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Entrevista:

"Las empresas españolas exportan poco a Arabia Saudí porque carecen de agresividad comercial"

Sulaiman Abdul Aziz al Sulaim, ministro de Comercio de Arabia Saudí y copresidente, junto con el ministro español de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, de la comisión mixta hispano-saudí, atribuye la escasa presencia comercial de España en su país, el primer mercado de Oriente Próximo, a "la falta de experiencia internacional de las empresas españolas, que se traduce en una escasa agresividad comercial". En una entrevista con un enviado especial de EL PAÍS en Riad, el doctor Al Sulaim, de 43 años de edad, resta, por otra parte, importancia a las repercusiones de la disminución de los ingresos petroleros sobre la economía del Reino de Arabia Saudí, aunque reconoce que su "desarrollo será de ahora en adelante más lento".

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Pregunta. Las exportaciones saudíes a España se sitúan en el segundo lugar de las importaciones españolas, después de las de Estados Unidos y por delante de las de Alemania Occidental y Francia. Las exportaciones españolas a Arabia Saudí, noveno cliente de España con compras por valor de 54.515 millones de pesetas en los 11 primeros meses de 1982, colocan a nuestro país en el undécimo puesto de los proveedores saudíes, detrás de países como Corea del Sur y Taiwan, cuyo potencial industrial es inferior al de España. ¿Cómo explica esta escasa presencia comercial española en el mercado saudí?Respuesta. Este país es un mercado abierto, donde impera el criterio de la competitividad. Y, claro, aquellas firmas que venden productos más baratos, ofrecen mejor calidad y proponen plazos más cortos de entrega son más competitivas y están, por tanto, más presentes en el mercado saudí. La escasez de las exportaciones españolas se explica, en gran parte, por la falta de experiencia internacional de las empresas españolas, que, en general, y aunque haya algunas brillantes excepciones, carecen de paciencia y de agresividad comercial. No es normal que países asiáticos más alejados cultural y geográficamente de nosotros exporten más al Reino que España, con la que, además, tenemos óptimas relaciones, no sólo políticas, entre ambos Gobiernos, sino de amistad entre familias reales. Por eso quiero añadir que, independientemente de la evolución general del comercio exterior de este país, España sigue teniendo aquí grandes potencialidades. Espero que las empresas españolas sepan aprovechar la oportunidad y rentabilicen ese prejuicio favorable que solemos tener con todo lo español. Quisiera hacer, sin embargo, dos observaciones. La primera es que España exporta también indirectamente a Arabia Saudí a través de terceros países, como por ejemplo Holanda, que, adquiere productos made in Spain para, a su vez, reexportarlos tal cual o incorporándoles nuevos elementos. Esto tiene que ser tomado en consideración cuando se analiza el comercio bilateral. La segunda observación es que las exportaciones españolas al Reino aumentan de año en año en dólares.

P. En algunos círculos españoles se opina que el ser España el único país de Europa occidental que nunca mantuvo relaciones diplomáticas con Israel no le ha valido ningún trato comercial preferente por parte del mundo árabe, empezando por Arabia Saudí, primera potencia económica árabe.

R. El Gobierno de este país no importa prácticamente nada. La importación está en manos del sector privado, que no se basa para comprar en el extranjero en criterios políticos, sino económicos. Una cosa son las simpatías que aquí tenemos todos por España por muchos y diversos motivos, incluido el hecho de que no mantenga una embajada en Tel Aviv, y otra es que a la hora de comprar actuemos contra nuestros intereses adquiriendo productos españoles a veces más caros y de calidad inferior a la de sus competidores. Esto lo tienen que entender los españoles. No me parece sano, por otra parte, que algunos sectores económicos españoles esperen de antemano un trato favorable por nuestra parte por el mero hecho de que su Gobierno no tiene relaciones diplomáticas con Israel.

