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Entrevista:

La línea dura de ETA y Herri Batasuna hizo fracasar la 'mesa de la Paz'

Hace poco más de un mes que Carlos Garaikoetxea hizo un llamamiento al Partido Socialista de Euskadi y a Herri Batasuna para que junto al Partido Nacionalista Vasco se sentaran en la 'mesa de la paz' para buscar una salida política a la violencia, pero la escalada terrorista de ETA Militar, con un saldo de cinco muertos, hizo imposible la convocatoria. La implantación en ETA Militar y consiguientemente en Herri Batasuna de la línea dura es considerada por el lendakari la razón fundamental del fracaso de su propuesta. La exigencia socialista de una declaración formal de alto el fuego por parte de ETA, puede constituir, en opinión de Garaikoetxea, un obstáculo para el clima de normalidad preciso para la negociación. "Yo estoy convencido", declara el lendakari a este periódico, "de que más tarde o más temprano esta es la vía que se va a iniciar y de que quienes hoy rechazan esta fórmula la van a aflorar".

Pregunta: ¿Qué le hizo pensar que este era eh momento oportuno para plantear el inicio de estas. conversaciones?

Respuesta: Hay una serie de datos que me llevaron a pensar que había posibilidades de iniciar sena mente un diálogo para la pacificación de Euskadi. De una parte está el deseo casi unánime de nuestra sociedad de que se busque una salida negociada. Hay también una situación nueva, a mi entender, desde hace algún tiempo en Herri Batasuna y el mundo que le es próximo, de la que puede ser un exponente su debate para un posible regreso a las instituciones. Quienes me han reprochado posteriormente una falta de prospección sobre la disposición de Herri Batasuna a dialogar coincidieron con nosotros en que había circunstancias favorables a la negociación. Finalmente está el hecho,. para mí muy importante, de que gobierne el partido socialista, que tiene unos hábitos más democráticos y que, por consiguiente, tiene una mayor capacidad de entrar en una aventura que requiere mucho coraje democrático.

P. ¿Su entrevista con el presidente del Gobierno le confirmó en esta apreciación?

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R. La entrevista surgió después de que yo ya hubiera lanzado la idea a través de los medios de comunicación. Como el asunto estaba en candelero, hablamos largamente y encontré al presidente del Gobierno muy receptivo. Incluso discutió animadamente sobre alguno de los puntos, que, en cambio, recientemente ha calificado de broma; me refiero a Navarra. Consciente del papel institucional del presidente del Gobierno, yo no pretendí de él ningún pronunciamiento, pero se habló en serio de algo que era más que una idea.

P. ¿Qué esperaba usted de esta mesa de negociación formada por los partidos mayoritarios en el País Vasco, PNV, PSE-PSOE y Herri Batasuna?

R. Yo veo dos fases en esta propuesta. El primer objetivo era sentarse a una mesa a dialogar y después podría entrarse en una negociación propiamente dicha. Pero es ya importante sentarse a dialogar con los que no se está hablando, para intentaratraer al juego democrático a los que están fuera de él. Es absurdo que se proponga como alternativa para la pacificación de Euskadi el que negocien los grupos que mantienen un permanente diálogo en las instituciones. Creo que no ha habido sensibilidad para percibir este doble objetivo y para romper el círculo vicioso en virtud del cual se pretende que queden previamente resueltas precisamente las cuestiones que son motivo de principal discusión.

P. Usted avanzó cinco puntos para poner inicialmente sobre la mesa. ¿Por qué eligió esos cinco temas y cuál es su planteamiento sobre cada uno de ellos?

R. Había un primer punto, que era el cese de la violencia y que era el objetivo en tomo al que giran los demás temas y que da sentido a la propia mesa de negociación. En segundo lugar, la posibilidad de que entren en el juego democrático y fueran legalizadas opci6nes independentistas, lo que pude ser bueno para todos, pues así ponemos fin a lo que para estas opciones es una injusticia, a la vez les privamos de la coartada de combatir a un sistema porque les mantiene en la semiclandestinidadad. En el fondo de esto está la aceptación de unas ideas que no son rechazables desde un punto de vista democrático, ya que no van contra el sistema, y además hemos visto cómo en las elecciones pasadas grupos totalitarios, que van abiertamente contra la pervivencia de la democracia en España, han podidó presentar sus candidatos.

