Una obra genial de Luis Buñuel
El cine de Buñuel se agiganta con el tiempo, adquiriendo formas nuevas, significaciones más complej as. Es la obra de un genio que no puede resumirse en apartados, en consignas o en claves que todo lo interpreten. Su capacidad de invención trastoca lo conocido. Buñuel no moraliza ni hace demostraciones, sino que deja en libertad sus insólitas imágenes, quizá para conmover profundamente al espectador, pero sobre todo para deshacerse él mismo de su risa y de su angustia.En El ángel exterminador juega con lo mágico, con lo imprevisible, con lo desconocido, pero también con unos seres concretos que se desmoronan. Son los representantes de la alta burguesía, que creen en las normas, que se definen en la apariencia; pero basta que surja un acontecimiento inenarrable, como resultado, quizá, del valor mágico de sus combinaciones como piezas de ajedrez, para que queden encerrados en su propio festín: los excrementos y los cadáveres en descomposición se convierten en su único decorado. Una creciente e insoportable crueldad va surgiendo entre ellos. Buñuel los contempla, se ríe y queda horrorizado: pocas veces se ha plasmado en el cine una tan terrible visión de la condición humana.Hay, sin embargo, sarcasmo. Los personajes de Buñuel no son símbolos, sino seres precisos que pertenecen a una cultura: el fanatismo Católico, el racismo, la explotación, son realidades citadas en la película con el revulsivo humor de quien se sorprende de que existan tales anclas. "Una hora antes de que llegaran los señores, los criados estaban contentos". "Cuando estemos en Lourdes quiero que me compres una virgen lavable de caucho". . ¿Una piedra? Sería un judío que pasaba", son ráfagas que ilustran la tragédia.Los criados huyen, se salvan, con la excepción, claro, del mayordomo que sueña con ascender de clase. Los señores repiten sus encuentros, sus claves, sin saber que así empiezan a destruirse. No son libres, no quieren serlo, y almacenan sus pasiones.
El ángel exterminador
Director: Luis Buñuel. Guión: Buñuel y Luis Alcoriza, según un cuento de José Bergamín. Fotografía: Gabriel Figueroa. Intérpretes: Silvia Pinal, José Baviera, Augusto Benedico, Luis Beristain. Mexicana, 1962.Local de estreno: Alexandra.
No sé por qué se dijo durante algún tiempo que Buñuel era un excelente guionista, pero mal realizador. Es una teoría absurda, que camufla algún extr año rechazo. El ángel exterminador, siguiente título a Viridiana, es una película admirable en su compleja puesta en escena, que Buñuel resuelve sólo con lo imprescindible. Es esa sencillez la que puede haber confundido a los que identifican el interés de una película por sus pretensiones aparentes. Los numerosos personajes de esta película, amontonados, contraídos, se mueven ante la cámara creando innumerables ambientes dispersos, sin el naturalismío que hundiría esta película superrealista, pero con la admirable precisión de un juego.Los actores, sí, son malos. Aunque caben matices entre ellos, el conjunto no tiene la altura de un buen reparto. Buñuel no se interesa en este caso por la interpretación y, sin equivocarse, puesto que rápidamente se supera la distancia que marcan los intérpretes para dar lugar al asombro por cuanto les sucede; finalmente, el clima creado con su trabajo se hace inconcebible con otros actores.El guión, minuciosamente estructurado, es obra de Buñuel y de Luis Alcoriza, el espléndido director de Mecánica nacional o Lasfuerzas vivas, pero inspirado en el cuento de José Bergamín Los náufragos de la calle de la Providencia, que posteriormente el autor trasladó al teatro.
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