Los cuartetos de Beethoven y su público

.Con una asistencia masiva, continúa en el teatro Real el ciclo de cuartetos de Beethoven, interpretados por los Endres muniqueses, con los instrumentos Stradivarius de la corte de España y patrocinado por la Universidad Autónoma con la colaboración del Patrimonio Nacional y Radioielevisión Española.

La edad de la mayoría de los asistentes puede cifrarse entre veinte y treinta años, esto es, domina un público juvenil que se acerca a la música con amor y preparación: buena prueba de ellos los varios auditores que se descubren, aquí o allá, con la partitura en la mano.

Quiero con estos breves datos -más indicativos que generalizadores, por supuesto- aludir a la calidad de ese público especialmente receptivo que, en el momento del comentario o la discusión, supera la referencia a una determinada grabación discográfica o la exposición de su mero gusto personal. Estamos, en el riguroso sentido del término, ante un público entendido y bastante bien informado.

Democratizar la música

De ahí que calibre no sólo la ejemplaridad del ciclo beethoveniano sino igualmente la seriedad de unas versiones no por rigurosas menos dotadas de comunicatividad. A fin de cuentas fue la hazaña beethoveniana: democratizar la música, crear lo que, todavía, denominamos "gran público". Como tal actitud estético-social arraigaba en lo más hondo del pensamiento beethoveniano, se advierte no sólo en las sinfonías sino también en los últimos cuartetos, no obstante, la complejidad de su estructura y el casi enigmático mensaje que encierran.

Así el admirable Cuarteto en do sostenido menor, op. 131, que centró el último programa, abordado con perfección y noble aliento y, al mismo tiempo con una fuerza expresiva apoyada en la claridad de lectura, de los profesores Endres, Rottanfusser, Schinidt-Kayser y Schinidt. Valores igualmente evidenciados en la adaptación cuartetística de la Sonata para piano en mi mayor, op. 14, nº 1 o Cuarteto en fa mayor y en el escrito en si bemol, op. 18, nº 6.

El ciclo, continúa el día 2 de marzo para terminar al día siguiente, siempre en el teatro Real, de Madrid, a las ocho de la tarde.