Las palabras de Enrique Tierno
En las primeras elecciones democráticas celebradas en este país voté al Partido Socialista Popular. Y puedo asegurarle que, como buena española y personalizando, no votaba al partido, votaba a Enrique Tierno Galván, el viejo profesor, la persona mesurada, justa y buena.En estos últimos días, usted, señor Tierno, ha venido a representar para mí (no se asuste, sólo soy una madre de familia) la gota de agua que colma el vaso de mi decepción política. Nunca creí que usted perdiese los nervios hasta el punto de usar la palabra subnormal en tono despectivo, ni aun en fechas preelectorales.
Don Enrique, todos no podemos ser catedráticos de universidad, ni alcalde de Madrid. El que hizo todo, así lo dispuso. Pero sí dijo que, ante Él, todos erarnos iguales, todos hermanos, que nos amásemos y nos respetásemos.
Usted no sabe del amor y del dolor de ser padre. Por tanto, menos aun del amor y del dolor de ser padres de unos hijos que no son como los demás y para los cuales exijo, desde estas líneas, si no el amor, al menos el respeto de usted, señor alcalde. /
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