Choque parlamentario Gobierno-oposición sobre la situación financiera de los ayantamientos
La campaña electoral entró ayer en el Parlamento de la mano del diputado del Grupo Popular y candidato a alcalde de Madrid, Jorge Verstrynge, quien convirtió una interpelación sobre la situación financiera de los ayuntamientos en un mitin electoral, contestado en igual tono mitinero por el diputado socialista y candidato a presidente de la Comunidad autónoma madrileña, Joaquín Leguina. Con tono más profesoral, el ministro de Administración Territorial, Tomás de la Cuadra-Salcedo, se opuso también al alegato de Verstrynge, quien en definitiva trató de descalificar la política de los ayuntamientos de izquierda.
Para que dicha interpelación pudiera tramitarse en plena campaña electoral, el Grupo Popular tuvo que renunciar a otras interpelaciones que le precedían, a fin de forzar reglamentariamente que pudiera introducirse el tema municipal antes de las elecciones del 8 de mayo. Tanto la intervención de Verstrynge como la de Leguina estuvieron salpicadas de aplausos y pateos encontrados de sus respectivos grupos parlamentarios, en un ambiente caldeado, ajeno al tecnicismo jurídico que ha presidido la mayor parte del debate sobre la reforma del Código Penal.Verstrynge subió a la tribuna de oradores para preguntar al Gobierno cómo se iba a tapar el agujero -término impuesto por Felipe González durante la pasada campaña electoral- de algunos ayuntamientos gestionados por la izquierda, por importes superiores a los 100.000 millones de pesetas. Pidió explicación oportuna a la Cámara, tanto por razones constitucionales como para conocer si en alguna de las medidas que puedan arbitrarse no se esconde como nos tememos", un premio de más de 100.000 millones de pesetas a algunos ayuntamientos que no se han distinguido por su buena gestión, por una buena utilización de sus recursos, ni por una gestión mejor de sus posibilidades financieras".
Denunció que, concretamente en el caso de Madrid, entre 1978 y 1982 los impuestos directos se han incrementado en un 216%. y los indirectos y tasas en un 120%. Asimismo, señaló que entre 1980 y 1982 el madrileño que pagaba 7.289 pesetas ha pasado a pagar 11.541 pesetas. Insistió en que, mediante las medidas legislativas que el Gobierno socialista propone "se pretende financiar el resultado de una mala gestión municipal cuyas responsabilidades comparten socialistas y comunistas apelando al bolsillo de los españoles una vez más".
La herencia del régimen anteriorEn primer lugar, contestó al interpelante el ministro de Administración Territorial, Tomás de la Quadra, quien recordó que la situación de partida de los ayuntamientos procede de la etapa anterior a 1979, durante la cual los principales ayuntamientos fueron regidos por personas que hoy están en el Grupo Popular. Asimismo mencionó el dato de que el líder del mismo grupo, Manuel Fraga, tuvo grandes responsabilidades gubernamentales en la citada etapa predemocrática. Frente a esta situación, Tomás de la Quadra aseguró que la gestión de los ayuntamientos democráticos había significado una contención del déficit que si en 1979 pasaba de los 10.000 millones de pesetas, en el año anterior sólo superaba los 6.000 millones de pesetas. Asimismo aseguró que la ley de financiación de las Haciendas locales no tiene propósitos partidistas.
Verstrynge replicó asegurando que en el Ayuntamiento de Madrid aparecen partidas sin justificar o con insuficiente justificación, hechos que han incrementado considerablemente el déficit, a pesar de las importantes subidas de impuestos. Cuando se refirió concretamente a los millones de pesetas gastados en imagen, en lugar de construir plazas de aparcamiento, el candidato a alcalde de Madrid fue objeto de uno de los más abrumadores pateos desde la izquierda, mitigado en parte por el aplauso de los menos numerosos diputados de su grupo. El presidente de la Cámara, Gregorio Peces Barba, advirtió que su intervención no tenía como objeto hablar de aparcamientos. Verstryrige terminó su intervención asegurando que el PSOE había dejado de crear puestos de trabajo en Madrid.
El ministro de Administración Territorial entró, en el calor del debate, atribuyendo a Verstrynge un propósito de alejarse del tipo de municipio que funciona en Europa y aproximarse a otro de carácter africano. Con mayor vigor, Joaquín Leguina inició su intervención calificando la de Verstrynge como "una tormenta de datos en un desierto de ideas". Propuso que asistiera a un cursillo acelerado para candidatos impulsivos, ya que acababa de confundir, en su opinión, una serie de conceptos técnicos. Respecto a las acusaciones contra el Ayuntamiento de Madrid, le indicó el camino del juzgado de guardia. Verstrynge contestó que ya hay una querella por retenciones injustificadas a la Seguridad Social y esgrimió también en su mano un número de la revista Tiempo sobre la corrupción en los ayuntamientos.
Leguina recordó que la querella aludida fue presentada por Fuerza Nacional del Trabajo no contra retenciones del Ayuntamiento a la Seguridad Social, sino contra un acuerdo del Ayuntamiento con la misma, por lo que dicha querella carece de base legal. Y añadió, entre aplausos desde su grupo y pateos desde los escaños de la derecha: "La calumnia sigue siendo un delito en este país".
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