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Julio Iglesias

España, precisamente porque no tenía nada que anunciar, siempre se ha anunciado a sí misma en el mundo. España siempre ha españoleado. Don Federico GarcíaSanchiz, que lo tenía claro, se sacó el verbo "españolear" y de él vivió hasta la muerte o murió en vida. España siempre necesita de alguien que la españolee. Después de García-Sanchiz fue Agustín de Foxá a América, y le, tiraban huevos podridos. Después fue Lola Flores. Y ahora Julio Iglesias.'Yo conocí a Julio Iglesias en el despacho o agencia artística de Quique Herreros, hijo del gran Enrique Herreros de La Codorniz. Julio era un chico delgado y vestido tipo Serrano/esquina/Ayala, que nos sonreía mucho a los periodistas. Hoy es el español más universal, con Felipe González. Del Rey abajo, ninguno. Futbolista, enfermo, enhiesto siempre dentro de una especie de moral de derechas, es, por ejemplo, el "anfetamínico de Mick Jagger, o sea, todo lo contrario, el que llena estadios en el Chile de Pinochet y se nos presenta como la prolongación de aquel chico del barrio, en provincias, que iba de Frank Sinatra por la vida. Julio Iglesias es un Sinatra sin maldad, sin verdad, o sea, sin mentira, y aunque su voz no sea mala, que uno de eso no entiende, le falta detrás Ava Gardner (no, Isabelita no vale), la mafia, Dean Martin y ese algo de vaquero asténico o redactor de sucesos del New York Times que se ha emborrachado de divorcio y canta para sus compañeros de redacción, Sinatra lo dijo de una vez para siempre:-Yo no vendo voz, vendo estilo.

El apotegma vale para toda creacion personal. Sócrates pone el estilo y Platón sólo pone la voz. Marx, centenariado, pone el estilo, y Engels pone la voz para los mítines. Dicen los últimos lingüistas que la literatura no está en el qué, sino en el cómo. No sólo el estilo, sino que el género es el hombre. Gide lo dice de la música: "Beethoven me da más música, pero Chopin me da mejor música". Los españoles que no han tenido nada que vender, siempre han vendido España, de Rafael de León a los Sorolla /Zúloaga en sus momentos peores (que los tienen muy mejores). Julio Iglesias es un Sinatra de escuela de maestría industrial. Cuando dice vender España está vendiendo un disco o unas gafas. "Designed by Julio Iglesias". Como sex/symbol y como símbolo de España, Iglesias resulta alarmante.. Si gusta a tantas mujeres quiere decirse que las, mujeres, de vuelta del cantautor asténico, él hippy delicado y el pasota mozartiano, han optado por JI como en la República optaron por Gil Robles, cargándose el invento. Por eso la derecha quería darles el voto a las mujeres, y se lo dio. "La mujer votará siempre lo que le mande su confesor", decían. La desamortización de la mujer es una cosa que tenía que haber hecho. Mendizábal antes que la desamortización,de los retablos, que al final han ido a parar todos al Rastro.

En Estados Unidos, cuando las mujeres consiguieron, que aquello fuera un matriarcado, entre Betty Friedman y otras, llegaron los vendedores de lavadoras y las metieron a todas en casa, a comprar electrodomésticos y puritillitas de papel para los vasares. Los economistas de Johnson habían descubierto, echando cuentas, que la mujer "consume más" cuando se pasa el día en el hogar. Aquí, cuando todas nos habían abandonado, venturosamente, por un cantautor sin acetatos para grabar su voz sin estilo, viene Julio Iglesias, coge, llega, agarra y vuelve a vender el modelo/novio, el novio/symbol, recluta con niña, enternecedor, aunque la pela larga se la haya llevado toda a Miami por evitar/evadir a la Hacienda española y su colateral señor Boyer. Peluquerizado de peluquería, no de cárcel, impersonal de boutique, con la sonrisa dominical flotando en un aura de mentinas, JI da besos colectivos sin cloranfenicol y es el piso/piloto del novio de derechas que todas las madres de derechas sueñan para sus niñas de derechas en un mundo (Alemania, Francia, Wojtyla) de derechas. Estos muchachos excelentes no saben el daño que hacen.

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