P. ¿Qué consecuencias tendrá sobre el comercio exterior de Arabia Saudí la disminución de sus ingresos petroleros?

R. El comercio, como otros sectores de la economía de este país, padecerá una reducción de su desarrollo. Tenemos, sin embargo, la suerte de que nuestros ingresos petroleros experimentan un bajón cuando justamente hemos acabado de construir la mayor parte de la infraestructura que necesitábamos. Es, por tanto, obvio que la importación de materiales de construcción disminuirá, empezando por el cemento, del que España era un buen suministrador. Pero tanto las importaciones de productos alimenticios como las de bienes de consumo seguirán aproximadamente a los mismos niveles. No es cierto, como se ha rumoreado, que el Reino tenga la intención de anular algunos proyectos de gran envergadura. En los contratos firmados con las empresas extranjeras se producirán, no obstante, algunas novedades. La más importante concierne a la obligación impuesta a las empresas extranjeras que obtengan contratos aquí de subcontratar a su vez por lo menos un 30% de su importe con compañías totalmente saudíes. Hasta ahora la tendencia de las empresas consistía más bien en subcontratar con firmas de su propio país. Sólo se tolerarán excepciones, de ahora en adelante, cuando se trate de proyectos de alta tecnología, a los que las firmas saudíes no están todavía en grado de contribuir. Por otra parte, la costumbre de pagar por adelantado un 20% del monto del contrato tenderá a desaparecer.

P.¿Podrán los particulares saudíes seguir importando sin limitaciones y pagando tan sólo reducidos derechos aduaneros?

R. Grosso modo esta situación no cambiará. Nuestros derechos de aduana son prácticamente inexistentes para casi todas las mercancías importadas, excepto cuando se trata de proteger a algunas jóvenes industrias locales, en cuyo caso el Estado saudí cobra un 20% del valor de la mercancía.

P. ¿Qué consecuencias tendrá la disminución de los ingresos petroleros de su país sobre el actual plan quinquenal y sobre la ayuda financiera del Reino, valorada en más de 10.000 millones de dólares, a países amigos como Irak, en guerra contra Irán?

R. En cierta medida creo que somos afortunados porque cuando los precios del petróleo bajan disponemos ya de todos los fundamentos imprescindibles para el funcionamiento de una economía moderna. La realización de lo que aún queda por hacer podrá alargarse en el tiempo para ser acabada en plazos más largos de los inicialmente previstos, aligerando así la carga anual de su coste. Lo que sí le puedo asegurar es que el presupuesto tomará en consideración todas las necesidades de la población.

En cuanto al actual plan de desarrollo, que finaliza en 1985, no se modificarán las adjudicaciones presupuestarias previstas y los principales objetivos fijados serán alcanzados. Por último, por lo que a la ayuda exterior se refiere, nos esforzaremos por respetar nuestros compromisos básicos, aunque acaso de forma algo más selectiva.

'No aumentará la presión fiscal'

P. Para no reducir excesivamente el ritmo de desarrollo del país el Gobierno saudí puede incrementar su recaudación aumentando los impuestos, hasta ahora prácticamente inexistentes, y echar también mano de sus reservas, evaluadas en unos 150.000 millones de dólares (20,4 billones de pesetas). ¿Como se van a combinar estas opciones?R. Antes de reforzar la presión fiscal, lo que por ahora no nos planteamos, tenemos otras soluciones a nuestro alcance, como aumentar, por ejemplo, las tarifas del agua o la electricidad, que tienen aquí precios casi simbólicos. Con prudencia y rigor recurriremos a las reservas para mantener el presupuesto a su nivel real anterior. Después de todo, los dólares acumulados durante estos últimos años están ahí para servir al país.

P. ¿Teme el Gobierno saudí que la disminución de su riqueza disminuya su papel en la política internacional?

R. Nuestro peso en la política internacional no se mide solamente por nuestros ingresos petroleros. Pero quiero recalcar que a pesar de su disminución seguimos siendo, con diferencia, la primera potencia comercial de la zona, y nuestras reservas de petróleo, las mayores del mundo, triplican, por ejemplo, las de la URSS. En realidad, nuestra influencia se debe a nuestra postura moderada y apaciguadora, apreciada por todos los países responsables, y a la fuerza moral que nos otorga ser los custodios de los lugares santos del islam, La Meca y Medina.

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