El PIB crecerá un 0,5% más y la inflación bajará un 0,75% adicional
La caída de los precios del petróleo permitirá a la economía española crecer un 0,5% adicional en 1983, mientras que la inflación podrá disminuir entre medio punto y un 0,75% adicional, según estimaciones realizadas en el sector energético sobre la base de un descenso mínimo de cuatro dólares por barril. Por otro lado, para el próximo viernes se espera un anuncio mexicano sobre su correspondiente modificación del precio, que fuentes del sector estiman que será de 3,50 dólares para la calidad istmo y un dólar para el pesado maya.Las repercusiones sobre la balanza de pagos española se calculan entre 900 y 1.300 millones de dólares, lo que supondrá un inesperado respiro para la situación española, cuyas previsiones para este año, según el Ministerio de Economía y Hacienda, se situaban anteriormente en un 2% para el PIB, un 12% para la inflación y un déficit por cuenta corriente en torno a los 3.000 millones de dólares.
Tras la decisión de los principales productores del golfo Pérsico, reunidos ayer y el martes en Ryad en una convocatoria urgente del Consejo de Cooperación, el optimismo parece ser la nota dominante en medios energéticos españoles, tanto estatales como privados. Se estima que, como mínimo, la baja efectiva del coste del barril importado por España puede ser del orden de los 2,5 o tres dólares por barril (158,98 litros), sobre los 31,77 dólares que se pagó el pasado año. Como escenario más optimista, sin embargo, se especula con la posibilidad de una baja efectiva de hasta siete dólares por barril, en el caso de que la guerra de precios en curso no pueda ser controlada por los países productores.
Roberto Centeno, experto en la economía del petróleo y miembro de la comisión de cinco sabios que estudia la revisión del Plan Energético Nacional (PEN), estima que las repercusiones de la actual tendencia de la caída de los precios del crudo será muy beneficiosa para la economía española. Sobre la base de un modelo econométrico que vincula precios del crudo al crecimiento, inflación y otras constantes, Centeno opina que, en el caso de una baja de cuatro dólares en el crudo arábigo ligero, y en el supuesto de que se mantengan estables los consumos de productos carburantes en España, el PIB aumentará un 0,5% más este año, la inflación se disminuirá en un 0,75% adicional y el ahorro en divisas se situará en torno a los 900 millones de dólares.
Otras estimaciones de expertos del sector, en las que coinciden algunas fuentes oficiales, estiman que los beneficios pueden ser superiores si, como se espera, la baja real del crudo es mayor. Ayer, por segundo día consecutivo, el precio de los productos derivados experimentó un retroceso de hasta dos dólares en el mercado libre de Rotterdam. En estos mercados, informa Reuter, existía ayer una fuerte confusión ante el retraso saudí en anunciar la cuantía de la baja de su crudo ligero.
Optimismo en España
En España, la nueva situación del mercado de petróleo ha comenzado anotarse favorablemente. Una refinería estatal adquirió la semana pasada un barco de crudo iraní al precio récord de 27 dólares, pese a que la tarifa originalmente negociada era dos dólares superior. Similares descuentos, opinan algunos expertos, podrían obtenerse en el futuro siempre y cuando se modifique, de alguna manera, el rígido sistema de compras, que impide modificar los acuerdos establecidos a largo plazo debido al miedo institucional a romper el concepto de la cuota de comercio.Este sistema de compras podrá ser especialmente gravoso en el caso mexicano. Los nuevos precios aztecas, 29 y 24 dólares para las calidades istmo y maya, respectivamente, son todavía muy altos para preservar su competitividad frente a otros crudos, tales como el nigeriano o el del mar del Norte. Las tarifas aztecas condicionarán enormemente la flexibilidad de la factura petrolera española, ya que México es el segundo suministrador español de crudo, con unos 50 millones de barriles al año.
La baja de los precios de los crudos va a modificar, por otro lado, las previsiones en torno a la evolución de los consumos de petróleo. El Plan Nacional de Combustibles se encuentra, en estos momentos, en la nevera, esperando una clarificación institucional en cuanto a objetivos, tanto respecto a modificación de contratos de suministro como a la previsible evolución de los consumos.
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