Los líderes de la IS consideran el homicidio como un crimen contra la moderación
Una oleada de reacciones procedentes de todo el mando condena el asesinato del representante de la Organización para la liberación de Palestina (OLP) en el congreso de la Internacional Socialista (IS), Isam Sartaui considerándolo como "un atentado contra el espíritu de la moderación".
Para la IS, los responsables de la muerte de Sartaui han querido "matar a un hombre que era un puente para la paz", como afirmó el presidente del Gobierno español, Felipe González, a quien cupo la delicada misión de sacar las conclusiones de la brutal irrupción de la violencia."Por eso", dijo Felipe González, "esta muerte, que por tan cercana conmovió profundamente a todos los presentes, debe, sobre todo, servir de llamamiento para todos los partidos y fuerzas que se reclaman del socialismo democrático". El líder socialista español afirmó que las fuerzas antagónicas empeñadas en "hacer saltar todos los puentes" y "transformar la comunidad internacional en una selva" colocan a la IS en una "encrucijada histórica", y para encontrarle una salida es preciso que "ninguno de sus miembros" olvide sus deberes de solidaridad.
El presidente de la IS, Willy Brandt, declaró que Sartaui era "el ahogado de la moderación y de la comprensión". "Es el odio mortal quien le ha matado", agregó, "tal vez justamente porque se había declarado favorable a una solución pacífica".
Las primeras reacciones oficiales dentro del congreso fueron las del líder del Partido Progresista Libanés y del dirigente laborista israelí Shimon Peres, informa Nicole Guardiola
Walid Jumblatt fue muy breve: se limitó a recordar a la conciencia de la comunidad internacional que "el pueblo palestino no puede seguir pagando el precio del holocausto del pueblo judío durante la última guerra mundial, cuya memoria se celebra hoy en Israel", y concluyó: "Espero que Sartaui sea la última víctima, pero lo dudo".
Shimon Peres, "como ser humano, como judío y como laborista", condenó el atentado y lamentó el fin violento de un hombre que se caracterizó por la moderación. Bernt Carlson, en calidad de secretario de la IS, cumplió la voluntad póstuma de Sartaui leyendo la carta dirigida al congreso, y en la que el dirigente palestino agradecía a Willy Brandt, a Bruno Kreisky y a la IS los esfuerzos desarrollados por el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino.
Pero allí mismo hubo comentarios más poléinícos. Miembros de la delegación israelí afirmaban su convicción de que Sartaui había sido víctima de "un ajuste de cuentas entre bandos palestinos rivales". Para otros delegados, y en particular los del Tercer Mundo, el culpable no era menos conocido: el Mosad, el temible servicio secreto israelí.
El primer ministro portugués, Francisco Pinto Balscmáo, calificó el atentado de "crimen inaceptable que conmueve a todos los portugueses", mientras que el canciller austriaco, Bruno Kreisky, destacó el "valor e inteligencía" de Sartaui, quien "se había convencido de que sólo la comprensión entre los pueblos podía llevar a la solución del problema palestino".
Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, declaró ayer en Madrid que "hechos trágicos como este hacen pensar que el proceso de paz en Oriente Próximo sigue siendo difícil. "Me parece", agregó, "que es una acción muy negativa y desestabilizadora para el proceso de paz. Los que han atentado contra Sartaui han puesto un obstáculo más hacia el camino de la paz".
La agencia oficial soviética Tass acusó a los servicios especiales israelíes de "estar seguramente detrás de este acto criminal", dado que "éste no es el primer crimen cometido por los agentes israelíes".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.