que pasara, colocó unos mediocres pares de banderillas e instrumentó tandas de muletazos de los que tan sólo tres derechazos se salvaron de una deslavazada faena de muleta. Este novillero gustó a los turistas.

Plaza Monumental de Barcelona, 1 de mayo

Seis novillos de El Torreón de Madrid Bien presentados y con nobleza. Un cuarto de entrada. Quinta novillada de la temporada. Lucio Sandín. Estocada que asoma, cuatro descabellos, un aviso (saludos desde el tercio). Pinchazo, estocada que asoma (vuelta al ruedo). Ramón Álvarez El Porteño. Bajonazo (palmas). Estocada, cuatro descabellos, un aviso (vuelta al ruedo). Jorge Manrique. Estocada que asoma, media estocada y dos descabellos (silencio). Estocada (palmas).

Pero la tarde torera la tenía Sandín. En su primero se preocupó de llevar él solo toda la lidia y no dejó que el astado recibiera capotazos inútiles. Toreó bien con el capote y puso a novillo ante el caballo con garbo y dejándole largo. Pero la medida importante que ayer se vio en Sandín fue su toreo de muleta con la derecha. Temple, lentitud y ligazón estuvieron presentes y esta fue su línea de interés. Lo menos afortunado del joven novillero fueron esos espadazos atravesados que deberá de corregir.

Jorge Manrique era quien completaba la tema. Para torear con caballos no demostró ayer estar muy puesto. Tuvo en sus manos al tercer novillo de la tarde que fue el mejor de toda la corrida. De nada le valió. No supo estar delante como debía. Su toreo fue vulgar y destemplado. En el que cerraba plaza demostró que allí el que mandaba era el novillo y el joven torero anduvo por los pocos lugares que el animal le dejaba libre.

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