Nada tenía sentido

,Estábamos allí sentados, en el cemento, aguantando la murga de unos toreros sin ideas y unos toros sin fuerza, e imaginamos que los de la televisión estarían tal cual, solo que en mullido sillón, lo que nos hace suponer que se quedarían dormidos, angélicos míos. Afortunados ellos, si fue así, porque nada de lo que sucedió ayer en el ruedo de la plaza .de Valencia tenía sentido, como. no lo tenía que retransmitieran semejante aixecada de sarnarreta, que dicen en el idioma de la tierra.

Un espectáculo como el que ayer se vio en Valencia no se justifica por nada, y con esta caricatura de fiesta llevamos ya muchos años. O interviene la autoridad, con mano dura, para ponerlo 'en regla, o mejor sería archivarlo. Durante décadas, la afición ha culpado al franquismo de que la fiesta de toros fuera un nido astroso de despropósitos y corrupción, pero ahora ya estamos en socialismo y el cambio no aparece. Manipulan los taurinos la historieta de que la ciencia debe investigar por qué se caen los toros, pero saben los aficionados que si apareciera uno revestido de autoridad enarbolando una garrota, en dos patadas acababa con el problema.

A fin de cuentas, tampoco es que haya en este mundillo tramas negras ni capos arropados por multinacionales siniestras. Por ejemplo, no tiene explicación que el vidrioso asunto de los petos antirreglamentarios, manguitos incluídos, sea un mal endémico en todas las plazas. Unos contratistas de caballos y unos picadores, de quienes nada permite suponer pertenezcan a la P-2 u otras logias ni les apoye el banco Ambrosiano, no quieren que se utilicen los petos "legales", y ahí empieza y termina el asunto. Por ejemplo, no tiene explicación que a los peones les haya dado por torear a dos manos, capotazo va, trapazo viene, y nadie, desde la autoridad, sea capaz de decirles ,,esto se acabó, señores"; como si les cubrieran las espaldas todos los poderes fácticos del país.

Y luego, la autoridad a la que pomposamente llaman competente, haciendo el "Don Tancredo", a la manera del comisario José Benito ayer en el palco, mientras el público, ante la evidencia de la inutilidad fisica que mostraban los pupilos de Bohórquez, se desgañitaba a gritos, aspavientos y disgustos. No era fiesta, aquello; era una algarada tabernaria.

Y a todo esto los toreros, todos los toreros, estaban a cumplir el trámite del papel que les correspondía, sin que a ninguno dé ellos se le ocurriera excederse en sus funciones. Por el contrario, cada cual a lo suyo, estos señalaban un picotazo desde la muralla del penco donde estaban encaramados, aquellos clavaban en cualquier parte -"¡Todo es toro", suelen decir!"- una de las dos banderillas que tenían asignadas, los de más allá -tres, exactamente- molían a derechazos al toro y, en definitiva, al personal.Ni un lance, ni un puyazo, ni un quite, ni un par de banderillas, ni una estocada; ni un gesto, ni un asomo de torería, ni un alarde de valor (a salvo las volteretas que sufrió Sales, a quien correspondieron los peores toros), ni un desplante, ni un toque de gracia. Nada.A esta fiesta sin sentido se ha llegado por el fracaso clamoroso de un Ministerio del Interior (antes Gobernación) donde jamás han sabido mantenerla en sus cauces y de un taurinismo espeso y egoista que nunca se ha llegado a enterar de la riqueza potencial que tenía en sus manos para convertirla en el mayor espectáculo del mundo. Que hoy los matadores sean de una vulgaridad absoluta, los peones molesta grey, los picadores carniceros a caballo, los toros fofa res y la lidia trasnochado rito, es consecuencia dei muchas décadas de atropellos cometidos desde la impunidad, y esta es la hora en que no sabemos si lo que había en el poder era irresponsabilidad o connivencia.Claro que, en definitiva, el taurinismo, lo mismo el que da la cara en el ruedo como el que permanece por los callejones, cubre el expediente. Basta con que aparezca en el tendido de sol el Diamante Rubio, arengue a las masas, grite "¡Viva España!" y "¡Vamos, ya, maestro, con esa composición!", la gente se ría, rompa a aplaudir, ataque la charanga un pasodoble, y ya está en marcha la fiesta que pretende.El triunfador de la feria de julio

La feria fallera remonta hoy su interés pues reaparece Luis Francisco Esplá, triunfador de la pasada feria valenciana de julio, principalmente por la inrilvidable faena que le hizo al bravo toro "Dadito", de la ganadería de Miura. Le acompañan en el cartel Dámaso González, ídolo de la afición de esta plaza, y Paco Ojeda, que viene con excelente cartel conseguido en la segunda mitad de la temporada última, principalmente en Sevilla. Los toros pertenecen a la ganadería de Celestino Cuadri. El cartel de mañana reúne a Antoñete, José Mar¡ Manzanares y Niño de la Capea.