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ELECCIONES DEL 8 DE MAYO

Un pueblo salmantino ha escogido ya a su alcalde por acuerdo asambleario de sus vecinos

Vidal Holgado es el actual y el futuro alcalde de El Cubo de Don Sancho, pequeño pueblo del campo salmantino donde viven 810 personas. Las elecciones para cubrir las seis concejalías y el puesto de alcalde de esta localidad se celebraron hace mes y medio. El alcalde y tres ediles, que ya formaron parte de la corporación anterior como miembros de una candidatura independiente, recibieron los votos de la mayoría de sus convecinos. Estos escribieron junto a los nombres de los elegidos los del partido con que deseaban que se presentaran: el PSOE.

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Otros tres concejales, que en 1979 formaban parte de las listas de UCD, "no han repetido por cuestiones personales", aclara Vidal Holgado. "Porque, desde que llegamos al Ayuntamiento, todos nos unimos para trabajar, sin ningún tipo de desavenencias". Ahora, en la etapa de transición, los concejales que permanecerán en sus puestos, los que saldrán y los que entrarán a sustituirles actúan unidos como representantes de un pueblo que toma todas sus decisiones en asamblea abierta.El 90% de los electores residente en El Cubo de Don Sancho ha participado en las elecciones. "Sólo existe ahora un problema", según uno de los concejales, "que tendremos que hacer campaña para que nadie piense que ya ha votado y todos acudan a las urnas el 8 de mayo. Tenemos que cubrir por lo menos el 5% del censo y elegir entre los candidatos para las Cortes de Castilla-León".

Bernardino Moreno, Juan Antonio Panero, Abilio Cuadrado, Pedro Holgado, José Manuel Montero, Diamantino Holgado, Horacio Morales y Pedro Moro formarán con Vidal Holgado el Ayuntamiento de El Cubo, cuyo cometido primordial es la resolución de las dificultades que plantea la financiación de El Rollanejo, una finca de 844 hectáreas que el pueblo-adquirió hace un año para que los vecinos puedan trabajar la tierra y vivir de ella.

Del servilismo a la propiedad

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Los habitantes de El Cubo de Don Sancho, a final del siglo pasado, "tenían que pedir permiso hasta para casarse", apunta Juan Antonio Panero, maestro y concejal del pueblo, donde vive desde hace 15 años con su esposa, la maestra. "Las 9.600 hectáreas que formaban su término municipal pertenecían a grandes señores para los que trabajaban y de los que dependían los vecinos".

Fue alrededor del año 1900 cuando algunos de estos terratenientes decidieron enajenar sus fincas. El banquero salmantino Vicente Rodríguez Fabres compré 4.000 hectáreas, y en el momento, de su inu erte, en 1906, asistido por el obispo Jarrín, decidió cambiar el signo que había caracterizado su vida, y creó con sus bienes la fundación piadosa que lleva su nombre.

El patronato de la fundación. está compuesto desde entonces por el obispo de la diócesis de Salamanca, el alcalde de esta ciudad, el rector de su universidad, el presidente de la Diputación provincial y,el fiscal decla Audiencia. La intervención decisiva de Miguel de Unamuno cuando fue rector de la Universidad, apoyado por dos sacerdotes, Ballesteros y Huertas, propició el primer arrendamiento de una finca de 1.260 hectáreas a los vecinos de El Cubo.

Poco después, en 1912, éstos lograron la propiedad de las tierras. Una parte de ellas, junto al río, Huebra, se reserva desde entonces para los no propietarios, que también tienen derecho a introducir en los pastizales su ganado. Hoy viven en el pueblo 32 trabajadores agrícolas por cuenta ajena y otros tantos del sector de la construcción.

La mayoría de las tierras de El Cubo de Don Sancho son de monte, dehesas que sólo pueden destinarse a la cría de ganado. Su baja rentabilidad y la incapacidad inversora de los vecinos les ha impedido aspirar a poseer las tierras necesarias para poder vivir todos. Este afán de incrementar el patrimonio comunal y el trabajo solidario han estado impulsados, desde hace años, entre los habitantes de El Cubo, por un ex profesor de Sociología de la universidad salmantina, Marcelino Legido, que reside como sacerdote en El Cubo.

Hace tiempo que la fundación comenzó a desprenderse de sus terrenos para subsanar sus dificultades económicas. Los vecinos continuaron sin medios para pagar su precio. "Hace 25 años, la fundación nos prometió que nos arrendaría El Rollanejo. Si lo trabajamos para ella podría echar al rentero de entonces. Yo tenía 16 años", recuerda Vidal Holgado. "Todo el pueblo fue a las tierras y las trabajamos de balde durante tres años. Pero el patronato se las arrendó luego a otros ganaderos y a nosotros no nos sirvio para nada nuestro trabajo".

A lo largo de los años, la fundación había alquilado a los vecinos otras dos grandes fincas: Los Tres Cuartos y El conejal, y hace un tiempo decidió vender un lote de El Rollanejo. Antes había dividido éste en tres partes, inferiores a 500 hectáreas, para evitar la posible calificación de finca manifiestamente mejorable. El pueblo decidió el pasado año que el Ayuntamiento debía concurrir a la subasta de El Trillo y Los Morales, los otros dos tercios de El Rollanejo. Y Vidal Holgado, acompañado de un buen número de vecinos, presentó su oferta en Salamanca. En el acto, los vecinos suplicaron, presionaron e, incluso, amenazaron a los demás licitadores en un intento desesperado de no perder definitivamente esos anhelados terrenos.

No pueden trabajar

Por fin, el pueblo se hizo con la finca por 65 millones de pesetas, en una operación respaldada inicialmente por la Caja Rural, formalizada después en dos créditos del Banco de Crédito Agrícola. Pero los vecinos no pueden hacer frente a los pagos inmediatos.

El ministro de Agricultura, Carlos Romero, pasó el Domingo de Resurrección en El Cubo, para conocer las dificultades y posibilidades de la finca comunal recién adquirida. "Desde que llegó este Ayuntamiento, en 1979, todo el mundo trabaja, hasta el cura. Las calles, las fincas, la piscina que hemos construido, todo se hace por prestación personal", explica Juan Antonio Panero. "Los vecinos han levantado, en domingos y días de fiesta, las aceras y los embarcaderos de ganado de El Rollanejo".

La marcha de los asuntos públicos se decide en asamblea. El Ayuntamiento, albergado en una torre cuadrada del siglo XIII, donde estuvo recluido el infante Don Sancho, acoge en estas sesiones al vecindario. Éste decidió cambiar de opinión sobre la independencia política y patrocinar masivamente una candidatura de partido, el PSOE, que, "aunque no consigamos más, por lo menos éstos nos tratan como personas", argumenta uno de los concejales salientes.

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