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Manuel Scorza: 'Ta verdadera revolución es la felicidad"

Autor de Redoble por Rancas, primera de las novelas del ciclo La guerra silenciosa, compuesta por un total de cinco, que han tenido traducciones a treinta idiomas diferentes, Manuel Scorza, peruano nacido en Lima en 1928, acaba de publicar La danza inmóvil, en la colección Literaria de Plaza y Janés. Para Scorza, obediente durante años de mil órdenes, perseguido por su participación en las luchas sociales del cono sur americano, "la verdadera revolución es la felicidad", aunque le resulta dificil concebir la feliciudad sin la justicia.Cree que La danza inmóvil es una historia de amor y, a la vez, la historia de una opción: "¿a quien obedezco? ¿la orden de mi corazón o la orden de mi partido? ¿la orden de mi sexo o la orden de la religión? ¿la orden del mundo o mi orden interna que he guardado toda mi vida como un reprimido?" La opción, moral y pasional, hace que en el libro aparezcan Spinoza y Nietzsche, sin embargo se le quedó fuera Saint Simon: "quien pierde su pasión, pierde más que quien se pierde en la pasión". "Una frase extraordinaria" añade, "porque no creo que todos los hombres se hayan atrevido a vivir la pasión. Los hombres pasan por el mundo sin vivir pasiones. Y este libro habla de pasión moral en cuanto a elección y de pasión amorosa en cuanto a relato. El que ha vivido la pasión ha vivido la locura". Pero la vida pasional parece condenada a la soledad o la muerte, caras ambas del vacio: "Las pasiones te dejan vacio. Hay quien vive de un astro muerto y hay quien vive de un amor muerto".

Su novela se completa y se confunde con su poesía. " Yo creo que la novela debe ser fundamentalmente poética, las grandes novelas del mundo lo son. La novela que no es poética no es novela, es un relato que va a morir".

Pero la obra de Scorza no se limita a la creación, es una reflexión sobre la vida y la muerte, sin olvidar ese magma denominado política. Uno de sus personajes modifica, y el autor lo sostiene, la tesis leninista sobre el último estadio del capitalismo: no el imperialismo, sino la esquizofrenia, se halla al final del viaje de la burguesía. "Es una idea que sostiene Santiago, personaje patético que vive el fin de una revolución y aún no ha nacido a la otra. Vivimos en una sociedad que no tiene cara. Las sociedades han tenido rostro. Dios mismo lo tiene. La sociedad anónima permite la impunidad absoluta. Esto tiene su correlato en el movimiento revolucionario que también se hace clandestino y desaparece. El combate por el poder se ejerce en las sombras. Necesitamos alguien a quien amar y odiar y eso hoy no es posible. Creo que vivimos en sociedades locas. Y hay dos tipos de locuras, la locura de las sociedades primitivas y del tercer mundo, que se contrapone a la sociedad que fue racional y se vuelve loca por otras razones. La gran tragedia de la política es que la han hecho hombres que no supieron fundir en la acción la poesía y el amor, porque cuando llegaron al poder eran viejos. El mundo ha estado gobernado por viejos que habían perdido el sentido del erotismo y el eros es algo fundamental. La verdadera subversión es la felicidad por eso Mari Claire le dice a Santiago que amor y revolución no son cosas diferentes".

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