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Marina Mayoral refleja en sus cuentos "una realidad muy matizada"

Marina Mayoral, que acaba de ganar el primer premio de cuentos Hucha de Oro (véase EL PAIS de ayer segunda edición) por su Ensayo de comedia, es una empecinada narradora, una tenaz buscadora de los secretos del lenguaje. Una prueba de su laboriosidad, de su afán investigador, la constituyen precisamente sus cuentos, donde le interesa dar "una imagen de la realidad que esté muy matizada a través del personaje que la está viviendo. Me gusta el personaje normal, que no esté muy marcado".

"Los cuentos los escribo entre novela y novela", dice Marina mayoral, "y son un poquito como ensayo de procedimientos que después quiero utilizar en mis obras más largas. Una cosa que me interesa mucho es dar una imagen de la realidad que esté muy matizada a través del personaje que la está viviendo. Lo que a mí me gusta es el personaje que podríamos llamar normal, que no esté muy marcado. En este caso, Ensayo de comedia, se trata de una actriz de teatro, que cuando reflexiona sobre su vida lo hace en términos teatrales. La imagina como un drama, dividida en actos, y en escenarios: es su manera de reflexionar, que le viene impuesta por su personalidad y su oficio". Añade que lo que ocurre al final es que el drama se convierte en una comedia que empieza cuando el drama termina.¿Y por qué una actriz? "Eso es un misterio. Los personajes suelen imponerme su oficio, no lo escojo yo. Lo que pasa es que luego me informo, me documento. Ahora mismo estoy escribiendo una novela sobre un boxeador, y lo es porque tiene que ser un chico que quiere triunfar a toda costa. Hubiera podido ser un torero, también... Pero me ha salido boxeador".

La protagonista del cuento es una mujer madura, que está a punto de enfrentarse con la vejez, con la decadencia física. "Es que yo soy una persona optimista, y creo que es importante hablar de amor y de esperanza precisamente tomando como personaje a una mujer así, que se encuentra en un momento crítico, a causa de la edad, de la profesión, que hace que el aspecto físico tenga mucha importancia, y de que acaba de tener una relación sentimental con un hombre mucho mayor que ella. Entonces, creo que valía la pena escribir sobre que hay que mantener la ilusión y la esperanza justamente en ese momento".

Dice Marina Mayoral -es la suya una presencia esbelta, casi alada, de pálida piel y larguísima cabellera oscura- que, para ella, el cuento plantea mayores dificultades que la novela, "porque me cuesta sintetizar en poco espacio lo que deseo contar. El límite de los seis o siete folios me parece atroz. Este me ha salido bien por casualidad".

Suerte

Emplea la palabra casualidad para hablar de su calidad, y también utiliza la de suerte para referirse a los varios premios que tiene en su haber. Está convencida de que son sus obras no premiadas precisamente las mejores."La razón inicial de presentarme a premios fue para no tener que ir al despacho del editor con la obra bajo el brazo, eso me resulta molestísimo". Su última novela, sin embargo, La única libertad, que tanto ella como la crítica consideran su mejor trabajo, no ha tenido que esperar para ser publicada, ni siquiera ha tenido que ser premiada, ya que Cátedra se la pidió al saber que estaba escribiéndola. "Yo pienso que es mi mejor novela porque creo que soy una escritora que mejora con el tiempo".

Es, desde luego, una trabajadora infatigable, que reescribe el original hasta cuatro veces -"lo paso muy bien en la primera redacción, pero las otras son una lata"-, y no sólo las novelas, sino también los cuentos. "Ensayo de comedia lo escribí de un tirón, en dos días, pero luego le di muchas, muchas vueltas". Porque pasa mucho tiempo buscando los matices, añadiendo esa complejidad que forma el entretejido de sus obras.

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