P. El tercer punto de análisis que usted planteaba es el grado de autogobierno del País Vasco.

R. Se trata del problema fundamental de este país. Aquí hay una gran demanda de autogobierno y, guste o no guste, de conciencia y reivindicación nacionales. Era interesante definir qué es un autogobierno que pueda merecer el calificativo de tal y que responda proporcionadamente a ese sentimiento nacionalista. Sería bueno para todos, porque probablemente los que están en una postura rupturista, desde su observatorio están mitificando y agigantando las miserias del proceso de autogobiemo. Sentándose a una mesa acaso pudiéramos sacarles de ese escepticismo explicándoles hasta dónde puede llegar no sólo el autogobierno en materia policial sino en otros muchos temas vitales para este. país, como la economía y la cultura.

P. ¿Esa profundización del autogobierno la cree usted posible dentro del marco del actual estatuto de autonomía y de la Constitución?

R. Yo creo que todo ello es perfectamente posible dentro del marco estatutario, pero estoy dispuesto a ir a defender estas ideas a una mesa y a convencer de que estoy en lo cierto, lo cual no quiere decir que si me convencen pueda admitir lo contrario deportivamente. Yo creo que, en este sentido, algunos de los más cualificados portavoces socialistas, quizás mirando a otras galerías, han incidido con demasía en posiciones retóricas que no han contribuido precisamente a la apertura del diálogo.

A mi modo de ver hay en un terreno inexplorado, al menos conjuntamente, en lo que se refiere a las posibilidades que encierra el Estatuto, y sentándose a una mesa acaso fuera posible convencer de su viabilidad a los que hoy se la niegan. A su vez, los señores de esa mesa vinculados de alguna manera al poder de Madrid, al entrar en un análisis de los problemas y sentimientos nacionalistas, no dirían tonterías como que está cubierto el 80% del desarrollo estatutario. Eso es una tontería, tanto en términos cuantitativos como en términos cualitativos.

'Lo primero es la celebración de un referéndum en Navarra'

P. Una salida a la cuestión navarra era el cuarto de los puntos propuestos por usted. ¿Cuál es la solución que usted considera viable?

R. Yo en ese tema sólo he dicho una cosa: la búsqueda de soluciones conciliatorias que en todo caso partan del respeto más escrupoloso a la voluntad de los navarros. Pensé que Herri Batasuna me iba a responder que para ellos Navarra es una, verdad indiscutible. Y resulta qué, yendo dirigida a los tirios, a quien molesta es a los troyanos. ¿Qué significa mi propuesta? Lo primero, el sometimiento a la voluntad de los navarros, es decir, a referéndum, lo que es una cuestión controvertida y que no debe presentarse como un sí o no a Euskadi. Ha de ofrecérsele a los navarros una gama de soluciones que pueden ir desde una tibia asociación a la integración plena.

Mi propuesta de diálogo planteaba un quinto punto, que era la necesidad de estudiar fórmulas para la reinserción social de quienes estén dispuestos a abandonar la lucha armada, y tenemos algunos ejemplos que podrían servirnos de pauta.

P. En este momento parece ser que la profundización del autogobierno tropieza en un tema concreto como es el desarrollo de la policía autónoma vasca. ¿Se ha desbloqueado esta situación?

R. En realidad no se ha producido ningún paso concreto y se ha puesto en entredicho un capítulo del Estatuto al que es muy sensible la población vasca. Hemos pasado por notorias dificultades que quiero creer que están en vías de superación, pero estamos todavía en la urgencia de pasar de la buenas palabras a los hechos. En concreto, hubiera sido aleccionador celebrar un debate sobre la policía autónoma en ésa mesa que proponemos. Acaso hubiéramos podido convencer a Herri Batasuna de que la policía vasca no es una policía de florero, y definir con el PSOE lo que es y no es supracomunitario en materia policial. .

