El pesquero español no abordó la lancha portuguesa en el incidente del viernes en la frontera fluvial de Ayamonte
El hecho de que El Gracioso presente daños en los costados y no en la proa parece avalar la versión del patrón del pesquero, Manuel García Escobar, de que fue la lancha portuguesa la que abordó la embarcación española durante el incidente del pasado viernes en aguas de la frontera fluvial de Ayamonte, a consecuencia del cual resultó herido muy grave de un disparo de la policía marítima lusa el pescador español José Gómez Sánchez.
José Gómez Sánchez continuaba ayer en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Nuevo de Faro (sur de Portugal), cuyo equipo médico era optimismo respecto a su restablecimiento. El marinero pasó una mala noche, al decir de los médicos, y continúa aislado. Su madre y su esposa, que se encuentran en Faro, no podrán verle hasta el mediodía de hoy, y ello sólo si se mantiene la favorable evolución esperada de su estado físico. La herida que le produjo la bala, que le entró por el pecho y le salió por el costado, no es grave, pero sí es importante la pérdida de sangre. En cualquier caso, parece encontrarse fuera de peligro.El comandante Cortés Simoes, que dirigía la lancha desde la que partieron los disparos, aseguró a EL PAÍS que, cuando acudió a apresar al barco español, éste se encontraba faenando en aguas portuguesas, muy cerca de la costa, y que el patrón del mismo puso proa contra el costado de la patrullera, a la que abordó. El choque de los dos barcos y la consiguiente trepidación hicieron que la cabeza del comandante golpeara contra una de las paredes de la cabina, como consecuencia de lo cual presentaba una pequeña herida en la frente. Siempre según el comandante Simoes, se estableció una fuerte discusión entre las tripulaciones de uno y otro barco. Uno de sus guardas hizo dos disparos al aire para intimidar a los pescadores españoles, pero el oleaje hizo que el segundo de los disparos se le escapara en dirección al marinero herido.
Por su parte, Manuel García, patrón y propietario del barco apresado, que ayer prestó declaración en la comandancia de Isla Cristina, admite haber estado pescando en aguas portuguesas sin licencia ("tenenios que trabajar para alimentar a nuestras familias"), pero señala que, cuando se produjo el incidente, ya estaban de regreso y que la colisión entre ambos barcos se produjo en el centro del río, en aguas de propiedad dificil de determinar. Afirma no haberse dado cuenta de que era una patrullera de la Marina portuguesa hasta que la tuvo encima, y asegura que fue el barco portugués el que embistió de proa al suyo por los dos costados, y no al revés.
No hay daños en la proa de 'El Gracioso'
Una inspección ocular de ambos barcos permite suponer que la versión buena respecto a este punto es la del patrón español, pues su barco tiene dañados los costados y no la proa. Según Manuel García, los policías marítimos portugueses les ordenaron situarse en la popa, y José Gómez, quizá porque no oyó o porque estaba nervioso, se quedó en la proa y recibió por ello el segundo disparo, que le alcanzó a bocajarro, tras un primero de intimidación.
La versión de Manuel García es corroborada por otro pescador español, Antonio García, pariente muy próximo de aquél, que presenció los sucesos a corta distancia. Antonio García acudió con su barco a mediar en la disputa y recibió un fuerte golpe en la espalda, de resultas del cual ayer lucía un gran moratón en la espalda.
Cortés Simoes asegura que tanto El Gracioso, como su patrón, Manuel García, son un continuo quebradero de cabeza para la policía marítima portuguesa, y que ya se le han impuesto ocho multas por distintas causas, casi todas por averiar los aparejos de otros barcos. Manuel García niega haber sufrido más de dos sanciones.
La actuación del vicecónsul español
Ayer parecía haberse relajado el ambiente a uno y otro lado del Guadiana, una vez que se ha sabido que el marinero herido parece encontrarse fuera de peligro, noticia acogida con alivio por todos. El tráfico entre la localidad española de Ayamonte y la portuguesa de Vila Real de Santo Antonio fue normal durante todo el día. La confusión creada por las versiones encontradas de una y otra parte ha terminado por hacer que muchos se desentiendan del asunto. A esta confusión ha podido contribuir no poco el vicecónsul de España en Vila Real, Joaquín Rodríguez, que en la noche del viernes aseguraba haber visto el casco del barco acribillado a balazos (lo único en que coinciden las dos versiones es en que sólo hubo dos disparos, uno al aire y el otro contra el marinero herido) y una fuerte abolladura en el costado de la lancha portuguesa, lo que además de ser falso hubiera sido imposible de provocar con un débil barco de madera como es El Gracioso.
Igualmente, Joaquín Rodríguez exageró la importancia de la herida en la frente sufrida por el comandante Simoes. En general, su actuación en el caso parece haber sido especialmente desafortunada. No asistió al juicio contra el patrón de El Gracioso, que ha sido multado por las autoridades portuguesas con 268.000 escudos, conmutables por 80 días de cárcel, más otros 5.000 escudos por desacato a la juez de Vila Real. Tampoco recibió a la esposa del herido hasta la mañana de ayer.
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