Armando Hart

Acabo de descubrirlo. Lo siniestro también puede ser bovino. Cierto marxismo, desde luego, lo es, y el más representativo de nuestra área idiomática lo es exactamente.Las declaraciones de Armando Hart, ministro de Cultura de Cuba, estremecen por su bestialidad. No me hubiera gustado estar en el pellejo de quienes lo entrevistaron en Televisión Española y en EL PAIS. Ni siquiera en el del loco de la colina, a quien embistió como un manso resabiado.

A los intelectuales españoles nos toca bregar con estos bichos. Su divisa es lo que Hart le dijo a Juan Cruz: "Yo le digo que no hemos cometido ningún error estratégico".

Cuando el máximo responsable cultural de la República de Cuba tiene la desfachatez de falsear la suerte que corrió Lezama Lima existiendo el patético y grandioso testimonio de sus Cartas frente a los cuernos de Castro y su manada, algunos nos damos cuenta hasta qué punto se agiganta la figura de Lezama Lima.

A Lezama Lima el régimen de Castro -que inexorablemente se convertirá en una dictadura posestalinista colegiada- le impidió atender sin contemplaciones las sugestiones perentorias internacionales -cursos, congresos, doctorados honoríficos- a los que estaba, naturalmente, invitado por su inmensa talla creativa. No nos debemos dejar engañar. En España sabemos bastante de dictaduras.

Todo lo que deseó Lezama de sus amigos exiliados y extranjeros fue, en otros momentos, inhaladores apropiados para aliviar el asma que padecía. Los consiguió difícilmente. También sabemos que a Haroldo Conti, el gran novelista, lo reventaron en Argentina. Descendiendo a lo menor, que Padilla sea Heberto Padilla, y que Valladares sea un mal poeta no rebaja para nada sus categorías de víctimas. Y su inocencia. /