P. Si de lo que se trata es de abrir un diálogo político entre las fuerzas de mayor representación parlamentaria, ¿por qué propone usted esa mesa y no se hace ese debate en las instituciones, por ejemplo, en el Parlamento vasco?

R. Muy sencillo. El problema es justamente que Herri Batasuna no, cree en las instituciones, y de lo que se trata es de convercerles, después de una clarificación previa, de que Vale la pena practicar el juego institucional.

P. ¿Hubo sondeos previos sobre la disposición dialogante de las partes, pues el fracaso de su propuesta parece indicar lo contrario?

R. Yo he mantenido conversaciones,con dirigentes del PSOE y hemos coincidido tanto en que había materia de negociación como en que había condiciones favorables a la misma. No es serio, por tanto, que se diga que la mesa ha fracasado porque no hubo verificaciones previas.

P. Ha hablado usted de dificultades crecientes interpuestas por Herri Batasuna. ¿Puede ser más concreto y, en definitiva, cree que es posible y verosímil una negociación con Herri Batasuna?

La línea dura de ETA y Herri Batasuna hizo fracasar la 'mesa de la Paz'

R. Yo creo que dentro de HB hay sectores opuestos a la negociación, de la misma manera que sucede en ETA. Y, a mi entender, se han ido imponiendo las posturas duras y, consecuentemente, han ido surgiendo obstáculos para la constitución de la mesa de negociación. Pero también estoy seguro de que dentro de la dirección de HB y en sus bases tiene que haber una importante conmoción. El propio debate sobre la necesidad de entrar o no en las instituciones ya era revelador, antes de que yo planteara la mesa para la paz. Lo importante y posible es que dentro de HB y su mundo acaben prevaleciendo posturas negociadoras, auténticamente negociadoras. Y para ello es necesario mantener viva la idea de una mesa y poner las condiciones imprescindibles, ni una más, para que se inicien las conversaciones.Por ejemplo, no es lo mismo considerar imprescindible para las conversaciones un ambiente de normalidad y ausencia de atentados que exigir solemnemente una declaración pública y formal de abandono definitivo de las armas y la entrega de las mismas a las autoridades competentes. Esto último puede ser muy deseable, pero es precisamente el final del problema que se trata de resolver, y desde la óptica de una de las partes se produce un círculo vicioso. Sé que esto puede escandalizar, pero los problemas sólo se resuelven considerando sus planteamientos reales, no los que cada cual desearía que se dieran.

P. Usted y su partido han sido, en cambio, muy duros con el PSOE, cuando este partido siempre había dicho que no negociaría si se producían atentados. ¿Por qué esa dureza con el PSOE?

R. Yo ya he dicho, y mi partido también, que ETA tiene la enorme responsabilidad de haber roto de manera sangrienta el clima de normalidad con el que yo y creo que también otros contábamos. ETA es responsable de haber roto ese clima. Si hemos atacado al PSOE ha sido porque ha hecho manifestaciones muy dolorosas y muy injustas para el Partido Nacionalista Vasco.

'La mesa no es una encerrona para el PSOE'

P. Presentar esta mesa como la única fórmula política de buscar una salida a la violencia y su primer tropiezo, ¿no suponen un riesgo de dar cobertura política a ETA militar en un momento de gran rechazo social para esta organización? ¿Su propuesta no supone una encerrona para el partido socialista, que, al fin y al cabo, es él partido en el Gobierno?

R. Yo creo que no. Creo que hemos manifestado terminantemente la responsabilidad de ETA por el colapso de la mesa negociadora. Por lo que hace a la segunda parte de su pregunta, creo que la encerrona lo era para todos los interlocutores, aunque lógicamente el partido en el Gobierno tiene una mayor responsabilidad, porque tiene más poder. Comprendo, por tanto, que para el partido socialista sea incómodo, pero todo depende de cómo se hagan las cosas.

