México y Brasil apoyan al 'grupo de Contadora'

Los Gobiernos de Brasil y México coinciden en el diagnóstico de la crisis centroamericana y en la búsqueda de soluciones negociadas sobre la base de la no intervención. Esta es la primera y más importante conclusión de las entrevistas que desde el martes sostienen en Cancún sus respectivos presidentes, Joáo Baptista Figueiredo y Miguel de la Madrid. El gobernante brasileño ha comprometido un apoyo sin reservas a las gestiones de paz que realiza el grupo de Contadora.En el origen de este conflicto están, a juicio del general Figueiredo, la grave crisis económica y los tremendos problemas sociales que padecen estos países. A ellos corresponde resolverlos, añadió, sin presiones bélicas ni amenazas externas.

Ambos mandatarios expresaron la necesidad de abordar este problema en un contexto latinoamericano, desde una solidaridad que no siempre ha sido ejercida. En una sorprendente declaración de apoyo al Gobierno sandinista, Figueiredo lamentó que las naciones hermanas del continente no hubieran acudido en su ayuda cuando ese país la necesité. Esto explicaría que los gobernantes nicaragüenses hayan recurrido al bloque soviético en busca de armas, como lo hicieron hace una década los militares peruanos. Puso como ejemplo de cooperación latinoamericana la ayuda que viene prestando su Gobierno a Surinam, tras el bloqueo económico decretado a este país por una cuestión de política interna por Estados Unidos y la antigua metrópoli, Holanda.

El análisis de De la Madrid

Las coincidencias entre los dos gigantes de América Latina pueden ser decisivas para el propósito de elaborar una política continental autónoma, sin que necesariamente tenga que pasar por el fielato de la Casa Blanca o el Departamento de Estado.Miguel de la Madrid, en quien se presumía una actitud sumisa ante las exigencias de Washington, y mucho más en una etapa de grave crisis económica nacional, se está revelando como un abanderado firme de esta segunda independencia de América Latina. La novedad de su proyecto estriba en el intento de evitar que cualquier problema del continente se plantee en los términos clásicos de estar a favor o en contra de lo que diga al respecto la Administración norteamericana.

La necesidad de ampliar los lazos entre los países latinoamericanos ha sido el mensaje predilecto de Miguel de la Madrid en los últimos días. Para él, esto significa aumentar los contactos entre sus gobernantes a fin de escapar a la dialéctica de la guerra fría impuesta por las superpotencias, "porque todos sabemos que en estas cruzadas los débiles terminan sosteniendo siempre, a costa de su propia evolución, el crecimiento de los poderosos". Dentro de este marco global explicó que el espíritu de Contadora no es sino una traducción a escala regional del compromiso por la distensión que anima a sus cuatro promotores.

El análisis que los dos presidentes hacen de los conflictos continentales está estrechamente vinculado al desarrollo económico de sus pueblos más que a las teorías del reparto de zonas de influencia entre las potencias hegemónicas. De ahí que ambos ahoguen por un nuevo orden económico internacional y por la urgente reanudación M diálogo Norte-Sur, tema que será objeto de un comunicado especial al término de las conversaciones entre los dos gobernantes.