P. En un comunicado reciente reprochaba usted al Gobierno el haberse inclinado por las medidas policiales frente a las políticas para afrontar el desafío del terrorismo de ETA. ¿No es un falso dilema plantear o medidas políticas o medidas policiales, cuando pueden ser complementarias?

R. Exactamente, es un falso planteamiento. No se puede decir que estás con ETA o estás exactamente con un planteamiento policial. Nosotros estamos abiertamente en contra de ETA, pero no se nos puede pedir que nos quedemos cruzados de brazos ante planteamientos estrictamente policiales.

P. ¿Cree que el Gobierno está actualmente en planteamientos sólo policiales?

R. En el fondo me temo que sí. Hasta el momento se nos ha anunciado y se ha puesto en práctica una mayor presencia policial. No sucede lo mismo con el desarrollo del Estatuto. Ahí estamos todavía en el campo de la retórica. En manos del Gobierno está que la universidad, como manda la ley, o la seguridad social pasen a ser competencia del Gobierno autónomo. !Y se llega a decir que estamos al 90% de las transferencias!

P. Siendo evidente que es preciso un tratamiento político de la violencia, ¿no considera usted positivo para la pacificación del País Vasco un debilitamiento de ETA por vía policial?

R. Lo que pasa es que un general dijo que ETA era una gripe que se curaba con una aspirina; otro dijo que los perseguiría hasta el centro de la tierra, y desgraciadamente esos anuncios, con otras palabras, se vuelven a formular ahora. Y eso no es verdad.

'La policía no puede con un problema que tiene detrás 200.000 ciudadanos'

P. ¿Haría usted un llamamiento para que la población colabore con la policía?

R. Ya lo he hecho. Creo que hemos sido sumamente generosos -no me gusta la expresión, pero la voy a utilizar-, porque a nosotros se nos pide que colaboremos con la policía a la vez que se nos niega esa policía, que por ley es nuestra. Pues bien, yo hago abstracción de todo eso y dije en su día que si supiera dónde estaba Orbegozo me pondría al frente de los que fueran a buscarle. Podría poner otros ejemplos. Evidentemente, no hay colaboración policial en un sector de la población vasca y también, aunque sea duro decirlo, hay graves reticencias en una parte de los ciudadanos, porque hay una memoria muy desgraciada de las relaciones con la policía. Hay convicción de que se está regateando el derecho a tener una policía propia y ello coadyuva a esas reticencia. No hay que engañarse: el problema de la violencia subsiste porque la policía no puede con un problema que tiene un soporte de 200.000 ciudadanos.

P. Aunque las relaciones exteriores son competencia del Gobierno central, ¿pediría usted al Gobierno francés que adoptara medidas contra quienes en su territorio extorsionan a empresarios vascos y atentan contra las personas y la estabilidad del sistema democrático?

R. A mí me parece que teniendo el PSOE a su partido hermano en el poder en Francia, cualquier llamada que hagamos los demás es absolutamente irrelevante. Me sorprendería que escucharan a los demás y no al PSOE.

P. ¿Qué planes tiene respecto a la mesa tras este primer fracaso?

R. Yo estoy absolutamente persuadido de que esta es la vía que más tarde o más temprano se va iniciar. Estoy dentro de esquemas que tengo perfectamente asumidos, y estoy seguro de que quienes hoy rechazan esta fórmula la van añorar.

P. ¿Qué tiene que decir en este momento al PSOE y a Herri Batasuna?

R. He pedido a HB que utilice esa condición de intermediadora que ha proclamado para que pueda existir la normalidad que haga viable la constitución de la mesa. para la paz. Al PSOE le he pedido que se aleje de exigencias que pueden constituir un obstáculo para la negociación.

P. ¿A quién se dirigía cuando pidió generosidad histórica y altura de miras para salir de la actual situación vasca?

R. A todos; sobre todo, a quienes más poder tienen, porque siempre puede ser más generoso quien tiene más poder. No ha habido circunstancias históricas más o menos difíciles y emparentadas con nuestra situación que no hayan sido superadas sin escándalo y turbación inicial en las partes implicadas.

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